Otra alternativa ¿Integración o coordinación regional?

30/07/2009
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La región Caribe es grande, compleja y diversa. La realidad geográfica, económica, social, política y ambiental es diferente en cada departamento. Cada uno vive, siente, disfruta y sufre sus necesidades, logros y aspiraciones. Son tantas las preocupaciones que el tiempo escasamente les alcanza para ocuparse de sus propios afanes y sin querer descuidan las relaciones con los vecinos o parientes culturales. Antes no era así. Hubo grupos políticos, intelectuales y académicos que impulsaron la integración de los departamentos. Hace 15 años por ejemplo, todavía hablábamos del Consejo Regional de Planificación del Caribe, el Corpes, con sus propuestas de constituirnos como región administrativa primero y pasar después a región territorial. Mucho más reciente es el nacimiento de Compromiso Caribe, un movimiento preocupado por la pobreza y la desigualdad que nos caracteriza, instalado con entusiasmo hace un par de años en Barranquilla. Ambas experiencias han venido disolviéndose en la memoria sin una evaluación de lo que alcanzaron a significar.
 
Ahora, la situación es diferente. Casi nadie habla de integración como la concebía el Corpes. Yo prefiero hablar de coordinación entre entidades territoriales (corregimientos, municipios, departamentos) para resolver asuntos comunes, unir esfuerzos, racionalizar costos, ampliar la vocería ante el Gobierno y las instancias nacionales, entre otros objetivos. Muchos dirán que esta coordinación regional no es prioridad en el momento y menos ahora en época preelectoral y con tantos políticos y funcionarios en líos con la justicia; unos gremios defendiéndose de la crisis económica y muchas organizaciones sociales temerosas del conflicto que no cesa.
 
Es verdad que vivimos tiempos difíciles, nadie lo desconoce. El conflicto armado, el narcotráfico, la pobreza, el desempleo y la informalidad, el deterioro ambiental, la violencia doméstica, la concentración de la tierra y la exclusión social, entre otras de dimensiones similares, hacen parte de este mosaico de injusticia y vergüenza. También hay deficiencias en educación, salud, saneamiento básico, vías, desnutrición, capacitación, tecnología, producción y comercialización, seguridad alimentaria, en fin, razones para coordinar proyectos, programas y políticas hay a montones. Y creo que son estos momentos de crisis los que debemos aprovechar para presentar alternativas que nos ayuden siquiera a mitigarla.
 
La coordinación puede hacerse entre instancias, sectores, grupos u organizaciones con fines legales y democráticos pertenecientes a dos o más entidades territoriales. En lo posible debe involucrar los gobiernos locales, gremios económicos, empresas, universidades y organizaciones sociales y comunitarias.
 
La coordinación debe ser progresiva para ganar experiencia y confianza. Ensayar con obras o acciones urgentes que sirvan a los interesados. Aunque también debiéramos acordar algunos temas o programas para presentar juntos al Gobierno Nacional y a los gobiernos y organismos de cooperación internacionales. Creo que es posible y justo, además.
 
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 169, Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/de/node/135451
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