Ni el fin de Fidel, ni una nueva embustera era para Cuba
21/02/2008
- Opinión
Culterana y curiosamente han cubierto como una cuestión de vida o muerte, la normal noticia de que Fidel Castro ha decidido destacadamente dejar la Presidencia del Consejo de Estado y el cargo como Comandante en Jefe del Ejército Cubano, por los mundanales motivos de salud que lo han mantenido alejado del gobierno; y que como a todos los humanos nos toca o nos tocará afrontar en su debido momento.
Pero de ahí que quieran ávida y antojadizamente hablar del fin de Fidel; es una despechada debilidad de quienes no pueden soportar el peso emancipatoriamente específico que rebelde y respetablemente representa Fidel, no sólo para los cubanos; sino para todo el mundo y sobretodo para los envidiosos especuladores que entusiasmadamente espetan de que llegó el fin de Fidel y una nueva era para Cuba.
Y porqué tendría que ser así? Esa es precisamente la propicia pregunta, ya que después del 31 de julio del 2006, cuado anteriormente se alejó del gobierno hasta el día de hoy -que ya ha pasado 30 meses de aquella vez- ¡ni Fidel falleció, ni Cuba es la segundona cenicienta del Orden oligarca, totalitariamente terrorista del unipolar, ultrajante e infernal imperio yanqui!.
Así que no ha sido como envidiosamente esperaban, la indómita isla continua contestariamente construyendo su desencadenado destino desde hace medio siglo atrás. Por tanto porqué tendría que ser diametralmente diferente hoy? De que Cuba está sometida a los dictatoriales dictados de Castro? Y es que cómo durante 50 años no han podido derrocarlo; siendo además un pueblo -mas de diez millones de habitantes- radicalmente rebeldes, que ha derrotado a la dictadura alevosamente apadrinada por los americanos de Fulgencio Batista; no hubiera podido hacer lo mismo con el gobierno revolucionario de Fidel Castro en medio siglo de vigencia?
Porque ni con el accidental alejamiento hace un año y medio atrás, ni con la deliberada desestabilización por derrocarlo desde que -medio siglo atrás- continúa la contestaria y rebelde Revolución resistiendo, además respetando sus batalladores valores, los mismos que siguen vivificadamente vigentes, representando rebelde y realmente lo que es la Libertad y Democracia, aunque subversiva y semánticamente suene a un desconcertante y desdoblado despojo para los déspotas y desestabilizadores “Defensores de la Libertad y la Democracia” que imperialmente imponen sus infames intereses llenándose la boca con esos volubles valores que dicen defender.
Por eso es que curtidamente Cuba ha soportado sobria y sostenidamente un enfurecido y esquizofrénico embargo económico, a pesar de las hipócritas e insólitas insinuaciones de la iglesia porque “Cuba se abra al mundo” aunque en los hechos el brutal bloqueo es irasciblemente inclemente, pero ni así la revolución retrocedió; es más su valerosa vocación soberana, solidariamente la socializa con sus semejantes, cooperando y compartiendo su concurso en programas de apoyo en áreas de salud, educación, cultura, etc, como son los que desprendidamente se desarrollan en el país.
En fin, ha sido todo un festín de falacias acerca del fin de Fidel y de la Revolución Cubana, por eso podría teorizarse también como si tuviese la talla de un tótem, pero sería fanáticamente formar una falaz figura de Fidel, faltando al respeto no sólo a su férrea formación política; sino a la trascendental como transformadora trayectoria tanto para la historia de Cuba, como de la propia humanidad.
Pero la verdadera valía de la futurista figura de Fidel hay que reconfortantemente rescatarla de sus Reflexiones del compañero Fidel que ha abierto antagónicamente la agenda del debate mundial respecto a lo que se perfila peligrosamente como una asesina amenaza no sólo contra los alimentos, ni las personas; sino las soberanías de las personas y las naciones, cuando sesudamente señala de que: es una idea siniestra de convertir los alimentos en combustibles y que ha quedado definitivamente establecida como línea económica de política exterior de los Estados Unidos el pasado lunes 26 de marzo -fecha en que se realizó una reunión con los fabricantes de automóviles para tratar el tema de la energía sustitutiva del petróleo- condenando a 3000 millones personas a muerte prematura por hambre.
