Estados Unidos, Iraq y el objetivo Irán
Las armas económicas van primero… y ¿después?
11/01/2007
- Opinión
El “nuevo plan” de Bush para Iraq, las sanciones bancarias a Teherán, las amenazas implícitas de Israel y la resolución 1737 de la ONU se engloban dentro del diseño de Washington y sus aliados para atacar al país persa.
En este joven 2007 parece ser que las ambiciones imperialistas de George W. Bush y los halcones de Washington y Tel Aviv están aceleradas y sus cañones apuntalan sus miras hacia Irán. El tablero geopolítico iraní es ahora primordial para los hombres belicistas de Estados Unidos e Israel.
Si bien, después del muy cuestionado ahorcamiento de Saddam Hussein y los rumores que resonaron a cerca de que rumbo iba a tomar la estrategia estadounidense en Iraq, lo cierto es que la “opción militar” –predilecta de Bush y su sequito- nunca fue descartada y mucho menos dejada de lado.
La resolución 1737 de las Naciones Unidas (ONU), que condena al programa nuclear iraní es la puerta de entrada, que el eje Washington-Tel Aviv-Londres estaba buscando para poder dar el siguiente paso, un ataque militar contra Irán.
Muchas cosas pasaron desde que se aprobó aquella resolución. La ejecución de Saddam Hussein, el incremento de la violencia entre sunnitas y chiítas en Iraq. El “lapsus” nuclear del primer ministro israelí, Ehud Olmert quién mencionó a Israel dentro de los países con armas atómicas. Y la noticia publicada por el diario londinense The Sunday Times, que manifestó que Tel Aviv cuenta con planes de atacar con “armas nucleares tácticas” a Teherán.
Todo esto marca un escenario de preparación para una casi inminente acción militar contra el país persa. En anteriores ocasiones se mencionó que los planes estadounidenses-israelíes para una acción bélica en Irán están trazados desde hace más de dos años. Solo era cuestión de encontrar el momento oportuno, que permita “justificar” ante la comunidad internacional las bombas que están preparadas para caer sobre el país islámico.
La resolución de la ONU propicio ese momento oportuno, ya que ante el resto del orbe el programa nuclear iraní no solo es cuestionado, sino que es sospechado (y no solo por Estados Unidos y sus aliados), sino por el órgano que nuclea a casi todos los países del globo terráqueo.
Pese a que Irán anunció que continuará con su programa nuclear, dejando claro que es sólo de uso civil y que no abandonará el Tratado de Proliferación de Armas Nucleares (TPN), y pese a que muchos expertos anuncian que la condena o las sanciones de la ONU no tendrán un efecto contundente en el país persa, lo concreto es que los señores de la guerra en Washington y Tel Aviv aceleran sus movimientos para cercar económica y militarmente a Irán.
Sin perder el tiempo Estados Unidos intensificó sus refuerzos para aislar económicamente a Irán. Según informó el diario The Wall Street Journal en su edición europea, el Commerzbank AG, el segundo banco en importancia de Alemania, pondrá fin a sus transacciones con los bancos controlados por el Estado iraní el próximo 31 de enero. El año pasado, el Commerzbank se convirtió en el principal gestor de las transacciones de dólares iraníes en Estados Unidos. Las presiones de Washington hacia los bancos europeos se presume que seguirán. La resolución de la ONU es una buena excusa para hacerlo.
El martes pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó al quinto banco Sepah iraní de propiedad estatal y a sus filiales de contribuir a la proliferación de armamentos y prohibió a los bancos que operan en Estados Unidos actuar en su nombre.
Pero al mismo tiempo Washington considera esencial involucrar a Europa en el aislamiento que pretende ejercer contra Irán dado que la Unión Europea (UE) es uno de los mayores socios comerciales de ese país. El comercio entre la UE e Irán superó los 25.000 millones de dólares el año pasado, pero, debido a las presiones estadounidenses, según fuentes, esas transacciones están estancándose.
Pese a estos artilugios, cabe recordar que Estados Unidos impone un embargo y sanciones económicas contra el país persa desde hace más de 27 años, y esto no ha detenido su desarrollo.
