Niñez trabajadora de la pólvora
10/11/2006
- Opinión
El año 2006 está por concluir, es época de frío y se acercan las fiestas religiosas cristianas y aquellos eventos que se han vuelto tradicionales para la población guatemalteca. La niñez en esta época se vuelve el objeto principal de la publicidad. Los anuncios, las ofertas: compre esto, consuma aquello, regale esto, póngase aquello; cada palabra es lanzada con fuerza a la mente de los pequeños. Los niveles de consumo, sin duda aumentan aún más que en cualquier otra época. La percepción de los niños se basa en lo que pueden recibir y tienen; algunos de ellos presumen ante otros sobre los regalos que recibirán, sobre lo que comprarán, hablan de la ropa que usarán, sobre lo que comerán, marcándose así las diferencias económicas y sociales desde niños. Cayendo en una deformación de la realidad.
Para la mayoría de la población infantil que se debate en la sobrevivencia diaria, esta época se torna más peligrosa, especialmente para aquellos niños que trabajan con la pólvora, catalogada por la OIT como una de las peores formas de trabajo infantil. Año con año se escuchan noticias lamentables relacionadas a la manipulación de este producto utilizado para la fabricación de cohetillos, volcancitos, silbadores, estrellitas y un sin número de nombres que se le ponen a los productos emanados de la pólvora; pero también de niños que en el afán de “divertirse” resultan heridos al utilizarlos.
En Guatemala, según el Instituto Nacional de Estadística, Censo Nacional XI de población y VI de habitación, en el 2002, de un total de 12 millones de habitantes para ese año, el 42.3% corresponde a edades de 0-14 años, y “1 de cada 10 personas de 7 a 14 años de edad participa en el mercado laboral, ya sea como trabajador o como buscador activo de puestos de trabajo. De este grupo, el 73.5% pertenecen al sexo masculino y el 26.5% al sexo femenino”. Además, engrosan el 43.9% de trabajadores no calificados (Censo: cuadro 39. PEA de 7 años y más de edad, según ocupación), para 1994 era del 36.7%.
El trabajo en las coheterías, debió estar incluido dentro de este rango. Los niños, y adultos, que trabajan en estos lugares corren un alto riesgo: enfermedades del aparato respiratorio al inhalar productos tóxicos, sufrir amputaciones de algún miembro y quedar discapacitados y hasta morir por lo altamente inflamable de la sustancia, son consecuencias que se pueden evitar. El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, IPEC por sus siglas en inglés, de la OIT, realizó un proyecto denominado “Eliminación progresiva del Trabajo Infantil en las Coheterías en San Juan Sacatepéquez y San Raymundo” en Guatemala, año 2002. Donde se destaca que “entre el 85 y 95% de la producción cohetera nacional, se realiza en esos dos municipios, desde hace 30 años. Alrededor del 80% de la población labora en esta industria de la pólvora, 2,000 niños y niñas a partir de los 3 años trabajan en talleres instalados en sus propios hogares, en su mayoría indígenas y muy pobres”, datos tomados del informe final de evaluación del proyecto. La estrategia incluyó: elemento de apoyo social, alrededor de educación y salud como grandes ejes, elemento de generación alternativa de ingresos suficientes para hacer innecesario el aporte económico del trabajo infantil, y un elemento de sensibilización y movilización en varios ámbitos.
De los resultados del proyecto se mencionan: “La primera fábrica modelo, única que ya se encuentra en la fase de operación, centralizó la producción de 13 familias que antes se dedicaban a la actividad cohetera domiciliar…40 puestos de trabajo…niveles de ingreso más atractivos que los intermediarios”. Y en la evaluación los consultores dicen: “se pudo constatar la realidad de los proceso de tecnificación, y de la reducción de la peligrosidad de la actividad que se buscaba…no se pudo constatar el aumento de su rentabilidad y el que los beneficiarios puedan a término prescindir del uso de mano de obra infantil es por ahora solamente un supuesto razonable”. Además, la posibilidad de crear una red local de monitoreo del trabajo infantil.
