Hacia la segunda vuelta

El proyecto de Lula se defiende en las calles y en el campo

09/10/2006
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El MST y la CUT manifestaron su apoyo a la propuesta del Presidente de Brasil. "El pueblo necesita unificarse en torno a Lula, Alckmin es la sumisión al ALCA". Se suman intelectuales y sindicatos. A tres semanas de la segunda vuelta electoral, la candidatura de Luiz Inacio Lula Da Silva, por la coalición que lidera el Partido de los Trabajadores (PT), sumó el apoyo de nuevos movimientos sociales, que hasta el momento habían evitado expresarse. La idea que ganó el escenario electoral es que nadie puede mantenerse en la neutralidad cuando existe la posibilidad de "un retorno de la hegemonía del gobierno de los Estados Unidos sobre a América Latina". Como ya es una constante, aquellos que tomaron partido por la reelección del Presidente entendieron que no sólo está en juego la continuidad de un nombre sino la de un proceso que, más allá de sus matices y potencialidades, contempla a las clases populares y mantiene un diálogo abierto con los sectores que están en un lucha permanente por la transformación. Sin dudas uno de los pronunciamientos más fuertes que Lula Da Silva recibió a su favor fue el del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que es un actor con mucho peso específico dentro de la política brasileña y durante los últimos cuatro años mantuvo una postura muy crítica hacia el Gobierno. En una entrevista concedida a la agencia brasileña de noticias Carta Mayor -realizada por Verena Glass-, João Pedro Stedile, miembro de la coordinación nacional y una de las voces más influyentes del MST, dijo que "la burguesía forzó una nueva elección; ahora el pueblo necesita unificarse en torno a Lula" y que un triunfo de Alckmin "sería un gran derrota para la clase trabajadora porque las elites sólo tiene represión para las luchas sociales". En el reportaje, Stedile sostuvo que "en este momento se trata de juzgar qué proyecto interesa al pueblo brasileño porque lo que está en juego es si las fuerzas del capital financiero, aliado al capital internacional y a las elites, van a consolidar su proyecto o no". "Mientras que Alckmin encarna el retorno al poder de las clases dominantes, para implementar de forma hegemónica el modelo neoliberal, Lula constituye una composición de fuerzas sociales que, aunque también hay sectores de la oligarquía y de la burguesía, representa la posibilidad de transición hacia un modelo de desenvolvimiento nacional", continuó Stedile. El dirigente también reflexionó en clave regional: "Alckmin sería un retorno de la hegemonía del gobierno de los Estados Unidos sobre América Latina. Ahora, el continente está en un proceso de transición, que generó tres grupos de gobiernos: un grupo de izquierda -Venezuela, Bolivia y Cuba-; un grupo que enfrenta puntualmente la política yanqui –Argentina, Brasil, Uruguay, Perú y Ecuador- y un grupo que se coloca como fieles aliados americanos –Chile, Paraguay y Colombia-. Una victoria de Alckmin sería un desequilibrio pro Estados Unidos, con la ida de Brasil al grupo de aliados serviles". Otro que habló del MST fue el dirigente nacional João Paulo Rodríguez, al decir que "es hora de ir encima de la derecha, movilizando la militancia para defender el proyecto". Por otro lado, adelantó que en los próximos días el movimiento formalizará su apoyo a la reelección. Asimismo, Artur Enrique, presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), declaró que, ahora, la cuestión central es "tomar las calles para evitar el desastre que sería la vuelta del PSDB, ya que Alckmin es la sumisión al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y el fin de los derechos sociales". Para la Secretaria nacional de Comunicación de la CUT, Rosane Bertotti, la batalla de la información jugará un papel decisivo en este segundo turno, para lo que tendrá que haber "una acción más articulada para enfrentar las manipulaciones de los medios, que esconden los avances obtenidos durante el Gobierno de Lula para cada uno de los sectores". Bertotti terminó destacando la importancia de la democratización de los medios de comunicación. La CUT, además, redactó un comunicado para apoyar Lula Da Silva por llevar a adelante "un liderazgo capaz de realizar inclusión social con desenvolvimiento, de convertirse en una alternativa soberana que se rebele contra la política neoliberal que está aumentando la injusticia y la pobreza en todo el mundo". En la misma sintonía se expresó el Sindicato de Metalúrgico de la región ABC –zona industrial que limita con la ciudad de San Pablo-, que por medio de su presidente, José López