Necesitamos ayuda

29/04/2010
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Así es, necesitamos ayuda. Las capitales departamentales, pueblos y veredas del sur de la Costa Caribe –Córdoba, Sucre y sur de Bolívar- necesitan ayuda para tratar de prevenir las causas y atender los efectos de los distintos tipos de violencia que los tienen temerosos y en duelo desde hace muchos años. En estos lugares permanecen, como unos más de la comunidad, los grupos armados ilegales ejerciendo control, metiéndose en la vida privada de las personas y familias; el narcotráfico, con su inmenso poder de corrupción y muerte encuentra cabida y aceptación en todos los estratos; la inseguridad, representada en los múltiples delitos que registran las autoridades, aumenta sin pausa desde la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia; la agresión contra mujeres y niños es cosa de todos los días y al parecer no han encontrado la forma de controlarla; el riesgo social, producto de la pobreza y las desigualdades, fomenta vicios, prostitución, delincuencia, embarazos no deseados y enfermedades diversas; las familias de los sectores populares viven cambios dramático en su composición que por lo regular no son tenidos en cuenta al momento de elaborar los programas de atención: los hogares con jefatura femenina representan casi el mismo porcentaje de los hogares nucleares, seguidos por las familias extensas y aquellas con figuras de madrastras y los controvertidos padrastros.
 
Pero esto no es todo. Mientras la mayoría carece de trabajo permanente y vive del subempleo o el rebusque, la ganadería extensiva, con todas sus limitaciones y controversias, sigue siendo la base de la economía, complementada ahora con cultivos de maderables con especies introducidas -teca, melina y acacia mangium-, transgénicos -algodón y maíz-, agrocombustibles -palma aceitera y caña de azúcar- y agroindustriales -cacao y caucho-. Las parcelas campesinas cada día son más pequeñas o desaparecen y los que las adquieren de forma lícita o ilícita las incorporan a propiedades más grandes, reduciendo la producción de productos de subsistencia, aguas y otros recursos naturales. Hay sitios donde la población está padeciendo hambre física como lo pueden corroborar organismos oficiales como Acción Social, Centro de Coordinación de Acción Integral e ICBF, entre otros.
 
También es grave la indiferencia e indolencia de las administraciones e instituciones oficiales, ocupadas muchas veces en obras o asuntos que no son prioritarios pero les reportan magníficas oportunidades para obtener comisiones y ofrecer empleos y contratos. Es parecida la indiferencia e indolencia de los grupos políticos, involucrados en escándalos que avergüenzan y los gremios económicos, preocupados por sus intereses sin tener en cuenta ninguna función social. No podemos dejar de mencionar a muchos de los denominados inversionistas nacionales y extranjeros, afanados por conseguir el mayor provecho en el menor tiempo posible sin medir las consecuencias ambientales, económicas, culturales y sociales que sus grandes proyectos ocasionan.
 
Las medidas de los gobiernos locales y nacional han resultado insuficientes como todos lo reconocen, es más no aseguran que haya soluciones de fondo a corto o mediano plazo. En estos casos y teniendo en cuenta el largo tiempo transcurrido y la grave y compleja situación que vive la subregión, un número cada vez más numeroso de líderes sociales, organizaciones, medios de comunicación, docentes y académicos hacen un llamado al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, OEA, Comunidad Europea, iglesias, universidades nacionales y extranjeras e influyentes organizaciones no gubernamentales del país y el exterior para que nos presten ayuda en lo siguiente:
 
1. Capacitar y asesorar a un grupo de líderes sociales e investigadores de distintos lugares de la subregión para que elaboren estudios integrales sobre las distintas manifestaciones de la violencia y como reducirlas.
 
2. Diseñar y gestionar propuestas que se conviertan en proyectos, programas y políticas de carácter municipal, departamental y si es posible nacional.
 
3. Acompañar en los procesos de elaboración, socialización, divulgación, intervención, aplicación y sistematización.
 
4. Los interesados en esta solicitud de ayuda carecen de recursos económicos pero están dispuestos a colaborar con el sostenimiento de las personas que asignen.
 
Montería, abril de 2010.
 
- Víctor Negrete Barrera del Centro de Estudios Sociales y Políticos - Universidad del Sinú
 
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 204
Corporación Viva la Ciudadanía., www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/de/node/141082
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