Honduras

Derechos humanos y cooperación internacional

Melvin Martínez

19/12/2011

Opinión

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El respeto a los derechos humanos y la transparencia en la inversión social son los valores más importantes de una sociedad enmarcada políticamente en la democracia. Eso lo tienen muy claro los organismos financieros internacionales, independientemente que sean apéndices de los intereses imperiales del sistema económico dominante en el mundo.

Los derechos humanos son la manifestación más grande de la dignidad humana, y su respeto representa un parámetro fundamental para determinar la orientación de cualquier gobierno del mundo.

El humanismo cristiano que pregona el presidente Porfirio Lobo esta reprobado para los organismos financieros internacionales que influyen en la asignación de recursos provenientes de la cuenta del milenio.

No ha habido un interés gubernamental para promover y practicar un verdadero respeto a la dignidad de los seres humanos, principalmente los de sectores organizados que hacen oposición a las acciones de este gobierno.

Lastimosamente los negociadores de la legitimación del actual gobierno hondureño, surgido como salida para afirmar el golpe de Estado de junio de 2009, no tuvieron el respeto de los derechos humanos como principal punto de negociación. La represión agudizada con el gobierno golpista pareció no ser punto fundamental. Y aunque este asunto aparecía en los documentos, la realidad fue distinta. El grupo antidemocrático que dio el golpe de Estado negociaba y reprimía.

Esa política continúa de manera permanente.

Hay una intención evidente de hacer sentir la fuerza gubernamental, reprimiendo incluso grupos muy pequeños en cantidad, como los periodistas, pero que se caracterizan (por lo menos los periodistas reprimidos) por mantener una permanente denuncia de los actos irregulares del gobierno.

El chiste de mal gusto, de decir que reprimieron a los periodistas porque creían que eran maestros, es sólo una afirmación de la disposición de los grupos de poder de reprimir cualquier tipo de oposición, aún las más fuertes y organizadas.

La característica constante del Gobierno que nació del golpe de Estado en Honduras, es la continua violación a los derechos humanos con el agravante de la impunidad de los que ejecutan los actos de violación a esos derechos de los ciudadanos.

Mientras el gobierno habla en todas partes del mundo y en todos los foros posibles, un discurso florido de respeto a los derechos humanos; periodistas, maestros, campesinos, obreros, estudiantes y todo grupo de opositores son reprimidos e irrespetados en sus elementales derechos.

La delincuencia ha alcanzado niveles insospechados, 20 asesinatos por día como si estuviéramos en una guerra, una policía con fuertes niveles de corrupción, infiltrada por la delincuencia.

Después de la reincorporación de Honduras a la OEA con el apoyo de varios presidentes de América Latina, principalmente Fúnez de El Salvador, Chávez de Venezuela y Santos de Colombia, no ha habido mejora en el tratamiento de los derechos humanos.

La reprobación de Honduras para recibir fondos de la Cuenta del milenio, reafirma que no ha mejorado el gobierno hondureño en el campo del respeto a los derechos humanos, ni en hacer desaparecer la impunidad de los criminales y mucho peor en mejorar los niveles de manejo transparente de los recursos del Estado. Sigue dejando mucho que desear en el tema de seguridad.

Seguro que si se sigue manteniendo esta conducta gubernamental, muchos organismos financieros internacionales cortarán las ayudas al país, provocando con esto la imposibilidad de al menos hacer paliativos para algunos problemas que sufre la población.

Mientras tanto la oposición está entretenida en el gran juego electoral, para la toma del poder (asunto válido al final de cuentas), y la gran fuerza de la resistencia popular que se mantuvo centenares de días en la protesta está en un “descanso” que ojalá termine pronto, para presionar las transformaciones más profundas que urgen para refundar la patria.

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