Se apagó una luz que había al final del túnel

30/11/2007
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“La ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que, instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos.

Simón Bolívar
Discurso ante el Congreso de Angostura.
15 de febrero de 1819


Sesenta años, lleva Colombia de guerra civil, guerra cruel y despiadada que ha cobrado miles de vida en seis décadas de conflicto. Pero el conflicto comenzó mucho antes, allá por los ocasos de Colombia la grande la de Bolívar, cuando Santander, intrigó hasta dar al traste con el glorioso sueño bolivariano de hacer del sur del continente una potencia política, económica y militar, no para desangrar y sojuzgar a otros pueblos, sino para consolidar la ansiada libertad.

Sesenta años, llevan desangrándose nuestros hermanos, sesenta años que expresan dos siglos de manipulación, atraso, engaño, en manos de esa rancia oligarquía neogranadina que desde 1827, gobierna con férreo puño a nuestros hermanos.

Hace poco, se dio inicio a una apuesta, lograr un canje humanitario entre las guerrillas y muchos vimos una tibia lucecita al final del amargo túnel de la guerra.

Piedad Córdoba senadora liberal, logró concretar el diálogo, por un lado las FARC con sus secuestrados, unos mas connotados que otros, y por el otro Uribe y su gobierno paramilitar, con miles de secuestrados de las organizaciones guerrilleras detenidos en las cárceles neogranadinas. Un hálito de esperanza recorría las calles de Bogotá, de Caracas y de muchas capitales latinoamericanas, esperando que este fuera el primer paso para el tan anhelado fin de este conflicto armado que desde la muerte de Gaitán, no le ha dado respiro al pueblo el hermano país.

En fin, la mesa estaba servida para la paz.

Pero, siempre el irremediable pero, cuando no se actúa con transparencia, con voluntad política para resolver los conflictos, se convierte cualquier gestión en un sainete, una mala caricatura, disfrazada de humanismo.

Lo que acaba de hacer el Presidente Uribe, no es más que la secular respuesta de una oligarquía, bicentenaria, anciana que le tiene miedo a los cambios y que contra cualquier pronóstico, aplasta los sueños y esperanza de los desplazados por la guerra, de los detenidos en uno y otro bando, de los pueblos, que vieron en esta gestión del Comandante Chávez y la senadora un rayito de luz dentro de tanta desesperanza.

Pero las alianzas se imponen, Uribe, seguro bajo la fuerte presión de los oligarcas criollos, de la administración estadounidense, de los “paracos” que se enseñorean en el gobierno uribista, decide desdecirse y trancar la posibilidad de una solución negociada al terrible trance por el que atraviesa Colombia.

Hace mucho tiempo que llegamos a la conclusión que el conflicto armado en la hermana república no tiene solución militar en ningún plazo. Cuatro poderes se disputan ese escenario desde hace casi sesenta años, los militares que son como otrora una casta indisoluble, un estado dentro del estado, la oligarquía quienes con 200 años de experiencia han tratado de extirpar cualquier intento de cambio en Colombia y la guerrilla quien tiene larga experiencia sobreviviendo a los embates de la derecha retrograda que se niega a perder su omnímodo poder.

El gesto malcriado de Uribe, cierra una posibilidad anhelada por todos los que con horror hemos asistido por años a este drama. Él tendrá que explicar a los cientos de países que se pronunciaron por el canje humanitario porque suspendió unilateralmente la facilitación, tendrá que decirles a los familiares de las víctimas de la guerra porque le dio un portazo a la negociación.

¿Qué justificación puede haber, para cerrar una pequeña puerta que conducía a la paz?, ¿Será miedo?, ¿Será la obcecación de quienes gobiernan todopoderosos temen perder sus privilegios? ¿O será que la paz, es mal negocio para los perros de la guerra?

Pretenden exacerbar con trágico chovinismo, en nombre de un trasnochado “honor” que suena como el ventrílocuo que infunde en una marioneta el milagro de la voz para que esta repita incesante que se estimula al terrorismo, que el germen del bolivarianismo atenta contra su secular institución.

Oyendo a la Senadora Piedad Córdoba en su informe ante el congreso neogranadino, develó muchos de los pasos adelantados, conversaciones, gestiones y diligencias para despejar el juego y lograr el objetivo supremo del tan ansiado canje. Para llegar a la misma amarga conclusión que avizorábamos desde el principio, la falta de voluntad política real para lograr el acuerdo y a partir de este una paz honrosa en Colombia.

Siempre habrá esperanza dentro de la desesperanza, eso somos.

A mí me daría dolor
que nos matemos, mi hermano
ven amigo colombiano
vamos juntos a luchar
nuestros lazos de amistad
por siempre perdurarán
somos hijos de la Patria
que nos dejó el Libertador
y a defender con amor
su herencia nos llama
Quieren engañar al Pueblo
de tu tierra y mi país
Ven, amigo colombiano
vamos juntos a cantar
por segunda independencia
vamos juntos a luchar
El Orinoco y el Magdalena se abrazarán
entre canciones de selva
y tus niños y mis niños
le cantarán a la paz

Alí Primera.

