¡Hasta Cristo perdió una elección!
04/01/2008
- Opinión
Los dichos populares enseñan que "No existe mejor acero que el que se hace en el crisol de más alto grado" y que "La adversidad es como el viento fuerte, porque apaga la llama pequeña pero acrecienta la grande". ¿Quién ha dicho miedo o retrocedo ante los resultados electorales en nuestra hermana Venezuela el pasado 2 de diciembre del 2007? ¡Nadie! ¡Jamás de los jamases! ¡Todo lo contrario! ¡Debemos levantarnos como el más vigoroso de los huracanes y erguirnos como el más portentoso e invencible de los ciclones! ¡Deberíamos responder políticamente con más agilidad que un rayo y más luminosidad que las centellas y relámpagos, como hubiesen actuado los mismísimos Simón Bolívar o Antonio José de Sucre! ¡Así de simple!
¿Acaso el libertador de los pueblos y padre de las naciones no padeció varias adversidades y deambuló largo tiempo como judío errante entre las islas del Caribe para que no lo mataran? ¿Hemos olvidado en las terribles condiciones que se encontraba cuando le ayudó Alexandre Sabès -llamado Pétion-, el primer presidente libertario de Nuestramérica, el negro Jefe de Haití -elegido en 1807-, a quien nunca debemos dejar de agradecer por su mano inmensamente solidaria y su corazón fraternal? Y tengamos siempre presente que ninguna de las múltiples derrotas independentistas impidieron que el sagrado tricolor flameara luego, luminoso y galvanizando a los pueblos de la América Latina, en Maturín, Güiria, Cumaná, Urica, San Félix, El Juncal, Alacrán, Quebrada Honda, Macuritas, Calabozo, Sombrero, San Fernando, Yagual, La Victoria, San Mateo, Ocumare, Bárbula, Las Trincheras, Vigirima, Los Horcones, Carabobo, Niquitao, Carache, Cúcuta, Vargas, Boyacá, Santa Marta, Tenerife, Cartagena, Palacé, Palo, Popayán, Pitayó, Janambú, Bomboná, Ibarra, Pichincha, Yaguachi, Junín y Ayacucho, como muy bien lo recordaba el propio Antonio José de Sucre en un escrito del 25 de diciembre de 1824.
¡No podemos tener entonces ningún abatimiento ni resignación! ¡Si todavía estamos con vida y respirando hondo y profundo! ¡Más que matarnos no podrán! ¡Si pudiesen, no lo dudemos, eliminarían mil, diez mil, cien mil, un millón, varios millones, pero jamás podrán aniquilar un pueblo entero, y menos, muchísimo menos, a una colectividad bolivariana nacida para vencer, dotada de una voluntad más indoblegable que el acero! ¡Por supuesto que, sin desmoralizamiento alguno, con la mayor racionalidad, habrá que extraer las más correctas enseñanzas de este traspié, sin subjetividades ni justificaciones! ¡La lucha social, como siempre se ha advertido, se parece al enfrentamiento de dos boxeadores; si perdemos será por nuestra entera culpa, por no habernos preparado para asimilar de mejor modo los golpes del adversario y responder con mayor contundencia; más aún cuando, en la lucha social, se tiene una adversidad por el grave error de minimizar a un rival respaldado por el imperio!
¡Día llegará, sin la menor duda, en que los pueblos estemos jubilosos hasta la saciedad, aunque nosotros ya no estemos para mirarlo y sólo seamos polvo de los caminos! ¡Motivo de íntima alegría habrá cuando demos a cada ser humano de nuestras naciones pan y trabajo, salud y educación, agua y dicha, júbilo y manjar, bienestar y esperanza, trigo y poesía! ¡Entonces habrá ocasión para el baile y la fiesta, danza y ritmo, para las próximas generaciones! ¡Para que ningún niño o joven del futuro padezca las necesidades y discriminaciones de las generaciones precedentes! ¡Porque el Socialismo llegará aunque se demore un poquito! ¡Porque es la genuina doctrina de la solidaridad y la justicia consustancial al más sincero de los humanismos y al sueño espléndido e irrenunciable de todas las colectividades del orbe en todos los tiempos!
