La colonización, la independencia y el republicanismo en la penumbra
- Opinión
Los ancestrales forjadores de la independencia son los dignos de una celebración bicentenaria.
Dominación humana y económica han sido un leviatán circundante sin cesar haciendo acopio a instrumentalizaciones y procesos irracionales en nuestro devenir histórico como nación. Este proceder hizo su aparición en nuestro continente rompiendo lazos de convivencia a una comunidad floreciente de esta comarca indígena, y campesina que sobresale ajena al querer de un encuentro con la muerte y la desolación que ante la impotencia tuvo que resignarse a ser absorbida por el imperio ambicioso español que atravesaba un momento en descenso.
La llegada de un imperio en forma abominable, que no avizoró auge alguno, no ascendió en su destino. Sin lugar a dudas la colonización, su invasión y destrucción, no obstante, las luchas indígenas, de etnias, de comuneros trataron dar inicio a un histórico social y político, consiguiendo solo el surgir de un neoliberalismo que no ha podido acallar las voces rebeldes donde la pedagogía y la liberación viven con la dinámica de un pueblo de libre pensamiento y la acción, en camino a la revolución de la esperanza.
La llegada de España a nuestra región fue una invasión pues aquí ya se encontraba una gran nación organizada, con su gobierno, sus costumbres, con su desarrollo. La invasión con su penetración intrusa y atropelladora llego para traernos el uso del poder dominante, el nepotismo, los sobornos, la corrupción y todo tipo de vicios, enfermedades y un sistema de gobierno que aun conservamos donde sobresalen los más abyectos procedimientos con impunidad abordo.
De ese encuentro de dos mundos se encubó una población, una semilla naciente de sangres diversas pues después bajo el esclavismo se unió la raza negra, y en su turbulento desarrollo, engendro elites criollos, cruzados, llenos de poder y ambición, brotando luchas, revueltas, emanando la revolución comunera que sentó bases de luchas, apabulladas por la traición del gobierno con el apoyo de la jerarquía eclesiástica. Los laberintos empezaron en la penumbra republicana en medio de batallas ideológicas, políticas y partidistas.
Y al decir de Marx, la historia se repite, pues el curso de la entropía no ha culminado. Ni la muerte de Bolívar logro contribuir a la unión. Solo penumbras y nada más. La penumbra surge pues durante el proceso de descolonización que antes que querer un encuentro humano, se desplazó sin pena ni gloria a incorporar a nuestra región violencia, robo, aniquilamiento humano en forma mordaz que siguió creciendo con otros elementos como la corrupción, un poder sin control y otras conductas nefastas por parte de quienes quedaron al frente de la nación.
Esta reflexión busca abordar sucintamente nuestra historia y los acontecimientos ocurridos para que reaccionemos con conciencia nacional ciudadana contra quienes quieren realzar la gesta como la que nos dio la libertad real, buscando los ideales que fundan esperanza con espíritu humano y con prácticas de resistencia y existencia.
Discurramos las páginas de la historia acerca de aquellos que existen y que con sus resistencia y valor llevaron a la posibilidad una independencia que aun esperamos pues hoy son otros los actores que se han apoderado de estas tierras y ejercen poderes y circunstancias políticas de dominio, dominio dado por la corte a los invasores y a las elites criollas.
Desde hace más de 200 años quienes hoy recurren a los paros para defender sus derechos fueron los forjadores de la independencia, fueron los que acaudillados por Bolívar tejieron de gloria la Nación para dar cabida a la independencia. Inicialmente, los aventureros de 1492 y después en nombre de la civilización dispusieron sus fusiles para despojarlos de su vida y sus riquezas a los indígenas de este continente de donde más tarde con ellos y los esclavos negros se daría la génesis de nuestro campesino, que de otro lado formo al criollo y después al mestizo.
Hoy, nuevamente el ánimo de lucha los acompaña para que se les haga justicia. Sus reclamos a través de la historia han sido simples ecos en los oídos sordos de los políticos. Contra el maltrato protestan la razón y la espiritualidad de los dueños verdaderos de la tierra... Los indígenas, los campesinos y los afros.
La Colombia colonial pareciera no asomar a nuestra historia presente. La colonia marco la insatisfacción, la protesta y la inquietud revolucionaria de nuestra raza campesina acaudillada por el ímpetu libertador, raza producto de ese mestizaje que resistió y lo sigue haciendo y que es nuestro deber rescatar su historia por razones de justicia ante su sufrimiento histórico.
Todavía en nuestras cordilleras resuenan las pisadas de los ejércitos campesinos, se escucha el canto de independencia y el grito revolucionario de… paso de vencedores. Hoy campesinos, indígenas y afro descendientes reclaman lo que sus antepasados les dieron con su valor y su sangre... La libertad. Ellos los indígenas exigen lo que por derecho les pertenece por la indiferencia de los gobernantes de hoy, nepotistas usurpadores que han desconocido los derechos reales.
