Zona libre de pobreza; economía complementaria con otros bloques
El Alba como punto de partida
08/09/2013
- Opinión
Amplitud: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América propuso “constituir una Zona Económica Complementaria entre países del Alba, del Mercosur y de Petrocaribe” que será puesta a análisis de estos bloques regionales. La XII Cumbre que se realizó en Guayaquil promovió una zona libre “de hambre, analfabetismo, miseria y marginación” y “extender los logros sociales al resto de América Latina y África”. Resolvió también demandar a Estados Unidos ante la ONU por el espionaje internacional. Los movimientos sociales, que se reunieron en forma paralela a los gobernantes, pidieron “unidad regional de raíz bolivariana, distinta y opuesta a los intereses extra regionales y a las lógicas neoliberales, que se encarnan en tratados de libre comercio y en tratados de inversión”.
Por primera vez desde su nacimiento en diciembre de 2004, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) planteó formalmente establecer acuerdos comerciales y económicos con otros bloques regionales. La declaración final de la cumbre de presidentes reunidos en Guayaquil planteó “elaborar una propuesta para la creación de una Zona Económica Complementaria entre países del Alba, del Mercosur y de Petrocaribe, la cual será puesta en consideración de estas instancias”.
La propuesta difiere de los acuerdos comerciales convencionales, nacidos en los años 1990, basados exclusivamente en tratados de libre comercio, escasa regulación del Estado y políticas macroeconómicas fijadas por los organismos multilaterales de crédito. “Deben privilegiarse la complementariedad y la solidaridad como lineamientos de la integración económica, antes que la competencia entre nuestros países, como única vía para fortalecer la base material del proyecto alternativo que representa el Alba y, de este modo, asegurar la continuidad y el reimpulso de los exitosos programas sociales que caracterizan la Alianza”, señala el comunicado de cierre de la cumbre.
El texto especifica que esta unidad complementaria demanda “una visión integral y alternativa de desarrollo” en áreas como “energía, comercio intrarregional, producción de alimentos, industrias intermedias, inversiones y financiamiento”. Este intento incluye buscar relaciones directas con el grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China, Suráfrica).
El Alba, donde viven más de 80 millones de personas con un producto interno bruto de 600 mil millones de dólares, reunió en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil a delegaciones gubernamentales de Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Granadinas; Venezuela y Santa Lucía, país este último que a partir de esta cumbre se sumó como miembro de pleno derecho. Argentina, Haití, Surinam y Uruguay participaron como observadores. De forma paralela se realizó el encuentro de organizaciones políticas y sociales de la Alianza Bolivariana.
Escenario
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, resumió el espíritu que dejó la Cumbre de Jefes de Estado del Alba: frente al derrumbe del capitalismo, la Alianza Bolivariana promueve expandirse como zona libre de hambre, analfabetismo, miseria y marginación. Esa expansión permitiría que nuevos pueblos y gobiernos adopten las virtudes de la Alianza sin salirse de sus bloques de pertenencia, como Mercosur, Unasur, Comunidad Andina, Caricom y Celac. Juntos, señala el documento final de la cumbre, podrán constituir una “poderosa zona económica”.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, señaló al final del encuentro que los países latinoamericanos y caribeños deben insertarse en el mundo actual desde “una zona económica común de desarrollo compartido, respetando las asimetrías”. El “objetivo gigante”, dijo, es “declarar la región zona libre de pobreza y de las penurias de los viejos ‘coloniajes’ y los viejos imperios”. Agregó que “la XII Cumbre del Alba coloca a Latinoamérica en un nuevo ciclo de desarrollo y consolidación (…) Tenemos con qué, sabemos cómo y podemos hacerlo. El Alba dice que podemos”.
En el mismo sentido, el presidente Correa dijo que la economía complementaria no es tan difícil de imaginar, teniendo en cuenta “la coincidencia ideológica de los gobiernos que lo integran”. El mandatario señaló que a las cumbres bolivarianas “se viene a hablar de política, grandes principios. La gran ventaja de esta instancia no es en función de cercanías regionales, es voluntaria en función de coincidencias ideológicas y eso nos permite avanzar mucho más”.
Sólo quedarían fuera de este esquema de integración económica complementaria y solidaria las naciones que suscriban la Alianza del Pacífico. Correa dijo que se trata de países que “son muy queridos para el Alba, pero que tienen una visión diferente” al bloque bolivariano.