¿Hemos olvidado acaso que hasta el mismo Cristo perdió la única elección en que participó? ¿No fue acaso Barrabás el que lo venció en una histórica votación al divino Rabí de Galilea? ¿No convocó e impuso ese proceso eleccionario el bandido colonizador, representante del imperio romano, Poncio Pilatos? ¿Hemos olvidado que fueron los engañadores de entonces, los escribas y fariseos, precursores de ciertos ministros del culto, comentaristas y periodistas modernos, los que indujeron al electorado para que pierda el candidato que daba de comer a los hambrientos -multiplicando panes y peces-, el que hacía ver a los ciegos, correr a los paralíticos, curaba a los enfermos, levantaba a los muertos -como a Lázaro-, y que era un amigo solidario inigualable, que incluso llegó a transformar el agua en vino para que no se estropease un agasajo? ¿No fue incluso el precursor del sánduche al combinar el pan con el pez multiplicado para miles de oyentes de su mensaje maravilloso? ¡Y hablaba flores de hermoso conocimiento mediante maravillosas y didácticas parábolas, que seducían al auditorio! ¡Y enseñaba a amar a los semejantes! ¡Qué candidatazo! ¡Y perdió!
¡No olvidemos que el sueño está enterito! ¡Las adversidades siempre han estado y permanecerán a la orden del día, son parte indivisible de la existencia humana! ¡Hasta Cassius Clay o Mahomed Alí, el gran campeón, así como Jack Dempsey, el formidable e inigualable noqueador, perdieron, y un día hasta le trizaron la mandíbula al primero y le fracturaron tres costillas al segundo! ¿No fue derrotada varias veces la selección de fútbol de Brasil con Pelé y Riveliño en plenitud de su edad y habilidades? ¿Y no le pasó lo mismo a la celeste con el mago y malabarista Diego Armando Maradona en la alineación? ¡Las derrotas o adversidades son naturales y están presentes siempre, como la respiración misma! ¡Hasta el cuerpo humano se debilita, e incluso se enferma, para luego fortalecerse! ¡El mismo Cristo se cayó tres veces camino del Calvario, pero las tres veces se levantó! ¡Nada, por lo tanto, nos puede desalentar!
Es hora, eso sí, de asimilar el revés -porque nadie conoce el sabor de la sal por referencia-; es el momento de analizar con la mayor serenidad y esmero, con toda la capacidad analítica y lógica las tareas a emprender a partir de ahora, sobre todo las de orden ideológico y políticas -en las que al parecer no se ha brindado la suficiente y masiva atención- considerando que la vida continúa, y que las próximas generaciones podrán gozar de los aciertos, o sufrir los errores y consecuencias de las equivocaciones, de la hora presente. ¿No fueron las generaciones subsiguientes, hasta la actual, las que se beneficiaron de la lucha de la primera independencia?
Pero existe además otra razón histórica. En el mundo, sobre todo en los países en vías de desarrollo, de Asia, África y América Latina, no existe otro proceso de cambio y transformaciones posibles semejantes. Es más; a donde vaya Venezuela pueden ir algunos países de América Latina y el Tercer Mundo. La causa de la liberación y del futuro se juega, una vez más, en la Patria del Libertador Simón Bolívar y cuna del Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. ¡Por eso el imperio, como fiera herida y angustiada, pretende sofocarlo! ¡En Venezuela se está jugando el destino de la humanidad entera, la posibilidad del ejercicio pleno de la soberanía nacional de los países pobres, y eso no lo podemos olvidar una fracción de segundo!
No puede perderse la perspectiva, en la hora presente, de la fundamental trascendencia de las tareas políticas, organizativas e ideológicas en el seno del pueblo, para esclarecer su mente y su conciencia. Debe trabajarse en función de los sectores excluidos, por supuesto, pero también deben difundirse con inteligencia, y de manera masiva, las ventajas sociales e históricas de apoyar el proceso bolivariano. No al acaso el Libertador mismo sostenía que "tan importantes como los pertrechos bélicos son las imprentas", porque comprendía que las posiciones políticas se asumen antes de los enfrentamientos; si hoy estuviera físicamente a nuestro lado no pediría imprentas sino medios electrónicos de persuasión, conciente que ganar la guerra ideológica es crucial para la sobrevivencia de nuestras naciones -para que las colectividades no sean engañadas con el bombardeo ideológico unilateral de los opresores y verdugos-, y porque estaba convencido que "por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza." ¡La vigencia y actualidad de su pensamiento es incuestionable!
Caminemos pues con toda responsabilidad y energía, con sagacidad e inteligencia, con amor profundo e intransferible por nuestro pueblo de la Patria Grande. ¡Lo que está en juego no es un asunto personal del coronel Hugo Chávez Frías y de la nación llanera -como algunos maliciosos lo pretenden presentar y reducir-; está de por medio el bienestar y vida misma de los pueblos pobres de todo el planeta! Una batalla se puede perder, la guerra jamás. ¡Vayamos pues a la carga, a paso de vencedores, con las espadas y pensamiento de Bolívar y Sucre, junto al sagrado tricolor, a la cabeza! ¡Hasta la Victoria Siempre, por el derecho a la vida y al bienestar de todos nuestros hermanos y de las generaciones del porvenir!
