Caída de avión por motivo desconocido cambia la elección brasileña
19/08/2014
- Opinión
La muerte del candidato Eduardo Campos pone en la disputa a Marina Silva, cuya participación en una eventual 2ª vuelta aglutinaría a las fuerzas más conservadoras del país, pudiendo acabar con los 12 años de gobiernos progresistas liderados por Lula y Dilma Rousseff
20/08/2014 - La caída del avión en que estaba Eduardo Campos, que era candidato a presidente por la coalición liderada por el PSB (Partido Socialista Brasileño) cambió considerablemente el panorama de las elecciones presidenciales brasileñas, cuya primera vuelta ocurrirá el 5 de octubre de este año. La muerte del candidato hizo que su candidata a vicepresidenta, Marina Silva, fuese nombrada candidata a la presidencia. De esta forma, la confluencia de diversos factores - el hecho de que Marina tuvo alrededor del 20% de los votos válidos en las últimas elecciones, su poca identificación actual con los partidos políticos, diferentemente de Campos, muy identificado con el PSB, y la propia conmoción con la muerte de Campos - da a Marina Silva el potencial de superar a Aécio Neves, candidato del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña), y en la segunda vuelta, aglutinar a los sectores más conservadores de la política de Brasil, con el objetivo de derrotar a la actual presidenta Dilma Rousseff y acabar con los 12 años en que los sectores más progresistas del espectro político del país estuvieron en el liderazgo del Estado brasileño, con ocho años de gobierno de Lula y cuatro de Dilma Rousseff.
Una cuestión importantísima en esta nueva configuración es cuánto Dilma Rousseff va a conseguir aglutinar a los sectores más progresistas de la política brasileña. La importancia de esto es que cuanto más el progresismo apoye a Dilma, menos espacio habrá para Marina en este sector del espectro político, y consecuentemente, más Marina tendrá que disputar el voto de los sectores más conservadores con Aécio Neves. De esta manera, si Dilma ocupa ampliamente el espectro progresista, Marina tendrá menos posibilidades de ir a la segunda vuelta, y - lo que talvez sea todavía más relevante - si va a la segunda vuelta, irá con una identificación muy fuerte con los sectores más conservadores del país, lo que reduciría sus posibilidades de vencer la segunda vuelta contra Dilma Rousseff.
Por el hecho de que Dilma y Marina (además de Eduardo Campos) fueron ministras de Lula, parte del progresismo brasileño podría tener la esperanza de que aunque Marina venciera la elección, se pudiera formar un gobierno con una base parlamentaria progresista, incluso con la participación del partido de Lula y Dilma Rousseff, el PT (Partido de los Trabajadores). Sin embargo, debido a la dinámica polarizadora de la segunda vuelta, una eventual candidatura Marina en esta segunda vuelta sería apoyada en masa por los partidos más conservadores del espectro político, forjando una base parlamentaria conservadora para su eventual gobierno, sin la participación del PT. De modo que el nuevo escenario representa un desafío político para el electorado brasileño, que aun con el cambio de la candidatura de Campos por la de Marina, sigue teniendo delante suyo la elección entre un gobierno que formaría una coalición con los sectores más progresistas del parlamento brasileño, liderado por Dilma Rousseff, o un gobierno que formaría una coalición con los sectores más conservadores del parlamento brasileño, liderado por Marina Silva o Aécio Neves.
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