De vuelta al Polo

21/11/2008
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Las pasadas consultas de los partidos y los resultados electorales, en especial los del Polo Democrático Alternativo, nos permiten arriesgar algunas hipótesis sobre el sistema de partidos y el futuro del Polo.

La participación de cerca de tres millones de ciudadanos en la designación de los órganos directivos de los partidos es una buena noticia. Bastante ha costado para que se haga realidad el espíritu de la Constitución Nacional de democratizar la sociedad y de que dicha democratización comience por la vida interna del principal sujeto de la democracia representativa, los Partidos Políticos.

Así mismo, el que 567 mil ciudadanos hayan votado por el Polo es un rasgo positivo de nuestra democracia que contribuye al pluralismo del universo político colombiano, un espaldarazo al papel representativo que cumple el Polo como izquierda en el país y un mensaje  que invalida las guerrillas y desafía la tolerancia de las élites políticas.

En síntesis, las consultas abiertas o internas en los partidos han demostrado ser un instrumento que dinamiza la democracia colombiana y que pone a prueba permanentemente la legitimidad de los representantes políticos, desde su base hasta los más altos dignatarios.

Los dos millones de votos del Partido Conservador nos permiten afirmar que la región, la Colombia profunda, sigue siendo bipartidista. Mientras que el segundo lugar en votos en todo el país, por encima del partido de la U, es una muestra del desempeño positivo del Polo en los comicios y el 40%  de votos más en Bogotá con respecto a la pasada elección de delegados, superando de lejos las otras dos consultas, es una muestra de la consolidación de esta organización como primera fuerza política de la ciudad.

Sin embargo, estos resultados indican que el Polo sigue pegado al techo conquistado en su Congreso fundacional y a los resultados electorales hasta ahora alcanzados: Alcaldía de Bogotá y ocho concejales en el 2003; 18 parlamentarios y 2 millones 600 mil votos en las presidenciales de 2006; de nuevo Alcaldía y 11 concejales en Bogotá; Gobernación de Nariño, 250 concejales y 20 diputados en todo el país.

Si bien es un punto de partida y un techo importante, ello no oculta que a todas luces son insuficientes para ofrecerse como alternativa de poder ante una coalición de derecha que pareciera inderrotable. Con este tamaño, el riesgo de terminar siendo simplemente parte del paisaje político colombiano es inminente, si el Polo no lidera la construcción de una amplia coalición de centroizquierda para el 2010.

También ha quedado en evidencia el estancamiento en el crecimiento del Polo. Se mantiene una especie de macrocefalia: una cabeza grande en Bogotá y Nariño, y un cuerpo bastante débil en el resto del país. Ello porque no acierta en construir un mensaje político convocante en las regiones y las grandes ciudades o no se ha podido conectar con fenómenos políticos regionales, que aunque no tienen el formato de la izquierda contestona y cerradamente antiuribista, constituyen una gama de expresiones independientes, alternativas al poder de las mafias o de las élites políticas tradicionales y convergentes con una agenda democrática.

De cara a esta realidad, ¿qué nos permite augurar para el Polo, los resultados electorales internos del segundo Congreso Nacional? En principio y desde una lectura optimista de los resultados, es previsible que se de un timonazo al partido para que éste rompa su techo y contribuya a una alternativa de Gobierno.

El 22% que Petro alcanzó con relación a los 1.500 delegados, el 17% de Iván Moreno Rojas, el 3% de Carlos Romero, 10% del MOIR y el 7% del Partido Comunista en alianza con el Frente Social y Político, dan cuenta de la fragmentación política que aún pervive en el partido que no permiten la actuación de algún sector como fuerza hegemónica.

De ahí que configurar una coalición interna que permita marcar la pauta en las discusiones del segundo Congreso, es el reto inmediato más importante de las dos tendencias mayoritarias resultantes de los comicios del 26 de octubre pasado. La primera, encabezada por Iván Moreno, representante de una tradición más clásica de la socialdemocracia; y la segunda, liderada por  Gustavo Petro, que reivindica una izquierda abierta a las nuevas demandas y formas de ejercicio de la ciudadanía, deben ser conscientes que juntos representarían un 39% del total de delegados.

Otro desafío al que se enfrenta el Polo, es la de perderle el miedo a dialogar con la sociedad colombiana si quiere construir verdaderos consensos que permitan sacar al país de la guerra y garantizar la prevalencia del Estado Social de Derecho, heredado de la Constitución de 1991. Dialogar para conducir al país a la reconciliación y a las reformas que estos tiempos reclaman.

Así como tomar aconsejable distancia de los formatos leninistas y maoístas en los modelos organizativos de los partidos. El Polo, sin abandonar las banderas y reivindicaciones clásicas de los movimientos sociales tradicionales, debe como lo aconseja Negri, abrirse a las multitudes del siglo XXI y comprometerse con los derechos de todos y todas de esta época postindustrial.

- Antonio Sanguino P., Concejal de Bogotá PDA.

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org

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