Además existen otros factores que permiten entender la arremetida estadounidense. El pasado 18 de diciembre Irán anunció su decisión formal de adoptar el euro como moneda oficial de cambio, lo que significa que sus transacciones financieras serán realizadas en la moneda europea. Meses antes, en marzo de 2006 Teherán abrió Iranian Oil Bourse o la Bolsa Petrolera de Irán (BPI), donde los petroeuros serán el mecanismo de comercialización del oro negro.
Según expertos, esta es una jugada estratégica de gran valor para Irán, los europeos no tendrán que comprar y tener dólares para asegurar su pago del petróleo, los chinos y los japoneses estarán ansiosos de adoptar el nuevo tipo de cambio, porque les permitirá disminuir drásticamente sus enormes reservas de dólares y diversificar con euros, y los rusos también tienen intereses económicos inherentes para adoptar el euro.
¿Guerra económica, previo a la guerra militar? No sería descabellada afirmar esta interrogante. En el fondo, para el eje Washington-Tel Aviv-Londres los átomos iraníes siempre fueron de color negro, el color del petróleo, del cual Irán es el cuarto productor mundial.
Por estos días circuló en la prensa convencional, lo que podría llamarse la respuesta iraní a las presiones de Washington y sus seguidores. Militares de alto rango de Irán advirtieron sobre la posibilidad de cortar el estrecho de Ormuz, la ruta de crudo por donde circula diariamente el 40 por ciento de la energía del mundo.
Una medida así podría sumar un nuevo frente de conflicto energético para Europa occidental, que ya se encuentra en alerta por la "guerra del gas" entre Rusia y Belarús. Además de ser una zona de gran valor geopolítico.
Este es el actual escenario que se cierne sobre el tablero nuclear iraní, el cual fue completamente diseñado por Estados Unidos y sus aliados. ¿Y qué papel juega la situación de Iraq en todo esto?
Sin lugar a dudas, el país invadido por las huestes militares estadounidenses, es un pilar fundamental en este contexto. Hasta el cierre de esta edición Bush todavía no había dado el discurso que anunciará el “nuevo plan” que Washington va a seguir en Iraq.
Sin embargo, circuló en medios estadounidenses, citando fuentes de la Casa Blanca, que el presidente del país norteamericano planea anunciar el envío de unos 21.500 soldados adicionales para unirse a las 140.000 instaladas en el país babilónico, como parte de un postergado cambio de estrategia en el conflicto.
Seguramente un Bush –con la arrogancia belicista que lo caracteriza- no reconocerá el fracaso en Iraq, sino solo “admitirá” que fue un error no haber enviado mas tropas mucho antes .
Pese a la aparente “oposición” que manifiestan postular los Demócratas vencedores de las ultimas legislativas, los que ahora tienen el control de las dos cámaras del Congreso, gracias a que en su campaña electoral pidieron el retiro inmediato de las tropas de Iraq, paulatinamente bajaron el tono a sus reclamos y ahora solo exigen que Bush no envíe más soldados de los que ya se encuentran en Iraq.
Es de gran conocimiento que tanto Republicanos como Demócratas cuentan con “una solo estrategia imperial” para Estados Unidos, con algunas diferencias en su forma de ejecución. Ambos representan polos de poder y mantienen intereses económicos en la aventura militar en Iraq.
En todo caso, y más allá de las disputas de poder, los que realmente están en oposición contra el envió de más botas militares al país árabe son la ciudadanía. Según un sondeo realizado por USA Today/Gallup un 61 por ciento de los estadounidenses se oponen a la idea de aumentar la cantidad de tropas en Iraq, contra un 36 por ciento que la apoya.
Sin embargo ¿realmente alguien pensó que Bush y sus halcones belicosos harían caso al grupo de estudio sobre Iraq, que entre otras cosas proponía apertura de negociaciones en Medio Oriente, principalmente con Irán y Siria?
La política de Bush y los “neocons” ha sido una sola desde el 11S, el lenguaje de las armas ha sido y son la mejor manera que tienen para lograr sus propósitos esbozados en el "Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense" (por sus siglas en inglés PNAC), que además llenará las arcas de los mercenarios de la guerra instalados en la Casa Blanca y el Pentágono.
