Breve ensayo sobre la irracionalidad social y política en el hombre

04/08/2020
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Entre la razón y el instinto, entre el poder y los principios, entre la verdad, la mentira, la filosofía y la historia y el transhumanismo, transitamos buscando en la nada irracional.

 

Ante el convulsionado y entramado actuar del hombre que asume eufórico unos roles de justicia y de paz convergen el hombre que calla sus desigualdades, el que hace violencia, el intolerante, el apático, el sin sentido, converge el hombre que maltrata, que asesina, que roba, que reboza en la mentira, convergen instituciones sociales y constitucionales al mando de cesares de la decadencia y la tiranía, de la impunidad, de carteles que tienen azotado al país que brotan como hormigas por doquier sin dejar institución alguna libre de este flagelo.

 

Convergen el político que cunde en promesas y retórica, que se desplaza llevando ilusiones, que ante sus instintos y culpaciones tiene el cinismo de ser inocente. Convergen el creyente que pisotea la iglesia para mostrarse ante Dios ser su hijo, pero se revuelca en sus pasiones, en sus afrentas contra la sociedad, convergen los padres que arremeten contra sus hijos que evocan sermones de ética, pero después se muestran como el ser más lacra asumiendo actos de violencia con instinto leviatán, con expresiones de oración que profanan la fe del hogar y del creyente.

 

Se es o no se es. Predicamos y no practicamos, incongruencia total. Vivimos muchas veces doble vida para cuidar identidades e intereses. Criticamos la vida ajena y no revisamos como es la nuestra, condenamos, juzgamos sin piedad, pero nuestro interior nos absuelve y no nos deja mirarnos como actuamos. Predomina el poder con el cual creemos que es la vía para ser ciudadanos y para ello cuando se nos hacen observaciones de nuestra irracionalidad o de manejos oscuros, recurrimos a refutar con expresiones como que nos interpretaron mal o que lo expresado es producto de malas inflexiones. Pero al final, la verdad, es la verdad, sin que valgan los cinismos.

 

El hombre seduce a Dios con oraciones y con fe ritual, con ficciones de actos de piedad contrarios a la fe evangélica que Jesús perpetuo con amor y servicio para toda la humanidad. Exigimos pulcritud. Responsabilidad, lealtad, pero asumimos roles impropios con caretas de gran señor dejando entrever lo irracional frente a la razón, cual paramilitares, cual representantes de los ciudadanos, cual pastores de rebaños que conducen sus ovejas a los laberintos de la pederastia y a los dogmas de la confusión, cual funcionarios públicos que nada saben por llegar a los cargos por votos impuros, cual informantes del poder de las comunicaciones con noticias infodémicas o de conveniencia.

 

Muchas personas de diferentes profesionalismos y países, en sus actos sobrepasan los límites, como violar conductas sociales y políticas que implican prácticas que desbordan la razón. El hombre hace lo que piensa, sueña, padece y lo que sus pasiones lo ciegan. En este afán invasivo pasa erguido recogiendo lo que la irracionalidad ha desencadenado en su ansiedad de ascender socialmente o de proteger sus bienes, nunca su ser de persona.

 

No es forzoso denunciar los abusos aberrantes de las autoridades y la soterrada aplicación de la ley draconiana plasmada en los códigos como el de policía, contra el derecho al trabajo, contra la libre expresión, contra el derecho a defender su vida y honra, contra el derecho a la protesta por la violación de los derechos, contra los justos reclamos, contra la desobediencia civil justo elemento de justicias.

 

.Conque falta de razón humana se manejan por doquier actos contra aquellos hermanos inmigrantes, donde niños, mujeres y ancianos claman la gestión social, sacudidos por violencias, desalojos, violación de sus derechos, despojados de sus tierras, quedando al amparo de una esperanza que no se sabe, que en voluptuosas reuniones de gobernantes definen su suerte cual juego de azar, sin importar la esencia humana que se encarna en esos seres , porque importan más las jugosas las ganancias del oro negro, de la minería u otros negocios de la naturaleza.

 

El hombre irracional se pierde en lo negativo existente y se desdibuja en sociedad por sus hechos irracionales, y, sus errores no entran en la existencia de la transparencia y no es tal ante la aberrante actitud humana que separa los límites donde a un senado, disque representante del pueblo, le falta el valor humano para legislar como gestores de muerte, porque prima el interés por encima de la vida, intereses que se pagan con la sangre del pueblo que no es escuchado porque no tiene como pagar el pupitrazo de la indolencia, que se traduce en aprobaciones de leyes nefastas, draconianas.