Quito, diciembre del 2007.
- Diego Delgado Jara es profesor de la Universidad Central del Ecuador y de la Universidad de Cuenca. Colaborador de ALTERCOM. Coordinador del Movimiento Socialista Bolivariano, MSB. Ex-legislador. Autor de 29 publicaciones. Abogado en libre ejercicio.
¿Acaso el libertador de los pueblos y padre de las naciones no padeció varias adversidades y deambuló largo tiempo como judío errante entre las islas del Caribe para que no lo mataran? ¿Hemos olvidado en las terribles condiciones que se encontraba cuando le ayudó Alexandre Sabès -llamado Pétion-, el primer presidente libertario de Nuestramérica, el negro Jefe de Haití -elegido en 1807-, a quien nunca debemos dejar de agradecer por su mano inmensamente solidaria y su corazón fraternal? Y tengamos siempre presente que ninguna de las múltiples derrotas independentistas impidieron que el sagrado tricolor flameara luego, luminoso y galvanizando a los pueblos de la América Latina, en Maturín, Güiria, Cumaná, Urica, San Félix, El Juncal, Alacrán, Quebrada Honda, Macuritas, Calabozo, Sombrero, San Fernando, Yagual, La Victoria, San Mateo, Ocumare, Bárbula, Las Trincheras, Vigirima, Los Horcones, Carabobo, Niquitao, Carache, Cúcuta, Vargas, Boyacá, Santa Marta, Tenerife, Cartagena, Palacé, Palo, Popayán, Pitayó, Janambú, Bomboná, Ibarra, Pichincha, Yaguachi, Junín y Ayacucho, como muy bien lo recordaba el propio Antonio José de Sucre en un escrito del 25 de diciembre de 1824.
¡No podemos tener entonces ningún abatimiento ni resignación! ¡Si todavía estamos con vida y respirando hondo y profundo! ¡Más que matarnos no podrán! ¡Si pudiesen, no lo dudemos, eliminarían mil, diez mil, cien mil, un millón, varios millones, pero jamás podrán aniquilar un pueblo entero, y menos, muchísimo menos, a una colectividad bolivariana nacida para vencer, dotada de una voluntad más indoblegable que el acero! ¡Por supuesto que, sin desmoralizamiento alguno, con la mayor racionalidad, habrá que extraer las más correctas enseñanzas de este traspié, sin subjetividades ni justificaciones! ¡La lucha social, como siempre se ha advertido, se parece al enfrentamiento de dos boxeadores; si perdemos será por nuestra entera culpa, por no habernos preparado para asimilar de mejor modo los golpes del adversario y responder con mayor contundencia; más aún cuando, en la lucha social, se tiene una adversidad por el grave error de minimizar a un rival respaldado por el imperio!
¡Día llegará, sin la menor duda, en que los pueblos estemos jubilosos hasta la saciedad, aunque nosotros ya no estemos para mirarlo y sólo seamos polvo de los caminos! ¡Motivo de íntima alegría habrá cuando demos a cada ser humano de nuestras naciones pan y trabajo, salud y educación, agua y dicha, júbilo y manjar, bienestar y esperanza, trigo y poesía! ¡Entonces habrá ocasión para el baile y la fiesta, danza y ritmo, para las próximas generaciones! ¡Para que ningún niño o joven del futuro padezca las necesidades y discriminaciones de las generaciones precedentes! ¡Porque el Socialismo llegará aunque se demore un poquito! ¡Porque es la genuina doctrina de la solidaridad y la justicia consustancial al más sincero de los humanismos y al sueño espléndido e irrenunciable de todas las colectividades del orbe en todos los tiempos!
¿Hemos olvidado acaso que hasta el mismo Cristo perdió la única elección en que participó? ¿No fue acaso Barrabás el que lo venció en una histórica votación al divino Rabí de Galilea? ¿No convocó e impuso ese proceso eleccionario el bandido colonizador, representante del imperio romano, Poncio Pilatos? ¿Hemos olvidado que fueron los engañadores de entonces, los escribas y fariseos, precursores de ciertos ministros del culto, comentaristas y periodistas modernos, los que indujeron al electorado para que pierda el candidato que daba de comer a los hambrientos -multiplicando panes y peces-, el que hacía ver a los ciegos, correr a los paralíticos, curaba a los enfermos, levantaba a los muertos -como a Lázaro-, y que era un amigo solidario inigualable, que incluso llegó a transformar el agua en vino para que no se estropease un agasajo? ¿No fue incluso el precursor del sánduche al combinar el pan con el pez multiplicado para miles de oyentes de su mensaje maravilloso? ¡Y hablaba flores de hermoso conocimiento mediante maravillosas y didácticas parábolas, que seducían al auditorio! ¡Y enseñaba a amar a los semejantes! ¡Qué candidatazo! ¡Y perdió!