Entonces, dentro los proyectos de diseño del “Gran Medio Oriente” y con la actual cuestión nuclear con Irán, en un casi inminente escenario de guerra con Irán, los marines asentados en Iraq servirían como retaguardia del conflicto.
El especialista mexicano en asuntos internacionales, Alfredo Jalife-Rahme sostiene que “el incremento militar en Iraq constituye una cobertura para prevenir un previsible levantamiento chiíta árabe en Iraq como consecuencia del bombardeo de las plantas atómicas de los chiítas persas de Irán, el verdadero objetivo estratégico del nuevo plan bushiano”.
Jalife-Rahme además señala que lo que más preocupa a los teóricos del American Enterprise Institute (AEI) –otro bastión de los “neocons”- son las elecciones presidenciales en los próximos dos años, por lo que necesitan un golpe espectacular que han esquematizado mediante la santa alianza de Estados Unidos, Israel y la OTAN con los sunnitas "moderados" árabes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Jordania y Egipto, para derrotar a la teocracia chiíta de Irán.
Es por eso que la beligerante política exterior de Estados Unidos continuará en Iraq, en Irán, y en Somalia. Sus socios espartanos se preparan para la guerra, los “rumores” de que Israel ataque nuclearmente a Irán, son realidades teñidas de amenazas implícitas.
Si es que se materializa un ataque militar contra Irán y este en defensa propia responda con un severo contraataque, se desataría una gran guerra. Todo este escenario será por ambiciones imperialistas, económicas y geopolíticas, pilares fundamentales de los socios belicosos de Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña. Irán con sus riquezas energéticas y geopolíticas es un tablero donde las principales potencias están en una disputa todavía diplomática.
¿Qué postura tomarán Rusia y China cuando las armas hayan hablado en Irán?
Teherán sabe que la “guerra económica” es el paso previo para la guerra militar, por eso realizó grandes ejercicios militares a fines del año pasado. Moscú también lo sabe, por eso refuerza el sistema de defensa iraní con misiles Tor M-1. Pekín también lo sabe. Todos los actores saben que un ataque estadounidense y/o israelí a Irán desatará una guerra regional que se puede ampliar a otros sectores del mundo. ¿El resto de la humanidad lo sabrá concientemente?
En este joven 2007 parece ser que las ambiciones imperialistas de George W. Bush y los halcones de Washington y Tel Aviv están aceleradas y sus cañones apuntalan sus miras hacia Irán. El tablero geopolítico iraní es ahora primordial para los hombres belicistas de Estados Unidos e Israel.
Si bien, después del muy cuestionado ahorcamiento de Saddam Hussein y los rumores que resonaron a cerca de que rumbo iba a tomar la estrategia estadounidense en Iraq, lo cierto es que la “opción militar” –predilecta de Bush y su sequito- nunca fue descartada y mucho menos dejada de lado.
La resolución 1737 de las Naciones Unidas (ONU), que condena al programa nuclear iraní es la puerta de entrada, que el eje Washington-Tel Aviv-Londres estaba buscando para poder dar el siguiente paso, un ataque militar contra Irán.
Muchas cosas pasaron desde que se aprobó aquella resolución. La ejecución de Saddam Hussein, el incremento de la violencia entre sunnitas y chiítas en Iraq. El “lapsus” nuclear del primer ministro israelí, Ehud Olmert quién mencionó a Israel dentro de los países con armas atómicas. Y la noticia publicada por el diario londinense The Sunday Times, que manifestó que Tel Aviv cuenta con planes de atacar con “armas nucleares tácticas” a Teherán.
Todo esto marca un escenario de preparación para una casi inminente acción militar contra el país persa. En anteriores ocasiones se mencionó que los planes estadounidenses-israelíes para una acción bélica en Irán están trazados desde hace más de dos años. Solo era cuestión de encontrar el momento oportuno, que permita “justificar” ante la comunidad internacional las bombas que están preparadas para caer sobre el país islámico.
La resolución de la ONU propicio ese momento oportuno, ya que ante el resto del orbe el programa nuclear iraní no solo es cuestionado, sino que es sospechado (y no solo por Estados Unidos y sus aliados), sino por el órgano que nuclea a casi todos los países del globo terráqueo.
