La globalización neoliberal y la pesca de pequeña escala
07/12/2004
- Opinión
La globalización neoliberal y sus amenazas sobre la soberanía
alimentaria, el acceso a la tierra y a los recursos naturales desde la
perspectiva de la pesca de pequeña escala
En el plan de la globalización neoliberal nunca estuvo prevista la
dignidad de la persona.
A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. Veinte o
treinta empresas lo tienen en sus garras. Continentes enteros en la
miseria junto a latos niveles tecnológicos, posibilidades de vida
asombrosas y al mismos tiempo millones de hombres desocupados, sin
hogar, sin asistencia médica, sin educación. El miedo forma parte
ahora de la vida de las personas, la gente teme que por tomar
decisiones que hagan más humana su vida, pierdan el trabajo, sean
expulsados, pasen a formar parte de las multitudes que corren
acongojadas en busca de un empleo que ele impida caer en la miseria.
La total desproporción en el acceso a los bienes producidos y a los
recursos naturales ha condenado al sufrimiento a millones de seres
humanos que viven en la miseria y eso está permanentemente delante de
los ojos de todos los hombres por más esfuerzo que hagamos en cerrar
los párpados.
Como resultado de ello, hoy, el 20% minoritario de la especie humana,
ubicado en el Norte, tiene el 82.7% del producto bruto mundial; el
81.2% del comercio mundial; el 94.6% de todo el crédito comercial; el
80.5% de todas las inversiones domésticas; el 80.6% de todos los
ahorros domésticos; el 94% de toda la investigación y el desarrollo
El impacto sobre las comunidades de pescadores
Según los datos de FAO 36 millones de personas trabajan en
actividades primarias de pesca de captura y en la producción acuícola,
de las cuales 15 millones trabajan a tiempo completo, 13 millones lo
hacen a tiempo parcial y ocho millones son trabajadores ocasionales.
El 60 por ciento del total de los trabajadores se dedica a la pesca de
captura marina, el 25 por ciento trabaja en la acuicultura marina y en
aguas interiores y alrededor del 15 por ciento se dedica a la pesca de
captura en aguas interiores. Más del 90 por ciento trabaja en
embarcaciones de menos de 24 metros de eslora. Se calcula que la
fuerza total de trabajo de las comunidades de pescadores artesanales
alcanza 100 millones de personas en todo el mundo. Se supone que hay
tres personas en trabajos conexos por cada pescador , lo que muestra
el valor social, económico, político y ambiental de la pesca de
pequeña escala.
El pescado como alimento para consumo humano es una parte importante
del derecho a la alimentación. Más de 1.000 millones de personas en
todo el mundo dependen del pescado como fuente principal de proteína
animal. Las comunidades de pescadores tradicionalmente han alimentado
a los sectores más pobres de la población, pero las nuevas políticas
comerciales, han convertido el pescado en un alimento para quienes
tienen el suficiente dinero para comprarlo. El pescado representa el
23,1 por ciento del consumo total de proteína animal en Asia y el 19
por ciento en África. El pescado es una fuente importante de
proteínas, pero también de de vitaminas A, D, B1 y B2, hierro, fósforo
y calcio, yodo y ácidos grasos.
Las pesquerías mundiales están enfrentando una crisis sin precedentes.
Las poblaciones de peces, y la mayor parte de las especies marinas, se
han reducido a una fracción muy inferior a la de sus niveles naturales
históricos. La productividad comercial de los océanos está en su nivel
más bajo, con un 73-75 por ciento de las pesquerías más importantes
del mundo sufriendo sobreexplotación, plenamente explotadas o en vías
de recuperación. En todo el mundo, tanto los ecosistemas marinos como
las comunidades humanas están sufriendo las consecuencias de la pesca
no sustentable.
Abran sus mercados
En la dinámica del libre comercio, los países desarrollados continúan
diciendo a los países subdesarrollados, “ábrannos sus mercados, dennos
acceso a sus caladeros y les daremos apoyo técnico y financiero para
regular la conducta pesquera de sus pescadores”. Los países
desarrollados no dicen: “Nuestros pescadores están pescando demasiado,
dejemos de subvencionarles, y saquémosles de los caladeros de los
países subdesarrollados”. Esta conducta les ha permitido proteger unos
10 millones de puestos de trabajo a expensas de 100 millones de
personas que viven directamente de la pesca de pequeña escala en todo
el mundo. En los países desarrollados, incluso en algunos gobiernos,
se está cuestionado la diferencia que los países en vía de desarrollo
siguen haciendo entre apoyar formalmente la sostenibilidad y la
justicia y su conducta real. En la Cumbre de Johannesburgo de 2002,
los países desarrollados aprobaron los principios para la
sostenibilidad de los recursos naturales y la justicia social y
beneficio social para los pueblos. No obstante la Unión Europea
continúa las negociaciones a favor del acceso a los caladeros en los
países en vías de desarrollo, mientras mantiene herméticamente
cerradas sus costas. Estados Unidos ha impulsado el Acuerdo de Libre
Comercio de las América (ALCA) que busca el mismo objetivo de la Unión
Europea, pero agrega un factor de control militar de las sociedades de
América Latina.