 

La política se convierte en irracional cuando asume posturas que violan las entrañas de la sociedad, violándole sus derechos y dignidades, engañando con discursos propios de la retórica llena de ilusiones, mintiéndole con entrópicos argumentos, ultrajando la constitución, desconociendo la democracia., ejerciendo la autoridad donde anida el egoísmo, la ambición y el trasegar mezquino. Toda política se satisface con la gula del dolor del pueblo y con el comportamiento de actos abominables, dadivas, mermeladas, nepotismos, sobornos y realismos mágicos que ejecutan los proscritos hijos del inframundo.

 

La irracionalidad mimética todo lo degenera como su aliado el capitalismo salvaje, que absorbe haciendo trizas, cosificando pensamientos, haciendo liquida toda gestión social, dejando sin claridad todas las instituciones políticas y jurídicas sin ninguna manifestación de gestión social humanitario. La irracionalidad se contagia y penetra en las entrañas de la sociedad por medio de la intolerancia atroz, de los actos compulsivos donde el instinto sale a reducir sembrando el odio, la muerte entre parejas, haciendo imputaciones injustas, perforando lazos de vida, dividiendo a la gente, acudiendo al conflicto moral y ético, acudiendo a las afrentas más voraces contra líderes sociales.

 

Los actos motivos de una sociedad que escuece, indecisa, y un gobierno ficticio, sin rumbo, no expelen valor alguno pues el interior esta asediado por drones destructores que circundan programados de sentires violentos, violencia integral y digital para que nadie escape del agujero negro de la ingobernabilidad al frente de mesiánicos disruptores. Pero es que los actos de irracionalidad no se han alejado del proceso pandémico, donde tantos expolios han salido a flote dejando en claro la actitud de agenesia estatal con su entramado corrupto.

 

El hombre está limitando su razón en un mundo donde lo irracional toma fuerza. La razón se ha perdido, pues la pérdida de valores y los principios humanistas toman otros rumbos. Michel Lynch dice que la razón …. se arrastra por su fragilidad y se nutre de sentimientos y pasiones para evitar que se extinga... Cuando el hombre convive con su dimensión incontrolable de poder y se alimenta de la toxicidad que lo rodea, necesita de valores y de ética para dominar sus impulsos extremos, pero hoy yace sin aliento, hasta que germinen implosiones y explosiones y seguro que allí será el chirrear de dientes de los irracionales, de los viscerales que desconocen el sentir del otro.

 

La sociedad moderna padece el síndrome del control. El poder en las instituciones somete a las personas a la pérdida de su intimidad. Esta depredación vive el irracional asedio inhumano. El hombre vive bajo un control en todas las formas, por ello se dice que el hombre no se conduce, lo conducen. Esta sociedad, de hoy, es el prototipo de un gran escenario donde se entrelazan muchas posturas deshumanizantes y en ese universo no hay excluyentes, pues se cierne un encadenamiento de todos los grupos que por dicha razón no asume la existencia de la realidad. Solo se ven las ficciones de poder camufladas en imaginarios efímeros sin efectos de gobernabilidad.

 

La mentira gobierna cual cultura social como mecanismo para ocultar la verdad. Los gobiernos y los políticos en su gestión pública no escatiman su osadía para fabricar estructuras donde la mentira gira en todo el entramado social. En las gestiones públicas y privadas pululan a gran escala mentiras democráticas y constitucionales que contribuyen a conservar el poder, maquinando leyes, decretos, acuerdos. Argumenta Maquiavelo con gran claridad este juego de gobierno diciendo…La política es juego de pasiones y de intereses....

 

Con la mentira se consolidan todos los actos de gobierno.- Todos los actos sociales se estructuran sobre esa base, y sobre ella es que la corrupción se forma. En Colombia la irracionalidad es sinónimo de violencia, masacres diversas, horror, pavor, dolor, terror, impunidad, desenfreno político, cultura de gobierno, muerte física y psicológica, y política con pérdida de la dignidad y de humanismo, con el apoyo del enjambre de las redes sociales y de una tecnología incontrolable, capital con el que las elites quieren dominar y reemplazar al hombre que piensa.

 

La irracionalidad es la alianza de varios estamentos entre sí. De gobierno con paramilitarismo, con militarismo, con políticos, con elites de poder, con la iglesia y movimientos sociales en alianza estructurada desde atávicos tiempos para ejercer actos de desalojo, de desplazamiento, de aprovechamiento de tierras, de chuzadas, de falsos positivos y otros tantos falsos de distinta naturaleza de ocultamiento de la verdad que se desplaza en una maraña de mentiras que son el común denominador para gobernar. En esa maraña de mentiras se asfixia la verdad.