También participó de la lectura de las conclusiones de la cumbre el presidente de Bolivia, Evo Morales, para quien el Alba debe ser un “instrumento de acompañamiento de los gobiernos a sus pueblos y a sus movimientos sociales” y “de lucha, por medio de la integración, a las políticas de saqueo, de intervención y de dominación”. Se mostró “convencido que este encuentro de presidentes nuevamente retoma su tarea de defender los pueblos, nuestros recursos naturales, de que los servicios básicos no sean privatizados, de crear políticas de comercio de complementariedad, solidaridad y de competitividad”.
Tras el cierre del encuentro de delegaciones gubernamentales, que se realizó el 30 de julio, los mandatarios participaron de un acto en el Coliseo Voltaire Paladines para recibir las conclusiones de la Cumbre de Movimientos Sociales de la Alba, que deliberó también en Guayaquil (ver Unidad...).
Soberanía
La declaración de Guayaquil especificó que las acciones del Alba “no implican el rechazo taxativo de la Inversión Extranjera Directa, sino más bien un relacionamiento inteligente con ella”. Pero calificó a los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) y los arbitrajes como el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, dependiente del Banco Mundial) de “nuevos mecanismos de dominación” que ponen en riesgo “la estabilidad de nuestros países –incluso hasta su solvencia económica– a partir de procesos judiciales claramente viciados de nulidad, por abuso y colusión de intereses”.
El presidente Correa puso como ejemplo el caso de la petrolera estadounidense Chevron, que “ha pasado una década tratando de destruir el sistema judicial ecuatoriano acusándolo de corrupto con 900 abogados y millones de dólares. Nos estamos enfrentando a la tercera empresa más grande de Estados Unidos que quiere dejar claro que el ‘business’ (negocio) al menos de las empresas estadounidenses no puede ser juzgado”. Explicó que el Ciadi “juzgó la ley de un país soberano como Ecuador y afirmó que la ley ecuatoriana es demasiado dura, eso nunca pasaría con Estados Unidos pero se aplica a nuestros países, con este abuso pretenden cobrarle al país 2.300 millones de dólares. Es terrible, lo que no ha logrado la oposición, los medios de comunicación y los sabotajes lo pretenden lograr por medio de estos organismos de arbitrajes”.
El Alba también resolvió “constituir un equipo técnico-jurídico que estudie la preparación de una demanda contra el gobierno de Estados Unidos de América por la implantación de un sistema de espionaje masivo a nivel mundial, violatorio de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como de otras normas internacionales”.
Los mandatarios también acordaron reimpulsar los planes sociales de la región, en áreas de educación, salud, cultura, derecho a la alimentación y medio ambiente; crear un grupo consultivo para alertar sobre riesgos frente a problemas socioeconómicos complejos y reforzar la cooperación con Haití en ámbitos de salud, educación y programas sociales.
La declaración de Guayaquil reservó un párrafo para defender la explotación sustentable de recursos naturales “teniendo claro que el principal imperativo social de nuestro tiempo –y de nuestra región– es combatir la pobreza y la miseria”. Los países miembros del Alba-Tcp también pusieron en marcha una red multinacional de canales de televisión.
Desde Buenos Aires, Adrián Fernández
Unidad, antimperialismo y revolución agraria
Movimientos sociales y presidentes de los países del Alba convergieron en el Coliseo Voltaire Paladines de Guayaquil para exigir y comprometerse con la profundización de la integración, impulsar una revolución agraria y combatir cualquier forma de imperialismo. Tras una movilización por las calles de esta ciudad, un multitudinario acto político, artístico y cultural marcó el fin de las deliberaciones que, en forma paralela, realizaron los pueblos y gobiernos de la alianza bolivariana. La declaración de los movimientos sociales del Alba-Tratado de Comercio entre los Pueblos (Alba-Tcp) reivindicó “un nuevo orden mundial multipolar y pluricéntrico, basado en relaciones políticas y económicas internacionales horizontales” y cuestionó a la Alianza del Pacífico por entender que se trata de “intentos de remozar la hegemonía imperialista en el hemisferio (en beneficio de) intereses elitistas y privados, lejanos del bien común”.
