Entre la ola blanca y la ola verde: ¿un mismo mar?

21/05/2009
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Estoy seguro de que ambos bandos preparan sus mejores argumentos, sus mejores estrategias y no escatiman recursos humanos, financieros ni simbólicos. Aunque la televisión, radio y prensa hacen acrobacias impresionantes para no develar sus intereses y motivaciones, sobre todo sus posiciones políticas, queda claro de qué lado están.


El miedo está en ambos bandos y se instala en lo más hondo de las almas urbanas, especialmente entre la blancura, aunque la tez y los rasgos fenotípicos digan lo contrario. La blancura no es asunto físico, es ideológico, cultural y de poder. Y no es cierto que el miedo paralice, como dice la mirada común acrítica. Esta es una sociedad que avanza hacia el suicidio, a paso lento con el soplo de la muerte.


La blancura ha salido a las calles y pide a gritos la renuncia del Presidente. “Es para fortalecer la institucionalidad”, argumentan ¿Cuál institucionalidad? me pregunto. Los otros aseguran que hay una conspiración y que hay que defender la institucionalidad. Coincidencias… ambos unidos por la defensa de la institucionalidad.


La pregunta de muchos y la mía es ¿A quién otorgarle nuestra voluntad y nuestro apoyo? Y sospecho que la respuesta no la encontraré en este presente, que profundiza las heridas de una sociedad singular en el mundo por su capacidad de asombrarnos, por que ha elevado a principio político la eliminación del enemigo, cueste lo que cueste. La respuesta a mi pregunta está, como en todo proceso social, en la gestación, formación y desarrollo del Estado y en la práctica política. La coyuntura es el acicate para interrogar el pasado lejano, el pasado reciente y el futuro.


Y me pregunto si la institucionalidad actual, ésa que se defiende por parte de la ola verde y de la ola blanca, ha estado comprometida con la verdad y con la justicia. Y me doy cuenta de que la institucionalidad a la que se alude es permanentemente debilitada por la discrecionalidad de los políticos que están al frente de ella y que se valen de ella para hacer prevalecer cualquier interés personal, partidario o sectorial. Y por el otro, se apela a ella cuando se avizoran amenazas tangibles a intereses personales, partidarios y sectoriales. La discrecionalidad del funcionario público y el miedo agresivo que tiene la blancura son una constante en la práctica política de este país singular. Todavía me pregunto por qué la blancura no tuvo la beligerancia que muestra hoy día, con el asesinato de Gerardi o de Myrna Mack. Me pregunto por qué la blancura y el gobierno actual vuelven la mirada hacia otro lado frente al encarcelamiento de Ramiro Choc. ¿Porqué la blancura camina indiferente  ante los cientos de asesinatos de mujeres y de pilotos, así como a las más de 200 mil víctimas del conflicto armado?


Lo cierto y lo terrible es que la verdad y la justicia, pilares fundamentales para encontrar la ruta de la paz, la democracia y convivencia, están ausentes de la dinámica cotidiana de esa institucionalidad (sistema social, político, jurídico, económico) aludida por las olas. Es el momento entonces para construir una nueva institucionalidad, basada y guiada por la verdad y la justicia. Entonces una propuesta de articulación: Es que las olas, la verde, la blanca y los que estamos fuera, convirtamos esta coyuntura en una oportunidad para reinventar al Estado guatemalteco y así formar un mismo mar. Eso sí, bajo la premisa de construirlo desde todas las miradas, desde el sentir de todas las olas.


- Eugenio Incer

es Coordinador Área de Estudios

sobre el Campesinado

, AVANCSO


https://www.alainet.org/es/active/30505
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS