El engañoso escándalo del espionaje

28/01/2008
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  • Opinión
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Especuladora y enigmáticamente se ha difundido distorsionada como difamadoramente la denuncia de que el gobierno estaría persiguiendo a periodistas y políticos, acosándolos amenazantemente a través de sus servicios de inteligencia.

Como una premeditada primicia se han presentado diversas fotografías -casi medio millar- en las que aparecen distintos dirigentes políticos de la oposición; ya sea ingresando a sus propios domicilios, o a domicilios de terceros, también se los ve almorzando en alguna fricasería, se han mostrado así mismo fotografías de las placas de algunas movilidades de propiedad de alguno de ellos, en otros casos se exhiben a dirigentes políticos de la oposición en reuniones públicas, como es el caso de los prefectos de la media luna; es mas hasta en algunas de las ellas anecdóticamente aparece un diputado del mismísimo oficialismo.

Hay que hacer notar que ninguna de las “hipotéticamente insidiosas” instantáneas comprometen la honorabilidad de lo opositores, puesto que en todas ellas se aprecia que los actos que realizan son de los mas comunes, tal como cualquier mundanal mortal podría efectuar.

Claro que morbosamente los medios han mostrado esas falaces fotografías como si fatalmente el espectro del espionaje se encargará de eliminarlos efectivamente de la escena política, tanto a los políticos como a los periodistas. Tal como majaderamente ya Manfred manifestó hace casi medio año atrás, en sentido de que sufría un asesino acoso de expertos francotiradores que querían meterle un certero tiro entre ceja y ceja, y para demostrar su desesperada denuncia, también mostró una serie de fantasmagóricas fotos de esos “francotiradores” de quienes nunca se supo, si eran sus propios acólitos, o sus antiguos acreedores con quienes tendría todavía cuentas pendientes después de su derrota electoral el 2002.

Y no es que yo tenga una fisgona fijación fotográfica por Manfred, como la de esos “cancerberos del capitán”, pero de que simplemente es sincrónica y cínicamente similar esa intrigante historia que inventó insidiosa y mañosamente Manfred para mostrarse como mártir, con este embuste sobre espionaje; es también cierto. Claro que el caso de la cacería del capitán quedó ahí nomás, sin que hasta el día de hoy haya demostrado su denuncia, ni haya acudido a la instancia correspondiente para demostrar la veracidad sobre esa bellaca versión.

Lo suspicazmente sucedáneo y subrepticio de éste curioso culebrón, es que hoy, ya no sólo es Manfred, ni los políticos opositores quienes estarían en la mira de los servicios secretos del gobierno; sino que la persecución es contra los periodistas. Pero lo mas curioso de éste comprometedor culebrón es que el mismo coincide con la propuesta del presidente de la república, quien en su informe de gestión del pasado martes, se refirió a la necesidad de transparentar la información levantando la confidencialidad de la fuente.

Y claro después de esa declaración se desató la denuncia sobre ese embustero espionaje, y por ello mismo es inexcusablemente imperioso de que se le ponga nomás límites a esa libertina “libertad de expresión” con la que arteramente agravian, abusan y acosan, precisamente los peleles periodistas como los medios de comunicación, cuando se trata de obtener obsesivamente cualquier provocadora primicia, así que son ellos -periodistas- quienes olímpicamente se olvidan de las mas mínimas normas éticas, pero eso si cuando ellos están en el ojo de la tormenta, o son cuestionados por su confabulador comportamiento comunicacional, echan el grito al cielo y no quieren que se les toque ni con el pétalo de una rosa.

Entonces a manera de equitativamente especular -como hacen los periodistas y los políticos-. Porque no podríamos pensar, que tanto periodistas como políticos hayan posado intencionalmente para incriminar con esas insidiosas instantáneas al gobierno, especulando estafadoramente con el escándalo de espionaje? Además puede ser una comunicacional conspiración contra el gobierno para desgastándolo con la deliberada denuncia que la tendenciosamente titulan, como “totalitarismo”; tal como se llenan la boca los hocicones opinadores y opositores, quienes reaccionariamente repiten y reproducen falsa y fotográficamente el lambiscón libreto, encargado por los espías de la embajada estadounidense.
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