¡No olvidemos que el sueño está enterito! ¡Las adversidades siempre han estado y permanecerán a la orden del día, son parte indivisible de la existencia humana! ¡Hasta Cassius Clay o Mahomed Alí, el gran campeón, así como Jack Dempsey, el formidable e inigualable noqueador, perdieron, y un día hasta le trizaron la mandíbula al primero y le fracturaron tres costillas al segundo! ¿No fue derrotada varias veces la selección de fútbol de Brasil con Pelé y Riveliño en plenitud de su edad y habilidades? ¿Y no le pasó lo mismo a la celeste con el mago y malabarista Diego Armando Maradona en la alineación? ¡Las derrotas o adversidades son naturales y están presentes siempre, como la respiración misma! ¡Hasta el cuerpo humano se debilita, e incluso se enferma, para luego fortalecerse! ¡El mismo Cristo se cayó tres veces camino del Calvario, pero las tres veces se levantó! ¡Nada, por lo tanto, nos puede desalentar!
Es hora, eso sí, de asimilar el revés -porque nadie conoce el sabor de la sal por referencia-; es el momento de analizar con la mayor serenidad y esmero, con toda la capacidad analítica y lógica las tareas a emprender a partir de ahora, sobre todo las de orden ideológico y políticas -en las que al parecer no se ha brindado la suficiente y masiva atención- considerando que la vida continúa, y que las próximas generaciones podrán gozar de los aciertos, o sufrir los errores y consecuencias de las equivocaciones, de la hora presente. ¿No fueron las generaciones subsiguientes, hasta la actual, las que se beneficiaron de la lucha de la primera independencia?
Pero existe además otra razón histórica. En el mundo, sobre todo en los países en vías de desarrollo, de Asia, África y América Latina, no existe otro proceso de cambio y transformaciones posibles semejantes. Es más; a donde vaya Venezuela pueden ir algunos países de América Latina y el Tercer Mundo. La causa de la liberación y del futuro se juega, una vez más, en la Patria del Libertador Simón Bolívar y cuna del Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. ¡Por eso el imperio, como fiera herida y angustiada, pretende sofocarlo! ¡En Venezuela se está jugando el destino de la humanidad entera, la posibilidad del ejercicio pleno de la soberanía nacional de los países pobres, y eso no lo podemos olvidar una fracción de segundo!
No puede perderse la perspectiva, en la hora presente, de la fundamental trascendencia de las tareas políticas, organizativas e ideológicas en el seno del pueblo, para esclarecer su mente y su conciencia. Debe trabajarse en función de los sectores excluidos, por supuesto, pero también deben difundirse con inteligencia, y de manera masiva, las ventajas sociales e históricas de apoyar el proceso bolivariano. No al acaso el Libertador mismo sostenía que "tan importantes como los pertrechos bélicos son las imprentas", porque comprendía que las posiciones políticas se asumen antes de los enfrentamientos; si hoy estuviera físicamente a nuestro lado no pediría imprentas sino medios electrónicos de persuasión, conciente que ganar la guerra ideológica es crucial para la sobrevivencia de nuestras naciones -para que las colectividades no sean engañadas con el bombardeo ideológico unilateral de los opresores y verdugos-, y porque estaba convencido que "por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza." ¡La vigencia y actualidad de su pensamiento es incuestionable!
Caminemos pues con toda responsabilidad y energía, con sagacidad e inteligencia, con amor profundo e intransferible por nuestro pueblo de la Patria Grande. ¡Lo que está en juego no es un asunto personal del coronel Hugo Chávez Frías y de la nación llanera -como algunos maliciosos lo pretenden presentar y reducir-; está de por medio el bienestar y vida misma de los pueblos pobres de todo el planeta! Una batalla se puede perder, la guerra jamás. ¡Vayamos pues a la carga, a paso de vencedores, con las espadas y pensamiento de Bolívar y Sucre, junto al sagrado tricolor, a la cabeza! ¡Hasta la Victoria Siempre, por el derecho a la vida y al bienestar de todos nuestros hermanos y de las generaciones del porvenir!
Quito, diciembre del 2007.
- Diego Delgado Jara es profesor de la Universidad Central del Ecuador y de la Universidad de Cuenca. Colaborador de ALTERCOM. Coordinador del Movimiento Socialista Bolivariano, MSB. Ex-legislador. Autor de 29 publicaciones. Abogado en libre ejercicio.
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