Transnacionalización de la pesca. Concentración de la propiedad y
acceso
En la pesca, los consorcios internacionales han concentrado casi el 80
por ciento de la producción pesquera del planeta. El grupo PESCANOVA
de España, opera la más grande flota pesquera comercial fuera de China
y posee importantes cuotas en los principales lugares de
comercialización de pescados alrededor del mundo, a través de
sociedades nacionales ha logrado operar en los cinco continentes
desplazando a la industria nacional, adquiriendo derechos de pesca y
monopolizando el mercado internacional. En Asia (Japón, China, Corea,
Taiwán, Hong Kong, Tailandia, Singapur y Malasia; en Estados Unidos
(desarrolla sus actividades en Miami y distribuye para todo el país);
Europa Occidental (España, Alemania, Francia, Dinamarca, Holanda,
Italia, Inglaterra, Grecia, Portugal y Bélgica); Latinoamérica y el
Caribe (Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela,
Panamá, Uruguay y Guayana) y en Europa del Este (Rusia, Estonia,
Polonia, Bulgaria, Croacia, Albania, Eslovenia, Lituania y Macedonia).
El Banco Mundial y otros organismos, señalan que la economía
internacional seguirá en crecimiento, en especial el comercio
internacional con estabilidad en las macroeconomías e inestabilidad en
las microeconomías, que constituyen el 70 por ciento del total
mundial. Ese crecimiento se refleja, en parte, por el cambio de la
Unión Soviética y del Pacto de Varsovia y por la generalización del
libre mercado y el capitalismo. Junto con la globalización de las
economías, la formación de bloques regionales ha reemplazando al mundo
bipolar existente durante la Guerra Fría. A modo de ejemplo, destacan
el NAFTA, la Unión Europea y la Asociación de Naciones del Sudeste
Asiático. Inevitablemente, estas asociaciones regionales dejarán paso
a la globalización del comercio. Continúa la tendencia de un
crecimiento per capita real sobre el 2% por año hasta el 2020. En
particular, todos los Estados dependerán cada vez más del comercio
internacional, el que se efectuará en su mayor parte a través del mar
en una proporción de un 95 por ciento. Proyecciones para el año 2020
del comercio pesquero internacional señalan que éste se duplicará o
triplicará. A diferencia de otras regiones del mundo, podrá observarse
un incremento en el comercio entre los grandes bloques económicos y
los países del área del Asia-Pacífico y Latinoamérica por las
características de sus caladeros tradicionales de peces.
La tendencia actual indica que los recursos pesqueros han alcanzado un
valor comercial y social como nunca antes lo habían hecho, razón por
la cual -y contradictoriamente- los Estados han iniciado desde la
década de los noventa acelerados procesos de privatización de su
riqueza pesquera, presionados por los consorcios industriales que
reclaman "derechos históricos" y "eficiencia productiva y de
inversión" sobre las principales pesquerías. Este fenómeno afecta
particularmente a los países ribereños del Tercer Mundo donde el
modelo exportador no tiene ningún contrapeso y facilita la extrema
dependencia.
La privatización de los recursos pesqueros produce cambios en las
leyes de pesca en aquellos países donde existen o se generan nuevos
cuerpos legales que crean las condiciones previas y necesarias para
traspasar los derechos de propiedad a nombre de la nación o de los
Estados a terceros (compañías nacionales o extranjeras); crear nuevos
regímenes de pesca, generalmente a través del Sistema de Cuotas
Individuales Transferibles - CIT - que se caracterizan por la
gratuidad con que se otorgan los derechos de propiedad, la perpetuidad
sobre la propiedad y el derecho a vender, arrendar y especular en el
mercado de futuro con los recursos.
Los Acuerdos de Libre Comercio, impulsados por la Unión Europea,
Estados Unidos, el Grupo APEC y otros, tantos multinacionales como
bilaterales, en el Capítulo de Pesca, siempre exigen que las
condiciones de privatización ya estén dadas y ratificadas por los
Parlamentos Nacionales, de este modo la inversión extranjera puede
realizarse sobre una base financiera sólida. Bajo esta esperanza de
inversión extranjera, el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial y recientemente la OMC, ejercen un chantaje a toda escala
sobre las naciones amenazando la supervivencia de las pequeñas y
medianas comunidades de pescadores.
El interés de los Consorcios Internacionales sobre los recursos
pesqueros y la paulatina pérdida de derechos de los Estados y de las
comunidades de pescadores artesanales, se explica en el aumento del
valor comercial y social de los recursos y en la competencia del
mercado para controlar el acceso a la alimentación, convirtiendo los
recursos en mercancía comercializable a los más altos precios. Los
resultados de tal política tienen un factor universalmente reconocido,
el aumento del hambre en el mundo. Los países industrializados
aparentemente pescan menos, pero consumen más pescado y los países del
sur, pescan más, pero consumen menos.
La Organización Mundial de Comercio (OMC) amenaza a la pesca de
pequeña escala
Si la OMC entra en la pesca, las Corporaciones Industriales, como
Pesca Nova de España que opera con capitales de la Unión Europea,
Consorcios norteamericanos, chinos, japoneses y coreanos, entre otros,
podrán definir el futuro de las comunidades de pescadores cuya
supervivencia depende del acceso y control de los recursos naturales.