Para nadie es una duda que estos hombres generadores del pan de cada día les desconozcan sus derechos y justas peticiones. Y qué decir de la carencia de los mínimos derechos fundamentales como a la salud, a una apropiada educación, a una mínima seguridad social, a una modesta vivienda y a una recreación que les haga olvidar por poco tiempo la rudeza de su trabajo y en especial se constituya la gran agroindustria salvadora de nuestra nación.
De sol a sol los vemos surcar el campo sin que tengan un día la ilusión de una pensión que les permita descansar de sus cruentas jornadas. A ellos se les recuerda por lo escaso o la carestía del alimento o para obtener el voto con las promesas falsas politiqueras que como dice la canción…Ponerles un puente donde no existe rio. Para ellos no existe una política agraria seria y estructurada y por el contrario se les oprimen con los acuerdos de los TLC.
De esas raíces provenimos en su mayoría los colombianos avergonzándonos de ello, desconociendo la descendencia y el olor a tierra. Entonces no dudemos de nuestra extracción campesina y de la tradición del hacha y el machete que abrieron caminos y fundaron pueblos, de la ruana para amortizar el frio de las oscuras noches y las frías mañanas, del carriel para guardar sus sentimientos, sus ilusiones y esperanzas, de la mulera y el poncho cual banderas de paz, del bambuco con que conquistaron el corazón de la amada.
Que fácil olvidamos la memoria histórica, ella ha sido flor de un día, ella la historia desapareció de los programas de enseñanza para ser reemplazados por el olvido. Con Nariño y Bolívar el ejército de los desarrapados como alguien los tildara sin importar su origen familiar o racial cual rebeldes con causa llevaron al país a la transformación social y política y en especial a la liberación de américa. Crisis, derrotas al final se superaron como se han de superar las crisis que hoy afrontan los hombres del azadón y la alpargata o del pie limpio tropezado por las piedras. Digamos que la lucha y el tesón y la estirpe libertaria son un legado que han mantenido con sus valores, sus principios, su espiritualidad, sus costumbres auténticas que sellan con sus heroicas jornadas de clamar justicia.
Las rabias del tiempo no han acabado las duras faenas de antaño y los incumplimientos del estado y los arrebatos de tantos terratenientes. Las exaltaciones por los derechos se alimentan de los procesos históricos que dieron luz a la libertad. Y como pago les hemos dado la indiferencia. Y como dijera el historiador Otto Morales Benítez de ese mestizaje revolucionario… Y que le dio vigor a un pueblo para levantar sus banderas en la cual ha confundido la dignidad del hombre… y añade…y que ahora vuelve a pedir a la existencia el derecho de reconstruir esa luz y de volver a tomar en sus manos esa bandera para seguir, en nuestra época Librando batallas contra todo colonialismo, económico y político…
Y frente a la empresa emancipadora sucumbieron esperanzas pues no había nacido una conciencia ciudadana. Razas de esta comarca se enmarcan en cuadros de paz, de nobleza, de bondad, de servicio, de trabajo que como también dijera otro historiador como el maestro Luis López de Mesa…Apenas estaban untados de nación de patria siendo esa fuerza la que desenvolviera victoriosa un destino histórico…
De esa raigambre irrumpe el campesino colombiano, el indígena y el afro deprimido, olvidado, pero con la profunda grandeza de la raza que conquisto la tierra de sus sueños labrada con sus manos ásperas oliendo a tierra por el golpe del azadón y el machete sembrando en ella la semilla de la paz y recoger luego el pan de cada día para alimentar a todos sus hermanos de la patria.
El hombre hace la historia y nuestras razas coloniales trazaron hasta nuestros días el curso de una independencia. Pero toda revolución se dice tiene rostro de mujer y en esas luchas contra el imperio español la mujer jugo papel protagónico dentro de un silencio prolífico. El ímpetu femenino estuvo presente en las batallas proveyendo el alimento, haciendo de enfermeras, o ya surtiendo de armas al ejército y todo ese peregrinar pionero se hace más sublime con el compartir del proyecto libertario asumiendo con heroísmo su papel de compañera fiel y madre de los hijos.
Ante los paros y reclamos y los acuerdos se espera una solución justa que comprenda cambios en las estructuras del estado y de las instituciones que están relacionadas con las políticas agrarias. Pero el cambio no debe ir solo a las estructuras, sino a quienes las dirigen y tendrá sentido cuando los dirigentes modifiquen también sus conductas y acciones personales pues de lo contrario la situación seguirá igual como un nunca acabar y volverán los paros y reclamos.
