Trump, empleando la tradición

02/03/2017
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En los muchos artículos y comentarios sobre el Presidente de USA Donald Trump hemos leído y escuchado diferentes modos de referirse a él, desde desmesurado, niño alocado, irresponsable, engreído, enigmático y muchas formas más. Estas calificaciones, designaciones, particularidades o mañas pueden ser ciertas o no, pero lo que si es seguro es que es un tipo inteligente que sabe explotar fuertemente el lado oculto de muchos norteamericanos.

 

El martes 28, en su primera intervención ante el Congreso de USA en la que se clasificó de líder de “una rebelión y un terremoto”, invitó a Jessica Davis y Susan Oliver, viudas de dos policías californianos asesinados en octubre del 2014 por el delincuente mexicano Luís Enrique Monroy Bracamonte, alias “Marcelo Márquez”, residente ilegal que ya había sido deportado dos veces por delito de drogas en 1997 y luego en 2001. Cabe preguntarse porqué no invitó a que también lo acompañaran a las madres o las viudas de Marcelo Lucero y José Sucuzhanay.

 

La historia de estos dos ecuatorianos es diferente a las de los dos policías. Estos últimos –los policías Oliver y Davis- fueron asesinados por un delincuente habitual fichado por la policía y que al parecer por sus relaciones con el comercio de drogas, entraba ilegalmente a USA de manera habitual.

 

La historia del asesinato de Marcelo Lucero y José Sucuzhany es absolutamente diferente.

 

Marcelo Lucero, de 37 años, era un ecuatoriano que trabajaba en una tintorería como planchador y había llegado a USA hacia más de quince años atrás. El 8 de noviembre de 2008 Marcelo con un amigo se dirigían a la estación de Patchogue, un barrio de Sufflok, condado de Nueva York.

 

Paralelamente un grupo de muchachos de entre 15 y 17 años recorrían las calles del barrio en su todo terreno buscando lo que ellos llaman “comefrijoles” a quienes acostumbraban dar colosales palizas. Se encontraron con Lucero y su amigo. Estacionaron y bajaron del vehiculo y rodearon a los dos amigos. Uno de ellos golpeó al amigo de Lucero y Marcelo se sacó el cinturón y comenzó a revolearlo para alejarlos de él. Pero uno de ellos le atacó y lo apuñaló dos veces. Todos huyeron de inmediato. Alguien alertó a la policía y ésta detuvo a los agresores. Pero Marcelo Lucero murió a consecuencia de las puñaladas.

 

Los muchachos –que practicaban el deporte de golpear a los “comefrijoles- fueron juzgados y Jeffrey Conroy, quien tenía 17 años en 2008, fue acusado de matarlo de una puñalada y cumple una condena de 25 años. Otros tres acusados, Christopher Overton, Anthony Hartford y José Pacheco, terminaron sus sentencias a finales de 2014 y tres más salieron de prisión en 2015.

 

Poco antes del asesinato de Lucero, otros muchachos habían disparado con una pistola de perdigones a Marlon García y, momentos antes, a Héctor Sierra. Era un barrio en Long Island donde el vecindario se “distinguía” por su actitud belicosa contra los inmigrantes. Elie Mystal –vice alcalde del condado- dijo sobre los inmigrantes latinos que hacían cola para postular a un trabajo, "Si viviera en una vecindad en la que la gente se reúne de esa forma, cargaría mi pistola y empezaría a disparar. Punto".

 

Donald Trump fue recibido el 16 de abril del año pasado en el “Emporuim” a quinientos metros del lugar del crimen, por unos mil adherentes que aportaban fondos para la campaña. El barrio tiene poco más de 12 mil habitantes.

 

Otro barrio, Bushwick, en Brooklyn –que por 1830 fuera asentamiento de inmigrantes alemanes-, también fue escenario de actos similares.  Con más de ciento veinte mil habitantes es el séptimo más pobre de Nueva York, hoy con una población latina importante. El mismo año 2008, el 7 de diciembre José O. Sucuzhanay –que se dedicaba a la compraventa de propiedades-  y su hermano Romel que había venido a visitarlo a USA, algo ebrios, salían de un bar, abrazados y cubiertos por el abrigo de uno de ellos.  Caminaban por la Avenida. Pasaron por allí dos muchachos negros, Keith Phoenix y Hakim Scout, quienes bajaron de su vehiculo al darse cuenta que eran hispanos y además imaginaron que eran homosexuales. Gritando insultos raciales se abalanzaron sobre ellos propinándoles una fuerte golpiza. Romel logró escapar, pero su hermano no lo consiguió y resultó muerto a consecuencias de la golpiza. Los asesinos fueron condenados a 37 años de cárcel.

 

Pese a que han pasado los años, Joselo Lucero, hermano de Marcelo asegura que poco ha cambiado y que la comunidad aún siente que deben hacerse más campañas para evitar que estos hechos se repitan “Vemos cómo siguen apareciendo cada día más grupos de odio anti-inmigrante en el país. No queremos que otras familias pasen por lo que nosotros hemos pasado”.

 

Si el Presidente Trump dijo en su discurso “Somos un solo pueblo, con un solo destino. Todos sangramos la misma sangre y saludamos la misma bandera. El tiempo del pensamiento pequeño ha pasado, hemos de tener el coraje de compartir los sueños que llenan nuestro corazón. Pido a todos los ciudadanos que abracen la renovación del espíritu americano. Pido creer en nosotros, creer en nuestro futuro y creer otra vez en América”, ¿Por qué no invitó también a los parientes de Lucero y de Sucuzhanay?

 

Porque él sabe que su votación, su apoyo, está en esos jóvenes que salen a golpear “comefrijoles”, en los viejos y jóvenes que forman parte de los grupos de supremacía blanca, raza aria, neonazi, pureza racial y todos aquellos que culpan a los que son diferentes. De los tradicionalistas, los mismos que en 1882 consiguieron la Ley de Exclusión de los Chinos, que prohibía su ingreso a USA. La única ley antinmigarntes de USA.

 

Sólo cambió en 1943, cuando Franklin D. Roosevelt, pidió al Congreso la eliminación de "esos anacronismos en nuestras leyes que prohíben la inmigración de chinos".

 

Esto fue motivado fundamentalmente porque los chinos eran aliados de USA en la guerra contra Japón. Por eso el presidente agregaba "Actualmente está pendiente en el Congreso la legislación para permitir la inmigración de ciudadanos chinos a este país y para que los residentes chinos aquí puedan convertirse en ciudadanos estadounidenses. Considero esta legislación como muy importante para la causa de ganar la guerra y de establecer una paz segura. Las naciones, como los individuos, se equivocan. Debemos ser lo suficientemente grandes para reconocer nuestros errores del pasado y corregirlos". La derogación de Ley se hizo realidad con la Ley Magnuson, pero con la admisión de sólo 105 chinos por año.

 

¿O será que Trump estaría feliz de promulgar una Ley de Exclusión de Inmigrantes?

En el Congreso dijo “Imponiendo las leyes migratorias aumentarán los salarios, ayudaremos a los desempleados, ahorraremos millones de dólares y haremos seguras nuestras comunidades”.

https://www.alainet.org/es/articulo/183870
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