7 de Octubre contra nuevos paquetazos

22/03/2012
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Un conocido aforismo asegura que la historia se repite.
 
Escritores, filósofos, humanistas y hasta compositores de música popular lo incluyen en sus textos, como sentencia firme de apoyo, o con música melodiosa en sonatas y tangos. La repetición de hechos y sucesos parece amenazarnos en el porvenir.
 
Quienes recordamos y sufrimos los desastrosos efectos de las políticas neoliberales, durante los gobiernos puntofijistas, sabemos que la propuesta opositora -para un negado supuesto regreso suyo a Miraflores- es una anticipada y anunciada repetición del paquetazo de 1989.
 
Aquél fatídico paquetazo desató la ira popular. Las protestas le dijeron al mundo que los venezolanos no aceptábamos aquella imposición foránea que cedía nuestra soberanía e incrementaba la entrega de riquezas y esfuerzos a los invasores de siempre.
 
En menos de 48 horas, más de tres mil venezolanos perdieron la vida tratando infructuosamente de detener treinta años de administración puntofijista, mal disfrazada de economía democrática.
 
Finalizaba la peor década que recuerda la economía venezolana.
 
En menos de diez años, Venezuela, la gran nación que había nacionalizado su industria petrolera y pagaba de contado los bienes y servicios necesarios para satisfacer necesidades creadas por el neoliberalismo trasnacional, era incapaz de mantener una moneda sólida, impedir mercadeos ilegales de divisas y detener la creciente escasez de alimentos, medicinas y viviendas.
 
El sistema ordenó a través de su vocero: el Fondo Monetario Internacional
 
El gobierno de turno obedeció sumiso y nos impuso aquél tristemente histórico Paquete Económico.
 
Pero lo que más asombra y al mismo tiempo entristece, es que ese acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, cuyo anuncio inició en Guarenas y desencadenó en Caracas las enérgicas protestas del pueblo, fué legalmente aprobado en plena represión.
 
El 27 de febrero se inició el Caracazo, pero el documento aprobatorio final fué firmado al día siguiente, 28 de febrero de 1989, en Washington, por dos Ministros del gobierno de Venezuela y el Presidente de nuestro Banco Central, junto al Director Gerente del Fondo Monetario Internacional.
 
Ya el pueblo había rechazado con sangre el acuerdo, pero eso parecía importarles muy poco.
 
Ese paquete neoliberal incluía decisiones que afectarían de inmediato la economía de la nación y entregaba nuestra soberanía en todo lo concerniente a la generación, ejecución y control del presupuesto nacional.
 
El neoliberalismo trasnacional pasaba así a decidir cuándo, cuánto y dónde íbamos a gastar el cada vez menor ingreso que recibíamos por la venta de nuestras riquezas.
 
El paquete neoliberal del Fondo Monetario Internacional nos imponía severas condiciones en cuanto a nuestra:
 
-           política cambiaria,
-           deuda externa,
-           comercio exterior,
-           sistema financiero,
-           política fiscal,
-           servicios públicos y
-           política social.
 
Era el capítulo definitivo de la peor entrega histórica de nuestra economía. Era la culminación de una década triste, fríamente calculada por quienes así aseguraban los frutos de su macabro plan.
 
En apenas ocho años el precio oficial del dólar se había quintuplicado, pero quienes querían adquirirlo pagaban dos veces esa cifra: diez veces el precio de 1981.
 
En ese mismo período, nuestro producto interno bruto descendió un 10%, el desempleo se duplicó, los salarios reales perdieron 25% de su valor y el porcentaje de hogares bajo la línea de pobreza, en esa trágica zona que llaman “pobreza extrema”, había pasado del 18 al 41%, más del doble.
 
A cambio del sacrificio impuesto a todos los venezolanos, como contraprestación a la entrega soberana de nuestras decisiones en materia económica y en retribución a la firma del humillante acuerdo, el Fondo Monetario Internacional se comprometía, por escrito y en calidad de préstamo, a entregarnos la cantidad de 3 mil millones de dólares.
 
Una miserable suma que bastaba el sobreprecio impuesto en el mercadeo internacional del petróleo para recuperarla con creces.
 
Y aún así, argumentando luego que Venezuela era un país de alto riesgo, y a pesar de que el gobierno de turno había aplicado y cumplido, al pié de la letra, los acuerdos firmados, el Fondo Monetario Internacional apenas accedió a prestarnos 360 millones de dólares. ¡Menos de la octava parte de la cifra acordada!
 
Esa historia intenta repetirse. Quienes asesoran económicamente al candidato de la oposición, son fieles seguidores de las normas del Fondo Monetario Internacional.
 
Sus intenciones, matizadas según los tiempos actuales y la tecnología de la comunicación vigente, son las mismas de 1989. Las órdenes del Norte son idénticas: cumplir los recetarios del neoliberalismo y aplicar las mismas ideas de aquél paquetazo.
 
Hasta se atreven a traer a declarar en nuestro país, sobre nuestra economía, a mandatarios que en sus respectivas gestiones cumplieron las órdenes que aquí protestamos con 3.000 cadáveres.
 
Basta oir las escasas declaraciones del candidato opositor. Basta leer lo que apenas sostiene.
 
Sus planes, mejor dicho, los planes que le ordenan sus verdaderos jefes, son lineamientos contra nuestra economía, nuestra soberanía y nuestro futuro. Es una alabanza constante a la inversión extranjera, la descentralización, la entrega de nuestros hidrocarburos, la liberación de precios y la privatización de las empresas nacionales.
 
Conviene recordar que el Fondo Monetario Internacional intentó seducir al Gobierno Bolivariano.
 
Hace cinco años, en el 2007, el Fondo Monetario Internacional solicitó sendas audiencias al Banco Central de Venezuela, a nuestra Asamblea Nacional y a la Asociación Bancaria de Venezuela. Sin haber sido solicitada su intervención ni pedido su consejo, adelantaban sugerencias para reducir el gasto público e incrementar las tasas de interés.
 
Enérgicamente, nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez rechazó tan inadmisible ingerencia.
 
Hay pruebas evidentes de que el neoliberalismo internacional siempre intenta repetir la historia. Hace apenas cuatro años, Grecia firmó acuerdos que representaron sacrificios sociales y económicos muy severos.
 
El pasado mes, a cambio de un rescate financiero que antes no llegó completo, Grecia firmó nuevas condiciones, más humillantes que las anteriores, que entrega el eterno país, aquella tierra creadora de pensamientos, filosofía y democracia, a las insaciables fauces del capitalimo.
 
Quieren hacer lo mismo con nuestra Patria. Sus planes son repetir el paquetazo de 1989.
 
Pero todo nuestro pueblo, todos nosotros, el 7 de Octubre, les recordaremos que Venezuela tiene una historia de libertad y de soberanía.
 
¡No volverán!
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