Supera por 22 puntos al derechista Alckmin, según un nuevo sondeo. Los datos muestran el éxito de un compromiso más fuerte con los cambios sociales. Los que votaron por Heloísa Helena cada vez están más cerca del PT.
A sólo tres días de las segunda vuelta electoral en Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), obtendría el 61 por ciento de los votos validos –sin contar blancos ni nulos-, que le daría un margen de 22 puntos por sobre Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que obtendría el 39 por ciento. Los datos pertenecen a un sondeo realizado por la consultora Datafolha los días 23 y 24 de octubre. Con este panorama y con las perspectivas de que la ventaja se siga ampliando, sólo una catástrofe política del oficialismo podría cambiar el curso que ya han tomado los acontecimientos.
Aunque nunca se sabe. Todavía está fresco el recuerdo de las fotos publicadas dos días antes de las primeras elecciones por el diario Folha, de San Pablo, que mostraban el paquete de 1.700.000 reales que, supuestamente, habrían usado dirigentes paulistas del PT para comprar información secreta de la oposición. Las imágenes aparecieron cuando todavía no se había comprobado la veracidad de la denuncia y el dinero estaba custodiado por la Policía Federal por pedido de la Justicia.
En la encuesta anterior- del 16 y 17 de octubre-, Lula Da Silva cosechaba el 60 por ciento de los votos válidos y Alckmin el 40, por lo que ahora se registró el traspaso directo de un punto porcentual. Para el estudio, Datafolha entrevistó a 7218 electores en 347 municipios del país. El margen de error es de dos puntos porcentuales.
El trabajó también reveló que el líder de PT llegará a los comicios como el Presidente con mayor aprobación desde el año 1989, cuando se reanudaron las elecciones presidenciales por voto popular: el 53 por ciento considera que el desempeño del Gobierno actual es óptimo. En tanto, lo que tienen un opinión regular se mantienen en el 33 por ciento y los que piensan que es malo en un 15 por ciento.
Por otro lado, Lula Da Silva ganó tres puntos porcentuales en el Nordeste, donde ya pueden considerarse imbatible: pasó de 71 a 74 por ciento de intención de voto. Y en el Sudeste, región donde Alckmin se mantiene en el 41 por ciento, el mandatario osciló de 52 a 54 por ciento.
En el Sur, bastión político del PSDB, donde su abanderado cosecha el 50 por ciento y pudo cimentar la posibilidad de llevar todo a una nueva instancia eleccionaria, Lula Da Silva ganó un importante y alentador terreno: trepó hasta un 44 por ciento. Esa cifra era impensada hasta para los más optimistas cuando el domingo primero de octubre los cómputos dieron a Alckmin como amplio ganador en esa región.
Luego, Lula Da Silva ganó tres puntos porcentuales entre los electores con escolaridad media –pasó de 53 a 56 por ciento- y sigue manteniendo una amplia diferencia entre aquellos que tiene una escolaridad básica. En ese fragmento vence a Alckmin 64 a 31 por ciento.
Quizá el número que más tranquiliza a los funcionarios encargados de la campaña del PT sea el referido a contundencia del voto hacía su líder: entre los que pretenden votar a Lula Da Silva, el 93 por ciento dijo que está totalmente decidido. Además, el 63 por ciento de los que no están convencidos totalmente de optar por Alckmin, podría inclinarse por elegir la reelección del gobernante.
Cómo el voto es electrónico, otras de las preguntas realizadas por la consultora fue qué número debían digitar para votar correctamente: el 89 por ciento demostró saber que el 13 es para votar por la continuidad y el 45 para apoyar el regreso del PSDB al máximo nivel ejecutivo de Brasil, lugar que, desde el retorno de la democracia en 1985, ocupó hasta el 2002, año en se despidió de la presidencia Fernando Henrique Cardoso.
Ahora, la pregunta que más suena en la boca de los analistas políticos es ¿cuál es el misterio de este candidato que, habiendo acabado con el 48,7 por ciento de los votos en la primera vuelta, era presentado una semana después como virtual derrotado?
La respuesta puede llegar en pocas palabras: “el choque de gestión” y “el choque de ética”, propuestas principales de Alckmin, no aguantaron el golpe de la contraofensiva del PT y terminaron casi pulverizadas. En la nueva campaña de cara al balotage, las fuerzas discursivas del oficialismo apuntaron a evidenciar los trastornos económicos sociales que habían producido las políticas neoliberales del PSDB en el estado de San Pablo y a demostrar como el mismo Alckmin, mientras fue Gobernador, frenó en 69 oportunidades la formación de Comisiones Parlamentarias de Investigaciones (CPI), que pretendían estudiar las privatizaciones llevadas a cabo.
La otra pata que le permitió a Lula Da Silva avanzar en franca carrera hacia un inminente nuevo mandato fue su marcada movida hacia una posición de izquierda y popular. Sabía que ya no quedaba lugar para los titubeos y que necesitaba prometer con convicción que seguiría en la línea de distribución, de las políticas sociales y de la integración regional.
Este reacomodamiento fue, en cierta manera, provocado por la presión que hicieron desde abajo los movimientos sociales de base que conforman al PT desde su fundación en la década del ochenta. Tanto las organizaciones rurales como sindicales, que forman los sectores más influyentes dentro de ese conglomerado, se comprometieron a “luchar en las calles por el proyecto Lula” con la misma fuerza que empeñaron la palabra del Gobierno para que avance en la transformación social.
Entonces ¿fue Lula Da Silva por motus propio o sólo endureció su discurso para que los movimientos sociales los acompañen y se manifiesten públicamente por él? Poco interesa en la dinámica dialéctica, entre base y dirigencia, que siempre manejó el PT. Sí la resultante es el avance, no importa quién está en condiciones de presionar según la coyuntura.
Así, Lula Da Silva sigue creciendo entre quienes se inclinaron por la presidenciable y senadora Heloísa Helena -Partido Socialismo y Libertad (PSOL)- que terminó tercera con el 6,85 por cientos, unos 6.575.393 votos.
Helena accedió la banca que posee desde el PT, pero en el 2003, después de un entredicho insalvable con su bloque, se fue del Partido para formar el propio. Con ella se llevó a tradicionales votantes del PT que, en un escenario cara o cruz entre Lula Da Silva y Alckmin, parecen no tener mucho problema en regresar.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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