Del Comando Miranda al partido de la revolución
30/09/2006
- Opinión
El pueblo venezolano y la vanguardia revolucionaria tienen para este proceso electoral el reto importante de construir la unidad política y con ella la Dirección de la Revolución y el piso social que sirva de soporte a los cambios fundamentales que adelanta el Comandante Chávez.
En los procesos electorales que precedieron a esta reelección presidencial se han ensayado formas organizativas que no solo garantizaran las victorias contundentes que ya conocemos, sino que estas contribuyeran decididamente a la necesaria unidad de los revolucionarios. Del Polo Patriótico en 1997, pasando por el relanzamiento del MBR-200 y los Círculos Bolivarianos en el 2000, el Comando Ayacucho, el Comando Maisanta en el 2004, hasta llegar este año 2006 al Comando Miranda.
Sin embargo, a diferencia de las anteriores oportunidades, por primera vez, salvo odiosas excepciones teñidas de oportunismo, todos los bolivarianos se han agrupado alrededor de este Comando que ha dotado a la campaña electoral, bajo la guía certera del Presidente Chávez, de un mando único, de unidad de propósitos, y sobretodo, agrupados alrededor de la consigna de los 10 millones a todos aquellos que dimos un paso al frente en la defensa de la Revolución la noción de unidad que vence al egoísmo, al oportunismo y a la desesperanza que se empeña en imperar en nuestra causa.
Para el 3 de diciembre, tenemos grandes retos, no basta con garantizar una votación contundente para la Revolución, no basta con desplegar nuestra maquinaria electoral, es necesario, que esta decisiva movilización sirva para consolidar nuestra tajante determinación de que la victoria electoral será el sello irrevocable de nuestra decisión de vencer.
Y ello implica convertir el Comando Miranda, que ha señalado el camino hacia la unidad, en la base del Partido de la Revolución. Y no hablamos de partido único, pues para llegar a el habrá que dar un largo debate ideológico, un debate político, y sobretodo, asumir un compromiso revolucionario de todos aquellos que desde tiempos inmemorables abrazamos la causa revolucionaria y nos hemos reencontrado en esta Patria en Rebelión.
Implica, derrotar las prácticas derechistas que pretenden edulcorar el proceso y convertirlo en la caricatura de revolución con la que sueñan los que creyeron que solo se trata de hacer demagogia y con tibias reformas mantener el status quo que impera en América desde que se inició la independencia. A esos oligarcas disfrazados de rojo, los mismos que traicionaron a Bolívar, los que traicionaron a Zamora, ahora con fraseología de izquierda, meter el contrabando del reformismo vil.
Implica derrotar a los que desde la “izquierda” tratan de convertir la revolución bolivariana en ensayo de aquellas teorías que se las llevó el Muro de Berlín y el derrumbe del bloque socialista. Y como huyendo hacia delante tratan de aplicar las recetas que seguramente le sirvieron a las revoluciones como la Rusa, o la Cubana. Sin entender que esta revolución nació al calor de los hombres y mujeres que están labrando la Patria Socialista a la venezolana o como dijera José Carlos Mariátegui, insigne pensador e ideólogo de la Revolución Latinoamericana, que nuestra revolución no es “ni calco, ni copia, sino creación heroica de nuestro pueblo”.
Y la unidad y la creación heroica de la que habló tan vehementemente Mariátegui, es fruto del concurso de los que venimos de diversas experiencias políticas, que la inmensa mayoría venimos de las experiencias de los partidos de izquierda y revolucionarios que lucharon durante las cuatro décadas de puntofijismo. PCV, LS, PRV, y militantes de partidos ya extintos como LCR, BR, MAS, etc. Le han dado alma a la Revolución y la virtud esta en que lo que logró Chávez en 1992 y 1998, unir a su alrededor a los elementos progresistas, de izquierda y revolucionarios debe convertirse en hecho cierto. Y a nosotros nos toca consolidarlo reconociendo su liderazgo, lo que no hicieron algunos de los voceros más despreciables de esta oposición ramplona y proimperialista.
La FBT, ha hecho de esto su práctica política, hemos construido la unidad orgánica de la DN sin las odiosas e infames divisiones entre partidos o movimientos, acá militan con los mismos derechos gente de las distintas procedencias políticas o sociales y quien se ha ido de nuestras filas lo han hecho por oscuros intereses individuales o grupales.
Por esto, esta nueva edición de la revista La Fuerza, quiere convertir el debate de las elecciones en la reflexión de nuestro futuro, que aunque pasa necesariamente por el 3 de diciembre, trasciende este hecho para poner proa hacia la construcción de la unidad política y orgánica de los revolucionarios venezolanos para consolidar nuestro futuro.
- Jacobo Torres de León es coordinador político internacional de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores.
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