Pese a que Irán anunció que continuará con su programa nuclear, dejando claro que es sólo de uso civil y que no abandonará el Tratado de Proliferación de Armas Nucleares (TPN), y pese a que muchos expertos anuncian que la condena o las sanciones de la ONU no tendrán un efecto contundente en el país persa, lo concreto es que los señores de la guerra en Washington y Tel Aviv aceleran sus movimientos para cercar económica y militarmente a Irán.
Sin perder el tiempo Estados Unidos intensificó sus refuerzos para aislar económicamente a Irán. Según informó el diario The Wall Street Journal en su edición europea, el Commerzbank AG, el segundo banco en importancia de Alemania, pondrá fin a sus transacciones con los bancos controlados por el Estado iraní el próximo 31 de enero. El año pasado, el Commerzbank se convirtió en el principal gestor de las transacciones de dólares iraníes en Estados Unidos. Las presiones de Washington hacia los bancos europeos se presume que seguirán. La resolución de la ONU es una buena excusa para hacerlo.
El martes pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó al quinto banco Sepah iraní de propiedad estatal y a sus filiales de contribuir a la proliferación de armamentos y prohibió a los bancos que operan en Estados Unidos actuar en su nombre.
Pero al mismo tiempo Washington considera esencial involucrar a Europa en el aislamiento que pretende ejercer contra Irán dado que la Unión Europea (UE) es uno de los mayores socios comerciales de ese país. El comercio entre la UE e Irán superó los 25.000 millones de dólares el año pasado, pero, debido a las presiones estadounidenses, según fuentes, esas transacciones están estancándose.
Pese a estos artilugios, cabe recordar que Estados Unidos impone un embargo y sanciones económicas contra el país persa desde hace más de 27 años, y esto no ha detenido su desarrollo.
Además existen otros factores que permiten entender la arremetida estadounidense. El pasado 18 de diciembre Irán anunció su decisión formal de adoptar el euro como moneda oficial de cambio, lo que significa que sus transacciones financieras serán realizadas en la moneda europea. Meses antes, en marzo de 2006 Teherán abrió Iranian Oil Bourse o la Bolsa Petrolera de Irán (BPI), donde los petroeuros serán el mecanismo de comercialización del oro negro.
Según expertos, esta es una jugada estratégica de gran valor para Irán, los europeos no tendrán que comprar y tener dólares para asegurar su pago del petróleo, los chinos y los japoneses estarán ansiosos de adoptar el nuevo tipo de cambio, porque les permitirá disminuir drásticamente sus enormes reservas de dólares y diversificar con euros, y los rusos también tienen intereses económicos inherentes para adoptar el euro.
¿Guerra económica, previo a la guerra militar? No sería descabellada afirmar esta interrogante. En el fondo, para el eje Washington-Tel Aviv-Londres los átomos iraníes siempre fueron de color negro, el color del petróleo, del cual Irán es el cuarto productor mundial.
Por estos días circuló en la prensa convencional, lo que podría llamarse la respuesta iraní a las presiones de Washington y sus seguidores. Militares de alto rango de Irán advirtieron sobre la posibilidad de cortar el estrecho de Ormuz, la ruta de crudo por donde circula diariamente el 40 por ciento de la energía del mundo.
Una medida así podría sumar un nuevo frente de conflicto energético para Europa occidental, que ya se encuentra en alerta por la "guerra del gas" entre Rusia y Belarús. Además de ser una zona de gran valor geopolítico.
Este es el actual escenario que se cierne sobre el tablero nuclear iraní, el cual fue completamente diseñado por Estados Unidos y sus aliados. ¿Y qué papel juega la situación de Iraq en todo esto?
Sin lugar a dudas, el país invadido por las huestes militares estadounidenses, es un pilar fundamental en este contexto. Hasta el cierre de esta edición Bush todavía no había dado el discurso que anunciará el “nuevo plan” que Washington va a seguir en Iraq.
Sin embargo, circuló en medios estadounidenses, citando fuentes de la Casa Blanca, que el presidente del país norteamericano planea anunciar el envío de unos 21.500 soldados adicionales para unirse a las 140.000 instaladas en el país babilónico, como parte de un postergado cambio de estrategia en el conflicto.