La OMC busca aumentar el control de las corporaciones sobre los
recursos naturales facilitando que las decisiones sobre el uso de los
recursos dependa de las demandas de corto plazo de los mercados
financieros, intensificando la explotación de los caladeros
tradicionales en que opera la pesca artesanal especialmente en países
en desarrollo. Bajo esta consideración, se está buscando cambiar el
orden jurídico interno de los Estados, de manera que se creen las
condiciones para asegurar una alta rentabilidad a los consorcios
internacionales. La privatización de los recursos es la vía para
asegurar que el negocio pesquero sea altamente rentable para los
consorcios internacionales; mediante esta práctica los Estados
traspasan la propiedad de su patrimonio pesquero a estas compañías,
generalmente de forma gratuita y a perpetuidad. En este sentido, la
OMC es un instrumento de presión y amenaza; si el proceso de
privatización encuentra impedimentos, el tribunal internacional actúa
para abrir las economías o para proteger las inversiones y la
expansión de las mismas. El objetivo que se plantea es la eliminación
sistemática de las políticas de manejo, administración y gestión de
los recursos y la vinculación de estos procedimientos con las
comunidades costeras porque son consideradas barreras comerciales, así
es una ilusión el rol regulador en el comercio internacional porque
las barreras, los subsidios y las protecciones son aplicadas a los
países productores de materia prima y no necesariamente a la Unión
Europea, Estados Unidos y las economías emergentes de Asia. De este
modo, todos los acuerdos multilaterales, bilaterales o acuerdos
internos para el manejo de los recursos quedan subordinados a las
reglas generales que impulsa la OMC.
Nuevo escenario de la OMC, NAMA
En NAMA todos los recursos naturales están de hecho en juego para una
parcial o completa liberalización, con un particular interés en el
pescado y sus derivados, además de piedras preciosas y minerales.
Otras restricciones al comercio, entre las que se encuentran las
medidas diseñadas para proteger el medioambiente y fomentar el
bienestar social, también corren riesgos. Por ejemplo, en relación con
el medioambiente, las siguientes restricciones ya han sido incluidas
para su futuro estudio: la certificación de productos madereros,
restricciones sobre productos químicos y virus por “razones
estratégicas”, el seguimiento y etiquetado de pescado y sus derivados;
prohibiciones generales a las importaciones por motivos ambientales;
y requisitos de empaquetado, comercialización y etiquetado. Las
negociaciones sobre el NAMA tienen tres diferentes elementos de
relevancia, la liberalización generalizada en una amplia gama de
sectores, la liberalización de los bienes ambientales y la eliminación
de barreras no arancelarias. Estados Unidos impulsa una liberalización
en todos los sectores para el año 2015. Incluso una liberalización
parcial podría aumentar el comercio y el consumo de estas materias
primas, si se la efectúa en base a los aranceles aplicados
actualmente.
Algunos miembros de la OMC han reconocido en forma explícita el hecho
que una mayor liberalización de las materias primas probablemente
reduzca las posibilidades de conservación de estos recursos. No
debería buscarse un enfoque de liberalización cero a cero para el
sector de la pesca ya que eliminaría todos los aranceles sin importar
la población de los recursos pesqueros, el estado de gestión y la
importancia de la pesca y las comunidades pesqueras de cada país-
también ejercería una presión adicional sobre los recursos al inducir
a que se capturen peces en cantidades que superan la capacidad de
renovación del recurso, y por lo tanto, impediría el desarrollo
sustentable de la pesca.
El rol de la pesca de pequeña escala
Asegurar la soberanía alimentaria
El pescado desempeña un papel fundamental en la alimentación de la
población mundial aportando una parte importante del consumo de
proteínas de ciento de millones de personas. A escala mundial, casi el
16 por ciento de la ingesta total media de proteína animal procede del
pescado. En el contexto actual, los países que más pescan no son los
que más consumen pescado. Los países del norte pescan menos y
consumen más.
El rol de la pesca de pequeña escala es lograr la estabilidad de los
mercados nacionales, considerando al pescado como un alimento y no
exclusivamente como una mercancía susceptible de ser transada en los
mercados de futuro como cualquier bien industrial.
La soberanía alimentaria precisa de mecanismos opuestos a la
privatización de los recursos; medidas de conservación, manejo y
gestión que involucran directamente a las comunidades de pescadores y
trabajadores de la pesca de pequeña escala en las decisiones políticas
para administrar el bien común que representa la riqueza pesquera de
los pueblos.
Impedir que la OMC aplique sus disciplinas a la pesca
Mejorar los Acuerdos y Tratados Internacionales
Facilitar el intercambio y comercio justo
Fortalecer la organización de los pescadores y trabajadores de la
pesca
* Intervención en el Foro Mundial de Reforma Agraria, Valencia,
España, 6 de diciembre de 2004. Pedro Avendaño es Director Ejecutivo
del Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca.
https://www.alainet.org/pt/node/111031
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