 

Nietzsche dijo una vez... Queridos animales tengo la sensación de que los demás animales hemos perdido la cabeza, por la forma en que nos portamos con vosotros, pero por motivos equivocados. Bajo el pretexto de poseer unas facultades superiores, actuamos de una manera irracional, siguiendo sencillamente nuestros deseos de utilizaros o consumiros.........Y así actúa el estado frente a las etnias, frente a los afros, frente a los campesinos y todos los vulnerables, frente a los líderes sociales que están al amparo propio de sus colectividades.

 

Nuestro hombre animal por creación-- evolución, hoy en el mundo militante, asume la irracionalidad en todos los escenarios de la vida con el traje de potentado, de político, de gobernante, de ser social, dejando su huella de hombre que no es. Deambula por el mundo lo irracional que no es nada imaginario, que nos lleva a evocar el sentir el animal humano. No se pretende llegar al animal, a lo humano, pero nos permite mostrar que el instinto del animal humano está lleno de amor, lleno de lealtad y desinterés, animal que tiene alma, que siente con profundidad sin engaños ni odios.

 

Amor es todo, lo humano- humano. Si en la vida tenemos elementos no humanos, quiere decir que todo lo que constituye el orbe es vitalismo para el amor y la paz. La libertad la da la vida. No podemos aceptar como desadaptados irrumpen contra médicos, enfermeras y funcionarios de la salud en su dignidad física y material. Y qué decir de un estado que no proporciona los elementos sanitarios a los que están salvando vidas, a los que con cinismo llama Héroes.

 

Las guerras partidistas fueron verdaderos encuentros irracionales con aberrantes efectos para la población campesina. La historia del país es una historia donde el odio y la pasión produjo los más detestables sacrificios humanos bajo formas brutales. Los horrores de las masacres tuvieron entre otros, visos sociales que grandes gamonales se hayan apoderado y enriquecido con las tierras que les arrebataron a los campesinos con el aval de un estado inoperante, con razón nos llamamos estado necro político. Otra vida es posible, la merecen los débiles y los campesinos si el estado cumple sus funciones constitucionales o de lo contrario la irracionalidad estatal sigue permitiendo que el campo se siga llenado de cruces de muerte ya por lo físico o por el abandono estatal.

 

Cuando de irracionalidad hablamos, no podemos dejar de expresar la incapacidad del estado para cumplir su función de ser el guardador de la vida, honra y bienes de los ciudadanos. - Hasta la presente está en deuda con el país y ese es un delito irreprochable que amerita un sumario para una revocatoria del mandato de tantos gobernantes que se ufanan de ser como dioses, pero decadentes al decir de Vargas Vila.

 

El concepto razón está en crisis. Sufre los ataques de la irracionalidad. El ideal ético es formar en la sociedad seres responsables, justos, honestos, de valores, de transparencia que entiendan y practiquen el convivir social y político, el actuar consigo mismo, con la naturaleza y el gran cosmos que nos guie hacia una sociedad más humana, a un mundo lleno de sentido social solidario.

 

El perverso poder económico ha cambiado toda la dimensión psicológica, antropológica, y el Antropoceno haciendo que el hombre se vuelva inflexible provocando cambios, formas de pensar y de convivir. La dominación económica irradia carácter irracional por los efectos que causa su espíritu satánico incrustado en el dinero, donde la razón está cediendo. El espíritu económico, descontrolado en su esencia no engendra paz cuando se aparta de la solidaridad, cuando choca con la razón.

 

Que falta de unidad cuando nos comportamos fuera de los conceptos humanos, cuando hacemos de los irracionalismos una configuración familiar entre gobernantes, gestores de la justicia y otros organismos estatales que asumen actos basados en emociones, guiados por mezquinos intereses. El mundo viene lleno de paradigmas irracionales por oscuros deseos que se han hecho hábitos incontrolables que colapsan las entrañas de la sociedad bajo cortinas de humo.

 

Es así como desde la republica romana el calificativo era de monstruos al decir de Cicerón, Marco Antonio, Tácito y Suetonio que estigmatizaron la monstruosidad de algunos emperadores que en su prepotencia se consideraban dioses. Estos monstruos son tan normales a los irracionales dentro de un corriente devenir. Por ello no hay que dudar entre un pueblo de dioses y un pueblo de bestias. Son muchos los hombres que nos circundan de grandes dotes de poder que duermen en el fondo de otros hombres bestias, camino a ser dioses de sus inframundos.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208277
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