Seguramente un Bush –con la arrogancia belicista que lo caracteriza- no reconocerá el fracaso en Iraq, sino solo “admitirá” que fue un error no haber enviado mas tropas mucho antes .
Pese a la aparente “oposición” que manifiestan postular los Demócratas vencedores de las ultimas legislativas, los que ahora tienen el control de las dos cámaras del Congreso, gracias a que en su campaña electoral pidieron el retiro inmediato de las tropas de Iraq, paulatinamente bajaron el tono a sus reclamos y ahora solo exigen que Bush no envíe más soldados de los que ya se encuentran en Iraq.
Es de gran conocimiento que tanto Republicanos como Demócratas cuentan con “una solo estrategia imperial” para Estados Unidos, con algunas diferencias en su forma de ejecución. Ambos representan polos de poder y mantienen intereses económicos en la aventura militar en Iraq.
En todo caso, y más allá de las disputas de poder, los que realmente están en oposición contra el envió de más botas militares al país árabe son la ciudadanía. Según un sondeo realizado por USA Today/Gallup un 61 por ciento de los estadounidenses se oponen a la idea de aumentar la cantidad de tropas en Iraq, contra un 36 por ciento que la apoya.
Sin embargo ¿realmente alguien pensó que Bush y sus halcones belicosos harían caso al grupo de estudio sobre Iraq, que entre otras cosas proponía apertura de negociaciones en Medio Oriente, principalmente con Irán y Siria?
La política de Bush y los “neocons” ha sido una sola desde el 11S, el lenguaje de las armas ha sido y son la mejor manera que tienen para lograr sus propósitos esbozados en el "Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense" (por sus siglas en inglés PNAC), que además llenará las arcas de los mercenarios de la guerra instalados en la Casa Blanca y el Pentágono.
Entonces, dentro los proyectos de diseño del “Gran Medio Oriente” y con la actual cuestión nuclear con Irán, en un casi inminente escenario de guerra con Irán, los marines asentados en Iraq servirían como retaguardia del conflicto.
El especialista mexicano en asuntos internacionales, Alfredo Jalife-Rahme sostiene que “el incremento militar en Iraq constituye una cobertura para prevenir un previsible levantamiento chiíta árabe en Iraq como consecuencia del bombardeo de las plantas atómicas de los chiítas persas de Irán, el verdadero objetivo estratégico del nuevo plan bushiano”.
Jalife-Rahme además señala que lo que más preocupa a los teóricos del American Enterprise Institute (AEI) –otro bastión de los “neocons”- son las elecciones presidenciales en los próximos dos años, por lo que necesitan un golpe espectacular que han esquematizado mediante la santa alianza de Estados Unidos, Israel y la OTAN con los sunnitas "moderados" árabes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Jordania y Egipto, para derrotar a la teocracia chiíta de Irán.
Es por eso que la beligerante política exterior de Estados Unidos continuará en Iraq, en Irán, y en Somalia. Sus socios espartanos se preparan para la guerra, los “rumores” de que Israel ataque nuclearmente a Irán, son realidades teñidas de amenazas implícitas.
Si es que se materializa un ataque militar contra Irán y este en defensa propia responda con un severo contraataque, se desataría una gran guerra. Todo este escenario será por ambiciones imperialistas, económicas y geopolíticas, pilares fundamentales de los socios belicosos de Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña. Irán con sus riquezas energéticas y geopolíticas es un tablero donde las principales potencias están en una disputa todavía diplomática.
¿Qué postura tomarán Rusia y China cuando las armas hayan hablado en Irán?
Teherán sabe que la “guerra económica” es el paso previo para la guerra militar, por eso realizó grandes ejercicios militares a fines del año pasado. Moscú también lo sabe, por eso refuerza el sistema de defensa iraní con misiles Tor M-1. Pekín también lo sabe. Todos los actores saben que un ataque estadounidense y/o israelí a Irán desatará una guerra regional que se puede ampliar a otros sectores del mundo. ¿El resto de la humanidad lo sabrá concientemente?
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
https://www.alainet.org/es/active/15864
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