Clima de destrucción masiva

15/03/2004
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Sesenta científicos estadounidenses denuncian que la administración Bush manipula la información científica "Ahora más que nunca, en asuntos que van desde el cambio climático, a la investigación del SIDA o a la ingeniería genética, el gobierno confía en la perspectiva imparcial dada por la ciencia". Estas palabras, pronunciadas por George Bush padre en 1990 ante la Academia Nacional de la Ciencias se han convertido, ironías de la vida, en uno de los epígrafes de un informe que denuncia que la actual administración estadounidense manipula sistemáticamente la información científica proveniente de sus servicios cuando ésta no se corresponde con sus objetivos políticos. La Union of Concerned Scientist (UCS), una asociación de investigadores críticos, detalla en su informe "La integridad científica en la decisión política: Investigación sobre el mal uso de la ciencia de la administración Bush", las "distorsiones" imputables al gobierno. Desde el cambio climático, la protección de las especies o la sanidad pública, hasta la investigación médica o la seguridad nuclear. Más de sesenta científicos, entre los que se encuentran una veintena de premios Nobel, denuncian que la administración Bush ha suprimido o deformado los análisis científicos de agencias federales para hacerlos más coincidentes con la línea política del gobierno. No han tardado en salir detractores a esta campaña de denuncia. A John H. Marburger III estas acusaciones no parecen inquietarle. El actual consejero científico de George W. Bush dice que los elementos citados en el informe no ponen en ningún caso en tela de juicio las buenas prácticas científicas de la administración, mientras que el que también fuera consejero de ciencia y tecnología con Bush padre, Allan Bromley, dice que se trata exclusivamente de una maniobra política en año electoral. Según este colectivo de científicos, existen evidencias de que la administración estadounidense impone a menudo restricciones sobre lo que los científicos del gobierno pueden decir o escribir acerca de temas "sensibles", que son, según la UCS, todos aquellos que puedan provocar oposición por parte de los líderes políticos e ideológicos de la administración. Para ello colocan a "gente profesionalmente incompetente o que tiene conflictos de interés claros en puestos oficiales y comités consultivos científicos, disolviendo algunos de estos comités existentes, censurando y suprimiendo informes de los propios científicos del gobierno, o simplemente no buscando consejo científico independiente". El resultado es la manipulación, supresión y mala representación sin precedentes de la ciencia, por parte de la administración Bush. "Baja probabilidad, alto impacto" El último ejemplo lo hemos conocido estos días. Un informe secreto del Pentágono, aunque hecho público después de que se filtrase a la prensa, advierte de las consecuencias y los peligros que el cambio climático puede tener sobre el planeta en las dos próximas décadas y que eventualmente se cobraría millones de vidas en guerras y desastres naturales. El Departamento de Defensa encargó a dos investigadores de Global Business Network (GBN), un think tank californiano, un informe en el que se proyectaran las condiciones climatológicas más improbables, en el que se pusiera al mundo en el peor de los casos. El resultado ha sido cuando menos inquietante, porque el documento refleja que en el supuesto de que se produjeran esas condiciones "altamente improbables", sus consecuencias serían catastróficas, especialmente por su impacto en las operaciones militares de Estados Unidos. Es lo que en el mundo de la futurología se conoce como "baja probabilidad, alto impacto", pero que el informe de la GBN presenta como posible en el peor de los casos, pero posible al fin y al cabo. De resultados cuasi apocalípticos, y totalmente en contra de la posición oficial del gobierno Bush, que minimiza la importancia del cambio climático y que sigue sin ratificar el Protocolo de Kyoto, se optó por silenciar un informe que, según el portavoz de Andrew Marshall, "no satisfacía plenamente las necesidades" de este influyente estratega del Estado Mayor del ejército de Estados Unidos que encargó el informe para el Pentágono por 100.000 dólares. Conflictos nucleares, sequías, hambrunas, disturbios a nivel mundial..., las principales ciudades europeas desaparecerían bajo las aguas de los mares y Gran Bretaña, y el resto de Europa, según el rotativo londinense The Observer, padecerían un clima siberiano en menos de veinte años. Las consecuencias geopolíticas serían impredecibles, razón por la cual el Pentágono encargaba este informe. "Hemos creado un panorama de cambio climático -señala el informe de GBN-, que aunque no es el más probable, es plausible, y desafiaría la seguridad nacional de Estados Unidos de modo que deben considerarse inmediatamente". El documento predice que el abrupto cambio climático podría llevar al planeta al borde de la anarquía mientras que los países desarrollarían una amenaza nuclear para defender y asegurarse alimentos, agua y fuentes de energía, con lo que la amenaza a la estabilidad global eclipsaría, según algunos expertos, la que representa el terrorismo, cuestionando de alguna manera la actual política estadounidense. "Cuando el conocimiento científico ha entrado en conflicto con sus metas políticas, la administración ha manipulado a menudo el proceso por el cual la ciencia entra en sus decisiones", denuncia la Union of Concerned Scientist en su informe. "Es bastante inquietante que Bush comience a no hacer caso de su propio gobierno en un asunto como éste", afirman desde Greenpeace. Para el portavoz del Pentágono, Dan Hetladge, se trata, en cambio, de "una tempestad en un vaso de agua". Sarcasmos meteorológicos aparte, lo cierto es que la filtración del informe del Pentágono pone en evidencia dos hechos: la denuncia de la UCS de que la administración Bush manipula y silencia informaciones científicas que no le sirven a sus objetivos políticos, y segundo, ecologista escéptico o no, la ciencia nos revela un futuro medioambiental muy poco alentador si no ponemos medios. * Jacobo Quintanilla es periodista. Agencia de Información Solidaria
https://www.alainet.org/es/articulo/109582
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