La experiencia parece haber sido buena, pero el problema no terminará mientras la pobreza y extrema pobreza no se erradiquen. La brecha entre pobres y ricos se hace más grande. La vulnerabilidad de la niñez también. De modo que si usted considera renovar algunos propósitos para el año 2007, incluya en ellos su granito de arena que contribuya a erradicar el trabajo infantil en general y en especial aquellos catalogados como los peores: prostitución y pornografía infantil, participación en conflictos armados, trata de niños y adopciones ilícitas y también a la niñez Trabajadora de la pólvora.
- Silvia Orozco Santisteban - Analista de Incidencia Democrática
Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
http://www.i-dem.org
Para la mayoría de la población infantil que se debate en la sobrevivencia diaria, esta época se torna más peligrosa, especialmente para aquellos niños que trabajan con la pólvora, catalogada por la OIT como una de las peores formas de trabajo infantil. Año con año se escuchan noticias lamentables relacionadas a la manipulación de este producto utilizado para la fabricación de cohetillos, volcancitos, silbadores, estrellitas y un sin número de nombres que se le ponen a los productos emanados de la pólvora; pero también de niños que en el afán de “divertirse” resultan heridos al utilizarlos.
En Guatemala, según el Instituto Nacional de Estadística, Censo Nacional XI de población y VI de habitación, en el 2002, de un total de 12 millones de habitantes para ese año, el 42.3% corresponde a edades de 0-14 años, y “1 de cada 10 personas de 7 a 14 años de edad participa en el mercado laboral, ya sea como trabajador o como buscador activo de puestos de trabajo. De este grupo, el 73.5% pertenecen al sexo masculino y el 26.5% al sexo femenino”. Además, engrosan el 43.9% de trabajadores no calificados (Censo: cuadro 39. PEA de 7 años y más de edad, según ocupación), para 1994 era del 36.7%.
El trabajo en las coheterías, debió estar incluido dentro de este rango. Los niños, y adultos, que trabajan en estos lugares corren un alto riesgo: enfermedades del aparato respiratorio al inhalar productos tóxicos, sufrir amputaciones de algún miembro y quedar discapacitados y hasta morir por lo altamente inflamable de la sustancia, son consecuencias que se pueden evitar. El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, IPEC por sus siglas en inglés, de la OIT, realizó un proyecto denominado “Eliminación progresiva del Trabajo Infantil en las Coheterías en San Juan Sacatepéquez y San Raymundo” en Guatemala, año 2002. Donde se destaca que “entre el 85 y 95% de la producción cohetera nacional, se realiza en esos dos municipios, desde hace 30 años. Alrededor del 80% de la población labora en esta industria de la pólvora, 2,000 niños y niñas a partir de los 3 años trabajan en talleres instalados en sus propios hogares, en su mayoría indígenas y muy pobres”, datos tomados del informe final de evaluación del proyecto. La estrategia incluyó: elemento de apoyo social, alrededor de educación y salud como grandes ejes, elemento de generación alternativa de ingresos suficientes para hacer innecesario el aporte económico del trabajo infantil, y un elemento de sensibilización y movilización en varios ámbitos.
De los resultados del proyecto se mencionan: “La primera fábrica modelo, única que ya se encuentra en la fase de operación, centralizó la producción de 13 familias que antes se dedicaban a la actividad cohetera domiciliar…40 puestos de trabajo…niveles de ingreso más atractivos que los intermediarios”. Y en la evaluación los consultores dicen: “se pudo constatar la realidad de los proceso de tecnificación, y de la reducción de la peligrosidad de la actividad que se buscaba…no se pudo constatar el aumento de su rentabilidad y el que los beneficiarios puedan a término prescindir del uso de mano de obra infantil es por ahora solamente un supuesto razonable”. Además, la posibilidad de crear una red local de monitoreo del trabajo infantil.
La experiencia parece haber sido buena, pero el problema no terminará mientras la pobreza y extrema pobreza no se erradiquen. La brecha entre pobres y ricos se hace más grande. La vulnerabilidad de la niñez también. De modo que si usted considera renovar algunos propósitos para el año 2007, incluya en ellos su granito de arena que contribuya a erradicar el trabajo infantil en general y en especial aquellos catalogados como los peores: prostitución y pornografía infantil, participación en conflictos armados, trata de niños y adopciones ilícitas y también a la niñez Trabajadora de la pólvora.
- Silvia Orozco Santisteban - Analista de Incidencia Democrática
Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
http://www.i-dem.org
https://www.alainet.org/es/active/14459
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