Bloqueo contra los pobres
30/10/2007
- Opinión
Millones de seres humanos que habitamos los países más pobres del mundo hemos recibido algún beneficio de la revolución cubana. La solidaridad es la principal característica de ese ejemplar modelo de sociedad. Una solidaridad especial, porque es Cuba también un país con enormes limitaciones económicas, con un sistema de gobierno que tiene al ser humano, y no al consumo y la ganancia, como su esencia y fundamento.
En Honduras, después del huracán Mitch, la solidaridad del gobierno y pueblo revolucionario de Cuba se ha sentido en los poblados y familias más pobres. Alrededor de trece millones de consultas médicas han brindado los galenos cubanos, de manera gratuita, a ciudadanos hondureños, casi trescientas mil intervenciones quirúrgicas han realizado los médicos especialistas que de Cuba han venido a servir a los hondureños, las vidas salvadas con el equipo médico reparado por técnicos cubanos son innumerables, más de mil doscientos jóvenes hondureños se han favorecido con becas para estudiar diferentes carreras universitarias, especialmente medicina en Cuba –ya son alrededor de trescientos los médicos hondureños graduados en la isla revolucionaria- en donde el gobierno de ese país ha costeado todos los gastos, más de diez mil hondureños han aprendido a leer en proyectos de alfabetización acompañados por pedagogos cubanos especialistas en el método “Yo si puedo”.
Podríamos seguir enlistando acciones de solidaridad de la revolución cubana en Honduras y demás pueblos pobres de América y el mundo, más nos interesa destacar que toda esa incalculable ayuda solidaria nace del corazón de la gente y del gobierno de esa revolución en la que tienen bien claro que: “vale más, pero millones de veces más, la vida de un solo ser humano que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra” (Che Guevara).
No hay bloqueo, por inhumano y cruel, que haya podido detener el espíritu solidario de los cubanos.
El gobierno de los Estados Unidos ha mantenido desde inicios del gobierno revolucionario una política malintencionada contra Cuba, y para su aplicación no les ha importado causar muertes y calamidades en la isla revolucionaria, reserva moral del mundo.
El bloqueo contra Cuba es uno de los más grandes actos de terrorismo que el gobierno estadounidense ha ejecutado en el planeta, porque no sólo ha afectado a su enemigo político ideológico, sino también ha hecho un daño terrible a los pueblos pobres del mundo que hubiesen recibido más apoyo y acciones de solidaridad de la revolución si el imperio no estuviera permanentemente empeñado en destruir ese ejemplar sistema revolucionario.
Desgraciadamente ante la justicia internacional oficial no se puede acusar al gobierno del país más poderoso del mundo que puede causar todas las muertes y calamidades con tal de imponer su sistema económico, ideológico y político. El gobierno de los Estados Unidos no hace caso al clamor de los 184 países del mundo que en la Asamblea general de las naciones unidas han expresado su oposición al bloqueo contra Cuba, la ONU ha sido repetidas veces irrespetada por el gobierno imperialista.
Por suerte en Cuba se demuestra que los pueblos pobres pueden resistir con dignidad construyendo sistemas políticos y económicos originales, auténticos, de acuerdo a la realidad de cada nación. El desarrollo humano alcanzado por Cuba con su proceso revolucionario que se ha fortalecido y legitimado con el sacrificio y lucha de su pueblo por defender su revolución y sus conquistas es un ejemplo para todos los pueblos pobres del mundo.
Esta tendencia se vive ya en varios países de América Latina, por eso se entiende la desesperación del imperio norteamericano al endurecer las medidas del bloqueo económico y político contra la revolución cubana, no importando cuantos millones de habitantes de los pueblos pobres del mundo salgan afectados con sus medidas.
El bloqueo contra Cuba es inhumano, es injusto, golpea a todos los pobres de América Latina y del mundo por eso debe terminar. Mientras tanto Cuba recibirá la solidaridad fraterna de los habitantes de todos los países que, como en Honduras, hemos comprobado que la solidaridad, la hermandad y fraternidad entre los pueblos pobres construyen y fortalecen la dignidad necesaria para soportar y luchar contra todas las atrocidades de un imperio injusto, conservando viva la esperanza de gestar sistemas políticos que como el de Cuba responda a los intereses de los más pobres.
