Yo sí quiero que gane Trump
- Opinión
Al menos, este candidato ha dicho sin tapujos lo que piensa hacer si llega a la presidencia de los EEUU.
Los presidentes de EEUU han invadido otros países, han generado conflictos en muchas zonas del mundo, han intervenido en múltiples países con impactos devastadores. Cada huso horario ha visto la instalación de bases militares de EEUU acompañada de la presencia atemorizante de soldados, enormes barcos portaaviones, tanques de guerra, en fin, toda la parafernalia militar.
Todas esas acciones han sido acompañadas de una serie de justificaciones, argumentos para aclarar la necesidad de llevar a cabo las invasiones, instalación de bases militares, ubicación de dictadores, caudillos proclives a las administraciones de los EEUU.
Los republicanos han realizado sus campañas con argumentos relacionados con las guerras necesarias contra el narcotráfico que solo ocurre fuera de los EEUU aun cuando sean el primer consumidor del mundo; contra aquellos países que cuentan como amenazantes ideologías y pretensiones de libertades y nacionalización de activos. Los demócratas hablan de derechos mientras realizan las mismas acciones llevadas a cabo por los republicanos.
Los discursos se vacían al tenor de las invasiones, las guerras, las expoliaciones, los golpes de estado, los bloqueos. El punto de encuentro es el interés económico. Es decir que si genera beneficios económicos para los EEUU, se hace. Desde los tratados de libre comercio hasta guerras abiertas como las del Medio Oriente.
Esto es tan cierto que ganar el premio Nobel de paz y hacer la guerra no parece un oxímoron desde la perspectiva de la presidencia del colosal país del norte.
Cada gobierno de ocho años se divide en dos frentes: el interno en el cual se presentan algunas diferencias entre los presidentes de un partido y los del otro, y el frente externo en donde actúan de la misma forma. Esto es, solo teniendo en cuenta los objetivos de política de los EEUU.
Y hace su televisiva aparición el señor Trump. Un empresario sin sentido político para quien los discursos de los anteriores presidentes son simples peroratas eufemísticas que no se encamina hacia la realización del sueño americano. En medio de lamentable verborrea, este señor está diciendo lo que piensa hacer, a contario sensu de lo hecho por los anteriores mandatarios.
Desde este punto de vista, es necesario recurrir a Martí cuando decía que a los EEUU no hay que creerles lo que dicen sino recordar lo que han hecho. Es un recordatorio para que nuestro continente tenga presente que el presidente de los EEUU solo se preocupa por los intereses de su país y nada más.
Así, dejaremos de pensar que los acercamientos con nuestros países tienen que ver con el sentido altruista de una administración de los EEUU y nos podremos plantar en una base de relación equitativa puesto que, sin máscaras, los EEUU solo podrían aceptar sus desafueros y sacar del closet el inocultable hecho de que son sus intereses los que priman y no un sentido internacionalista humanitario que puede terminar en otra invasión, otra guerra, otro bloqueo, otro golpe de estado otro dictador.
Es legítimo que un país ponga en primer lugar sus intereses, pero no lo es el hecho de afectar otros países para logar su cometido.
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