Vuelven nuevamente a la palestra nacional los ancestros forjadores de luchas y en ese regreso dispuestos a enfilar sus baterías revolucionarias para conquistar su independencia de las nuevas colonias estatales y del extranjero, de empresarios y políticos que les están pisoteando sus derechos, sus principios y valores. Indígenas. Negros, mestizos, campesinos y raizales no puede ceder a sus derechos, no pueden ceder espacios ya conquistados. Las armas sociales que antaño nos dieron la independencia surgen en unidad de lucha, en unidad de patria, en unidad de formas de integración, de diálogos, de estrategias, de interrelación, pues sabemos que los colonialistas modernos trabajan bajo los principios de…Divide y reinaras. Entonces, de que paz se nos habla cuando no se ha empezado a construir por el principio…
Estos esbozos de los que nos dieron la libertad con su sangre, han sido tratados hasta el límite con la indiferencia y el trato humillante enmarcado con la muerte y el sometimiento y la negociación como personas que aún persisten dentro de un destino trágico del Trato letal campesino (TLC). Es vital resaltar su culto. Sus luchas y logros persisten como testimonio de supervivencia.
Paros, reclamos, denuncias de los sectores sociales del país como por ejemplo el de los campesinos, transportadores, educadores la salud, líderes sociales y otros movimientos, es un llamado para que nos inmiscuyamos en la contienda política como un deber social de participación para el bien común. Muchos eluden este vínculo en consideración disque a la corrupción de la política, pero es que lo corrupto no es la política sino aquellos profesionales que hacen de ella el modus vivendi para sus propios fines. Conque lucidez enjuiciamos a gobernantes, y políticos a escondidas, sin tener en cuenta que todos somos responsables de lo que juzgamos acomodando nuestra conciencia al dejar hacer, al dejar pasar.
El campesino colombiano, el indígena y el afro descendiente son la génesis de este país a quienes les hemos usurpado sus bienes y desconocidos sus derechos que no han tenido reposo en el tiempo y siguen bajo el yugo despótico sometidos a capa y espada por un estado que no reconoce sus reclamos o que si lo hace es para disimular sus mentiras o decir que no hay paros y después proclamar que tienen razón… Quien lo entendiera, suena cantinflesco, pero es la realidad pues las soluciones siguen esperando. Y la historia continua en la república fallida hasta que vengan las elecciones para seguir prometiendo por sus votos ese puente donde no hay rio o esas ilusiones opacadas por las entropías políticas o hasta que nuevas voces comuneras se alcen cual ave fénix por un nuevo país-
República en su esencia no hemos tenido. Una república será aquella que cuente con instrumentos afines en manos de dirigentes probos que eviten la corrupción y las desigualdades sociales donde la ingobernabilidad no tenga cabida, en el marco de una democracia limpia, realista acorde a la naturaleza humana, donde los discursos floridos e improductivos sean reemplazados por programas sociales cumplibles, sin promesas, sin visos de tiranías.
Una república ordenada piensa en la razón para encontrar soluciones para el pueblo. La visión de la república actual es de percepción impura tendiente a encontrar y gobernar para ciertos intereses, sacrificando el bien común. La experiencia histórica nos muestra una república inestable, engañosa, con especulaciones, con pactos torticeros con los partidos políticos corruptos que han hecho trizas la nación con el lleno de cortinas de humo.
El bicentenario aboga por una república desintoxicada de tanta corrupción, que cultive la justicia, la moralidad, sin hipotecas a extranjeros, con ética y moral social y democrática, sin traidores de patria que como siempre salen a sacar pecho, mientras la patria agoniza en la penumbra
¿Cuál es la verdadera celebración bicentenaria? Alguien con mucha certeza dijo que… Celebrar las huellas de pensamiento, de palabra, y acción de quienes se resistieron a aceptar el yugo del dominio, la colonización y la explotación... Se abusó de la incapacidad defensiva y la ingenuidad, se violó la cultura y las costumbres, las creencias, el decoro del indígena, su dignidad su identidad, y con rigor se impuso el dominio con el mayor exabrupto por su condición inferior, se violó su dimensión de persona, la cual nunca le dieron, que fue lo más degradante.
Antes de pregonar un patriotismo cínico, tenemos que resaltar la fuerza de nuestros forjadores, hoy olvidados por el estado que en esta reflexión aludimos, que tienen que llevar a cabo actos de fuerza para que sean escuchados, para que le sean cumplidos los acuerdos y respetados sus derechos y su dignidad.
Hoy, seguimos en la lucha emancipadora contra un estado fallido, soberbio, retorico, que se infla, abusando del poder para gobernar, donde traidores cometen actos de lesa humanidad. Locke dijo...El pueblo maltratado y gobernado contra derecho, está dispuesto a quitar de encima una carga que le resulte pesadísima... Hoy celebrando, digamos, resistencia y persistencia comunitaria por el poder popular para superar las crisis sociales, rebeldía radical.
Cultura y sociedades de resistencia son posibles.
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