 La Guerra del Petróleo.

Sin embargo toda esta situación, parafraseando al Gabo era “Crónica de una muerte anunciada”, desde que se anunció el inicio de las gestiones del Presidente Chávez y la Senadora Córdoba para lograr la liberación de prisioneros de ambos bandos, sabíamos que los intereses más retrógrados se iban a imponer.

Al principio, con esperanza pensamos que era factible el éxito de la negociación, pues los pronunciamientos de distintas partes del mundo comenzaron a llegar por todos los medios posibles. Sarkosy en Francia, los países de los no alineados, Lula en Brasil y junto a ellos decenas de miles de personas brindaron su respaldo moral a esta empresa.

Cuando unilateralmente, se suspende la colaboración del Presidente venezolano y la senadora colombiana, no tardó la diatriba uribista en desencadenarse, acusando, con el mismo gastado guión, que Chávez defiende el terrorismo, que exporta la revolución bolivariana, que tiene planes expansionistas con la “petrochequera”.

Con eso la derecha neogranadina, la derecha venezolana, el imperio, esta haciendo su festín de odio, manipulación y patrioterismo barato. Para la de Colombia, es natural pues defienden sus egregios privilegios de casta y desatan su centenario chovinismo, para la de Venezuela, su irracional odio a los cambios que se están desarrollando en el país, los ubica en la posición de aplaudir la arremetida de estos personajes y del imperio, ni hablar nueve años repitiendo cansinamente la “inconveniencia” de un Chávez en Venezuela y lo “nocivo” que es su ejemplo para el resto del continente.

Sin embargo, esta crisis, también arroja sus lecciones, por un lado, las aguas vuelven a su cauce natural, Uribe se quita el disfraz progresista y las relaciones se estacionan donde deben estar. Lo único peligroso de esta situación es que se reactiva con más virulencia los planes guerreristas “Colombia” y “Patriota” que no es más que planes de contrainsurgencia para su propia guerra civil y como punta de lanza en una hipotética agresión a Venezuela.

Por otro lado, el intento denodado de provocar rechazos en patéticos y medio paranoicos mensajes xenófobos y como ya dijimos chovinistas para crear fisuras entre el pueblo neogranadino y el nuestro, se esta estrellando con esa rara y casi imperceptible intuición que tienen los pueblos, que ven a pesar del bombardeo mediático del lado de quien esta la razón.

Eso nos lleva a otra reflexión y lección. El despertar de los pueblos no se detendrá. Los colombianos residentes en Venezuela que son varios millones, manifestaron su horror por la torpe jugada del gobierno colombiano. En todas partes del mundo, contra los pronósticos y cálculos de Uribe y la oposición de allá y de acá, se han manifestado en solidaridad con Venezuela, su Presidente, su Revolución y la mediación.

El gesto de ver a familiares de las víctimas de la guerra civil, mezclados, unos y otros, familiares de detenidos de las FARC con familiares de secuestrados de la guerrilla, tratando por primera vez actuar con un fin común. El gesto de ver al mundo, esperanzado en un fin honroso del añejo conflicto.

Y en Venezuela con la confianza de que el fin de esta guerra era un paso a un futuro promisor para nuestros pueblos. Recordando a todos aquellos que en Colombia han dado su vida por ensueño de paz con justicia, con aquellas sentidas palabras, que señalaban el grito de un pueblo buscando su libertad: “Enamorados de la vida, resentidos con la muerte, a la vida por fin daremos todo, y a la muerte, jamás daremos nada”

Apagaron una luz, que tímida asomaba al final del largo túnel de la guerra, pero no podrán apagar la luz que como reflector ilumina el horizonte. Uribe, se equivocó al creer que cerrando esa puerta acabaría con la esperanza y la sed de justicia de un pueblo. Nosotros estamos seguros que no pasará mucho tiempo antes que esos hermanos se adentren en la luz de los cambios y quedará atrás como un borroso recuerdo el terror, “los paracos”, los desplazados, las víctimas.

No buscamos la confrontación con la Nueva Granada, buscamos la integración de Colombia, esa que Santander y Páez abortaron. No buscamos descalificar al hermano, buscamos aliviarle su carga. Pues estamos convencidos que el fin de la guerra civil es paz y seguridad para toda la región, para Ecuador que sufre permanentemente los desmanes de las incursiones armadas y de otro tipo en su territorio y de Venezuela que puede ser victima del plan agresivo del norte. Pues estamos convencidos que cuando esta historia bélica acabe florecerá el alba de nuestros pueblos y ese día diremos con Bolívar: “Yo tendré la honra de ser soldado del gran ejercito americano reunido en el suelo de los incas, y enviado allí por toda la América meridional”

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