Por tanto pase lo que pase o pueda pasar con Fidel, es lo de menos lo único cierto es que los hombres pasan, la historia queda y la Revolución avanza.
Pero de ahí que quieran ávida y antojadizamente hablar del fin de Fidel; es una despechada debilidad de quienes no pueden soportar el peso emancipatoriamente específico que rebelde y respetablemente representa Fidel, no sólo para los cubanos; sino para todo el mundo y sobretodo para los envidiosos especuladores que entusiasmadamente espetan de que llegó el fin de Fidel y una nueva era para Cuba.
Y porqué tendría que ser así? Esa es precisamente la propicia pregunta, ya que después del 31 de julio del 2006, cuado anteriormente se alejó del gobierno hasta el día de hoy -que ya ha pasado 30 meses de aquella vez- ¡ni Fidel falleció, ni Cuba es la segundona cenicienta del Orden oligarca, totalitariamente terrorista del unipolar, ultrajante e infernal imperio yanqui!.
Así que no ha sido como envidiosamente esperaban, la indómita isla continua contestariamente construyendo su desencadenado destino desde hace medio siglo atrás. Por tanto porqué tendría que ser diametralmente diferente hoy? De que Cuba está sometida a los dictatoriales dictados de Castro? Y es que cómo durante 50 años no han podido derrocarlo; siendo además un pueblo -mas de diez millones de habitantes- radicalmente rebeldes, que ha derrotado a la dictadura alevosamente apadrinada por los americanos de Fulgencio Batista; no hubiera podido hacer lo mismo con el gobierno revolucionario de Fidel Castro en medio siglo de vigencia?
Porque ni con el accidental alejamiento hace un año y medio atrás, ni con la deliberada desestabilización por derrocarlo desde que -medio siglo atrás- continúa la contestaria y rebelde Revolución resistiendo, además respetando sus batalladores valores, los mismos que siguen vivificadamente vigentes, representando rebelde y realmente lo que es la Libertad y Democracia, aunque subversiva y semánticamente suene a un desconcertante y desdoblado despojo para los déspotas y desestabilizadores “Defensores de la Libertad y la Democracia” que imperialmente imponen sus infames intereses llenándose la boca con esos volubles valores que dicen defender.
Por eso es que curtidamente Cuba ha soportado sobria y sostenidamente un enfurecido y esquizofrénico embargo económico, a pesar de las hipócritas e insólitas insinuaciones de la iglesia porque “Cuba se abra al mundo” aunque en los hechos el brutal bloqueo es irasciblemente inclemente, pero ni así la revolución retrocedió; es más su valerosa vocación soberana, solidariamente la socializa con sus semejantes, cooperando y compartiendo su concurso en programas de apoyo en áreas de salud, educación, cultura, etc, como son los que desprendidamente se desarrollan en el país.
En fin, ha sido todo un festín de falacias acerca del fin de Fidel y de la Revolución Cubana, por eso podría teorizarse también como si tuviese la talla de un tótem, pero sería fanáticamente formar una falaz figura de Fidel, faltando al respeto no sólo a su férrea formación política; sino a la trascendental como transformadora trayectoria tanto para la historia de Cuba, como de la propia humanidad.
Pero la verdadera valía de la futurista figura de Fidel hay que reconfortantemente rescatarla de sus Reflexiones del compañero Fidel que ha abierto antagónicamente la agenda del debate mundial respecto a lo que se perfila peligrosamente como una asesina amenaza no sólo contra los alimentos, ni las personas; sino las soberanías de las personas y las naciones, cuando sesudamente señala de que: es una idea siniestra de convertir los alimentos en combustibles y que ha quedado definitivamente establecida como línea económica de política exterior de los Estados Unidos el pasado lunes 26 de marzo -fecha en que se realizó una reunión con los fabricantes de automóviles para tratar el tema de la energía sustitutiva del petróleo- condenando a 3000 millones personas a muerte prematura por hambre.
Por tanto pase lo que pase o pueda pasar con Fidel, es lo de menos lo único cierto es que los hombres pasan, la historia queda y la Revolución avanza.
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