Para romper con las acciones de espionaje del Departamento de Estado, propusieron el desarrollo de tecnología y conocimiento capaces de generar soberanía, sistemas de telecomunicación propios y software libre. También reivindicaron “el derecho de los pueblos a comunicarse libremente y a afianzar modelos de redistribución socialista de los espectros radioeléctricos”. El documento final de Ecuador pidió a los mandatarios “asegurar que los procesos de producción, intercambio y consumo de alimentos se orienten de manera prioritaria a una verdadera revolución agraria”. También pidieron a los gobernantes una auditoría de los “Tratados Bilaterales de Inversión, a transparentar sus dinámicas y descartar todos los instrumentos comerciales que colocan la reproducción del capital por encima de la reproducción de la vida”; y “una nueva arquitectura financiera”. El texto final defendió el “estratégico” rol del Alba “frente al imperativo de la Soberanía Alimentaria, más aún en un contexto de crisis alimentaria mundial, producida principalmente por las prácticas especulativas del agronegocio, de los asedios para universalizar biotecnologías, que amenazan con destruir nuestro acervo de capacidades propias de producción y autosustento”. En este sentido, la reunión de los pueblos urgió a los gobiernos de la región “a extender y profundizar todos los mecanismos contemplados en el Alba, para asegurar que los procesos de producción, intercambio y consumo de alimentos se orienten de manera prioritaria a una verdadera revolución agraria, a la atención de las necesidades de nuestros pueblos, fortaleciendo las capacidades propias, recuperando saberes e Impulsando esquemas de agroecología y comercio justo”. |
Doctrina propia en Defensa
El Primer Seminario de Seguridad y Defensa de los países del Alba, realizado en la ciudad boliviana de Santa Cruz a comienzos de agosto, marcó el inicio del proceso de formación de una doctrina propia en materia de Defensa. “No hay paz sin justicia, igualdad y soberanía. Mientras el capitalismo promueve la guerra como política para aniquilar nuestros pueblos, controlar recursos naturales, destruir economías y civilizaciones, los países del Alba tenemos la obligación de construir una región de paz”, planteó el presidente Evo Morales. Delante de jefes militares, personal civil del área de Defensa de Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, Morales aclaró que el bloque debe “rechazar el militarismo” como espíritu fundamental de la nueva estrategia de defensa, aunque alertó que las “Fuerzas Armadas del Alba deben defender la soberanía nacional de cualquier intervención imperial y por lo tanto asumir que una agresión contra uno de nuestros pueblos significa una agresión a todo el bloque”.
El presidente Morales señaló que “debemos construir desde esta escuela una doctrina con identidad estratégica común, basada en la unidad, solidaridad y complementariedad”. Entre las metas para este año, el bloque latinoamericano anunció el impulso a una nueva Escuela Suramericana de Defensa en el marco de la Unasur, por encima de la Escuela de Defensa del Alba, nacida en 2009 “con orientación anticolonialista, antimperialista y anticapitalista”. El mandatario recordó que “no compartimos las políticas de seguridad militaristas y expansionistas (imperialistas) porque son políticas de intervención y domesticación. No compartimos su doctrina militar, ni sus formas abusivas de invadir pueblos, y saquear sus recursos naturales”. Morales presentó un documento que será analizado por los países miembros que plantea una nueva doctrina basada en “la resistencia colonial de nuestros pueblos indígenas; el proyecto de unidad bolivariana entre nuestros pueblos; los procesos políticos de militares nacionalistas-socialistas; y el papel que cumplen hoy los movimientos sociales como movimientos de liberación e independencia”. Los gobiernos del Alba intentan acabar con los principios dictados por la Junta Interamericana de Defensa (JID), con sede en Washington. Las naciones bolivarianas denunciaron que la JID, nacida en 1942 y desarrollada a la sombra de la Organización de Estados Americanos (OEA), es la base ideológica de los ejércitos del continente, con fuerte presencia de las doctrinas de los Estados Unidos. El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, anunció en junio pasado que los países del Alba dejaban la JID por entender que desde allí se trataría de “transformar nuestras fuerzas armadas y policía en apéndices los poderes norteamericanos”. |
https://www.alainet.org/es/active/67165?language=en
Del mismo autor
- Tiempo de respuesta revolucionaria 02/05/2017
- Presidente de Perú aislado en Cartagena 01/11/2016
- Amplísima coalición mundial detuvo el ataque de Obama a Siria 06/10/2013
- El Alba como punto de partida 08/09/2013
- Señales antimperialistas en la Cumbre del Mercosur 07/08/2013
- Tambalea el último bastión del imperialismo en América Latina 10/07/2012
- De la resistencia al Gobierno 05/03/2012
- La gran revelación 11/04/2010