Panamá: Resistencia indígena Ngäbé Büglé ante la hidroeléctrica Barro Blanco
- Opinión
Han sido distintas las reacciones ante el desalojo forzado y agresivo por parte de agentes de la policía nacional al pueblo indígena Ngäbé el martes 24 de mayo, cuya orden proviene del Gobierno Nacional. Y para los indígenas, en justa razón manifestada y pactada, nunca debió darse dicha acción, ya que se mantenía un diálogo, y unos de sus reclamos era que no se llene la represa hidroeléctrica Barro Blanco construida por la empresa Generadora del Istmo S.A (GENISA) sobre el río Tabasará.
Esta mala decisión pone al gobierno panameño dirigido por Juan Carlos Varela en la mira de los ciudadanos y medios de comunicación que ven en ella el continuismo de la represión ejercida por el ex mandatario Ricardo Martinelli. Dicha posición coincide con organizaciones que fueron afectadas por las represivas acciones de agentes antidisturbios el pasado 5 de febrero del 2012.
Este escenario nos muestra el cinismo, la falta de moral y de principios humanos de los representantes del gobierno que hacen uso de argumentos como los de proteger a los indígenas de la inundación, así como de hacer pruebas para medir el grado de calidad del proyecto. Y así demostrar, una vez cumplido el llenado de la represa, que es viable proceder con la operación de la hidroeléctrica Barro Blanco, proyecto ensamblado, y generado de las grandes mesas del capitalismo voraz, causante de la crisis ambiental global, que pasó de ser Plan Puebla Panamá PPP a Iniciativa Mesoamericana, cuyo objetivo es la expansión y mercadeo del capital energético en la región.
Así, pese a demandas, denuncias, querellas penales, acciones administrativas, amparos y demás instrumentos legales nacionales como internacionales, el capital logró secuestrar la magistratura de la justicia, para que obedezca al falso argumento de la necesidad social nacional. Máxime la carencia de transparencia, la corrupción rampante y justicia tardía, el Estado de Derecho se queda en un eslogan más de los estudios académicos, y las fantasías desmontadas. Así quedó demostrado, cuando Shucri Luis Kafie, miembro de la junta directiva de la empresa Generadora del Istmo S.A GENISA, está preso en Honduras por el escándalo de corrupción del seguro social hondureño. Y el gobierno panameño ni se inmutó para investigar al apresado directivo.
Y qué decir, de los programas que mantiene las Naciones Unidas ONU como son los REDD (Reducción de Emisiones, Degradación y Deforestación) y MDL (Mecanismo de Desarrollo Limpio), que no son otra cosa que justificadas acciones de caridad verde, para que las transnacionales del comercio libre, extiendan sus tentáculos para llevar a cabo el extractivismo de las tierras y aguas, cuyo efectos posteriores son el desplazamientos de los pueblos originarios y campesinos.
Y así se violan los derechos territoriales y ancestrales en tiempos de neocolonialismo, en donde la consulta previa, libre e informada queda sin efectos como sucedió con el incumplimiento de las normas ambientales y de derechos humanos, y en el financiamiento otorgado a la empresa GENISA por parte del Banco FMO, y el Banco alemán DGA.
Todas estas conductas de parte del gobierno, empresa, y bancos, han hecho más fuerte al pueblo indígena Ngäbé Büglé, cuando, tras el llamado a la acción y unidad, las comunidades de las tres regiones de la comarca indígena, salieron a protestar y bloquear las vías aledañas como repudio a la empresa hidroeléctrica Barro Blanco. Así se dio la movilización en el sector de Gualaquita, en la carretera de Chiriquí Grande y Almirante en la provincia de Bocas del Toro, en la que también denunciaban la desquiciada orden de desalojo, y la falta de notificación oficial del periodo de pruebas de la central hidroeléctrica Barro Blanco.
Entre tanto, el personal de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP), de la oficina de seguridad del Cuerpo de Bomberos y del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) inspeccionó el lugar y procedió el martes 24 de mayo al llenado del embalse. Posteriormente en junio se lograría el nivel máximo de inundación y luego, en agosto, ya debe estar el embalse en su nivel mínimo.
Y así, una vez más, el capital transnacional extractivo y genocida, acaba con los últimos pueblos indígenas de Panamá y América. El interés privado, sopla a favor de la acumulación de riqueza en manos de la clase más pudiente de la región.
Olmedo Antonio Carrasquilla Aguila, miembro del Colectivo Voces Ecológicas COVEC, www.radiotemblor.org , Panamá
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