Hasta la victoria siempre
En Honduras, después del huracán Mitch, la solidaridad del gobierno y pueblo revolucionario de Cuba se ha sentido en los poblados y familias más pobres. Alrededor de trece millones de consultas médicas han brindado los galenos cubanos, de manera gratuita, a ciudadanos hondureños, casi trescientas mil intervenciones quirúrgicas han realizado los médicos especialistas que de Cuba han venido a servir a los hondureños, las vidas salvadas con el equipo médico reparado por técnicos cubanos son innumerables, más de mil doscientos jóvenes hondureños se han favorecido con becas para estudiar diferentes carreras universitarias, especialmente medicina en Cuba –ya son alrededor de trescientos los médicos hondureños graduados en la isla revolucionaria- en donde el gobierno de ese país ha costeado todos los gastos, más de diez mil hondureños han aprendido a leer en proyectos de alfabetización acompañados por pedagogos cubanos especialistas en el método “Yo si puedo”.
Podríamos seguir enlistando acciones de solidaridad de la revolución cubana en Honduras y demás pueblos pobres de América y el mundo, más nos interesa destacar que toda esa incalculable ayuda solidaria nace del corazón de la gente y del gobierno de esa revolución en la que tienen bien claro que: “vale más, pero millones de veces más, la vida de un solo ser humano que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra” (Che Guevara).
No hay bloqueo, por inhumano y cruel, que haya podido detener el espíritu solidario de los cubanos.
El gobierno de los Estados Unidos ha mantenido desde inicios del gobierno revolucionario una política malintencionada contra Cuba, y para su aplicación no les ha importado causar muertes y calamidades en la isla revolucionaria, reserva moral del mundo.
El bloqueo contra Cuba es uno de los más grandes actos de terrorismo que el gobierno estadounidense ha ejecutado en el planeta, porque no sólo ha afectado a su enemigo político ideológico, sino también ha hecho un daño terrible a los pueblos pobres del mundo que hubiesen recibido más apoyo y acciones de solidaridad de la revolución si el imperio no estuviera permanentemente empeñado en destruir ese ejemplar sistema revolucionario.
Desgraciadamente ante la justicia internacional oficial no se puede acusar al gobierno del país más poderoso del mundo que puede causar todas las muertes y calamidades con tal de imponer su sistema económico, ideológico y político. El gobierno de los Estados Unidos no hace caso al clamor de los 184 países del mundo que en la Asamblea general de las naciones unidas han expresado su oposición al bloqueo contra Cuba, la ONU ha sido repetidas veces irrespetada por el gobierno imperialista.
Por suerte en Cuba se demuestra que los pueblos pobres pueden resistir con dignidad construyendo sistemas políticos y económicos originales, auténticos, de acuerdo a la realidad de cada nación. El desarrollo humano alcanzado por Cuba con su proceso revolucionario que se ha fortalecido y legitimado con el sacrificio y lucha de su pueblo por defender su revolución y sus conquistas es un ejemplo para todos los pueblos pobres del mundo.
Esta tendencia se vive ya en varios países de América Latina, por eso se entiende la desesperación del imperio norteamericano al endurecer las medidas del bloqueo económico y político contra la revolución cubana, no importando cuantos millones de habitantes de los pueblos pobres del mundo salgan afectados con sus medidas.
El bloqueo contra Cuba es inhumano, es injusto, golpea a todos los pobres de América Latina y del mundo por eso debe terminar. Mientras tanto Cuba recibirá la solidaridad fraterna de los habitantes de todos los países que, como en Honduras, hemos comprobado que la solidaridad, la hermandad y fraternidad entre los pueblos pobres construyen y fortalecen la dignidad necesaria para soportar y luchar contra todas las atrocidades de un imperio injusto, conservando viva la esperanza de gestar sistemas políticos que como el de Cuba responda a los intereses de los más pobres.
Hasta la victoria siempre
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