Feijoo, comunicó que realizaron una reunión con mil militantes, diputados, alcaldes y movimientos populares, donde se disidió "entrar con todo en la dispuesta electoral de la segunda vuelta para consolidar la victoria del pueblo". En este marco, donde todos los involucrados saben que la próxima es una instancia sin revancha, la dirigencia del PT ya comenzó a tener una actitud más agresiva en pos de un nuevo mandato de su líder y la última semana publicó un documento donde propuso el siguiente análisis: "durante doce años, el Partido de Social Democracia Brasileña (PSDB) gobernó el estado de San Pablo con Alckmin ejerciendo funciones de Vice y de Gobernador. Indagar sobre lo que fue hecho en este período permite vislumbrar que acontecería en el país en caso fuese electo presidente de la República". La primera cuestión a tener en cuenta, según el texto citado, es lo ocurrido en el área de educación, donde los tucanos –por el ave que lleva el logo del PSDB- "despedazaron las escuelas técnicas y las universidades estaduales; redujeron el cuadro de profesores; de 1995 al 2000 expulsaron a 47 mil profesores; redujeron en un millón el número de alumnos matriculados y congelaron los salarios por más de diez años". Luego, el informe hizo foco en el área de salud, donde "diversas ciudades se quedaron sin apoyo, lo que produjo una falta crónica de medicamentos y profesionales especializados; el equipamiento obsoleto no fue renovado y se desmontaron varios hospitales". Por ultimó, el relevamiento puso acento en la seguridad pública -escenario que se volvió alarmante por la creciente terciarización de las penitenciarias y por las 200 rebeliones registradas en 2003 - y en infraestructura para desenvolvimiento del Estado, donde "se privatizaron las nuevas líneas de Metro, nada fue destinado para la ampliación de la red ferroviaria y casi cero fue invertido en la generación de energía eléctrica; de tal manera que los dos apagones más graves en la historia brasileña (marzo de 1999 y enero de 2002) comenzaron en San Pablo, generando perdidas de 6 billones de reales". En tanto, entre los intelectuales de izquierda, con Emir Sader a la cabeza, hubo una coincidencia en que Alckmin representa en esta campaña electoral aquello que Collor de Mello, Fernando Enrique Cardoso y José Serra, cada cual a su modo, representaron en la elecciones de 1989, 1998 y 2002: la derecha, las fuerzas conservadoras y las elites que no necesitan que el país sea gobernado por un presidente de origen popular. Este sector tiene en cuenta que, en reiteradas ocasiones, Alckmin defendió sin tapujos el ALCA, dejando en claro que, bajo su tutela, la política de externa de Brasil acabaría con la integración regional, cambiaría la relación prioritaria con el continente africano y habría una subordinación a la política de los Estados Unidos de América. A eso se suma que los colaboradores de Alckmin ya revelaron que, en un eventual gobierno del PSDB, Petrobras, la Caja de Economía Federal y el Banco de Brasil entrarían en un proceso de privatización. Quien se agregó a la defensa de la propuesta del PT fue el Coordinador general de la campaña de Lula Da Silva, el profesor Marco Aurelio García. "Habrá respuesta para cada ataque. Cada ofensa será respondida de una manera enérgica. No tenemos miedo al debate porque tenemos claro que, en el campo programático, nuestro adversario tiene un proyecto extremadamente conservador y esconde determinados aspectos. Es un proyecto evidentemente privatista que procura retomar la agenda de FHC", advirtió el catedrático. Además de remarcar que "las fallas de los Gobiernos del PSDB serán apuntadas", García señaló que la gestión en San Pablo fue un fracaso en las políticas públicas y manifestó que tiene la certeza de que el pueblo brasileño está al tanto y rechazará el "riesgo Alckmin". En lo referido a lo político partidario, el Jefe de Gobierno consiguió incluir en su campaña a ocho gobernadores electos, cuatro petistas y cuatro aliados, al candidato del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en el ballotage del estado de Río de Janeiro –tercer colegio electoral del país-, que tiene muchas chances de ganar. El PMDB, aunque no presentó fórmula presidencial, será, a partir del año que viene, el partido con más bancas en la Cámara de Diputados. En contrapartida, al mismo tiempo que Lula Da Silva a tenido cierto éxito en su política de alianzas, Alckmin enfrenta críticas por haber admitido el apoyo de Anthony Garotinho, ex gobernador de Río de Janeiro tildado de populista y acusado de malversación de fondos públicos. Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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