Muerte made in Nemagón
12/05/2005
- Opinión
Miles de campesinos nicaragüenses afectados por los
pesticidas de las
bananeras norteamericanas exigen indemnizaciones a las
multinacionales
Hace apenas un año el presidente de Nicaragua, Enrique
Bolaños, prometió
a grupos de bananeros de Chinandega (departamento al
noroeste del país)
afectados por el uso de un pesticida prohibido, el Nemagón,
que los
ayudaría. Enfermos y hartos de falsas promesas, habían
acampado frente
al Parlamento para reclamar su derecho a recibir ayuda
estatal por las
graves secuelas en su salud producidas por este agroquímico
utilizado
por las compañías bananeras norteamericanas durante las
décadas de los
70 y 80.
Un mes después, se fueron con una nueva lista de promesas,
hoy también
incumplidas, y por eso han vuelto. Es, dicen, la “Marcha
sin retorno”,
que desde el pasado 2 de marzo tiene a unos 6.000 afectados
por el
Nemagón nuevamente acampados frente a la Asamblea Nacional
para exigir
al Gobierno del presidente Bolaños que cumpla sus promesas
y les apoye
ante los tribunales de Estados Unidos en sus demandas de
indemnización
contra las trasnacionales norteamericanas, que usaron el
Nemagón en
Nicaragua a pesar de estar prohibido desde 1975 por la
Agencia de
Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).
Producido por Dow Chemical, Shell y Occidental, el Nemagón,
utilizado
durante décadas en plantaciones de Centroamérica, Caribe,
África y Asia,
se reveló como un agroquímico con agentes cancerígenos que
atacaba el
sistema endocrino. Se había comprobado que de 144 empleados
de una
planta de Occidental que fabricaba DBCP (principal
componente del
Nemagón), 35 habían quedado estériles. El Gobierno de
Estados Unidos
prohibió entonces el pesticida para casi todos los usos y
suspendió el
suministro temporalmente.
A pesar de las restricciones, las multinacionales presentes
en Nicaragua
en aquel momento, la Standard Fruit (Dole Food Company en
Estados
Unidos), Del Monte y la United Fruit (actualmente,
Chiquita),
continuaron rociando sus cultivos de banano con el
pesticida. Hoy, 903
muertos de cáncer por el Nemagón después, son más de 22.000
los
nicaragüenses que han enfermado y que acusan a estas
compañías de
haberles expuesto, sin advertencia y durante años, a este
agroquímico.
Hoy, los acampados de Managua exigen que Bolaños cumpla sus
promesas de
hace un año. Que el Estado pague las medicinas y la
atención
hospitalaria que estos afectados necesitan y que el
Parlamento mantenga
en vigor la Ley 364, aprobada en el año 2000, y en virtud
de la cual un
Tribunal de Justicia nicaragüense condenó en 2002 a las
multinacionales
Dow Chemical, Shell y Dole Food Company a pagar 490
millones de dólares
de indemnización a un grupo de trabajadores.
Hasta la fecha, ninguno de los afectados ha visto un solo
centavo y las
demandas interpuestas alcanzan ya los 17.000 millones de
dólares. Dole
por su parte se niega a reconocer los daños -“No creo que
este pesticida
haya causado ningún daño a la cantidad de gente que se dice
afectada”,
afirmaba recientemente a la BBC Michael Carter,
vicepresidente ejecutivo
y consejero general de Dole-, y califica los juicios como
“fraudulentos”, a la Justicia nicaragüense como “corrupta”
y a la Ley
364 como “anticonstitucional”. Pero, por si acaso, esta
multinacional de
la alimentación ha prometido al Gobierno de Bolaños
inversiones y
creación de empleos en el país a cambio de que éste
apacigüe los ánimos
de los campesinos para que retiren finalmente sus demandas.
Rechazada frontalmente esta propuesta por parte de los
campesinos –“Son
logros de cinco años de lucha legal y no hemos autorizado
al Gobierno a
negociar por nosotros”, afirmaban en un comunicado-,
tampoco parecen
haber sentado bien entre los antiguos bananeros los apoyos
tanto del
Frente Sandinista (FSLN) como de miembros del Partido
Liberal
Constitucionalista (PLC, hoy en el Gobierno).
Los campesinos temen la instrumentalización de su causa en
un país tan
fuertemente politizado por el reciente pasado
revolucionario como
desencantado por la sensación de abandono por parte de sus
propias
instituciones. “No nos gustaría ser bandera política de
nadie, de ningún
partido. Hasta ahora hemos navegado con la bandera azul y
blanco de la
patria -afirmaba al diario La Prensa Victorino Espinales,
el principal
líder de los afectados del Nemagón-. Todo respaldo que
venga de manera
sincera, es bienvenido y muy agradecido, (…) pero si vemos
que los
partidos quieren llevar agua a sus molinos a costa de
nuestras
desgracias, lo vamos a denunciar y condenar públicamente”.
Los afectados necesitan apoyo gubernamental e institucional
urgente. Una
solución real frente a la situación de abandono que sufren
estos miles
de damnificados en un país donde las bananeras de ayer han
dejado paso a
las maquilas de hoy.
- Jacobo Quintanilla, periodista, Agencia de Información
Solidaria
infosolidaria@infosolidaria.org
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