La Política de Bush debe ser enjuiciada en el Tribunal internacional
23/12/2003
- Opinión
\"Ladies and Gentlemen; Señores y Señoras, lo tengo\" (todos de
pie, aplausos), el becerro de oro comunicaba al mundo su
inquebrantable voluntad de hacer justicia e inscribir su nombre,
grabado a fuego, en las páginas de la historia del mundo. Los
Otros, pequeños corderos, se apuraron en dar sus parabienes y uno
dijo que había llegado la hora de pagar sus crímenes (no los del
becerro, sino el expulsado del paraíso). Saddam la excusa
perfecta, la estatua derrumbada, las calles pobres iluminadas con
el fantasma de la libertad, los tanques y las banderas, Saddam
el malo, el que dejó de adorar al becerro; Saddam el bárbaro;
Saddam con la boca abierta para que todos escarmienten y desistan
de sus malas intenciones; Saddam victimario y víctima. El Becerro
lo tiene, lo muestra, lo agita. No levantarás los ojos hasta el
día de tu muerte.
Saddam, como muchos otros, creó un reino de terror y muerte,
violento, imperativo, soberbio y corrupto, es un producto no
casual del mismo becerro de oro que alimenta la vanidad, el
servilismo y la guerra cuando sirve a sus propósitos o que invoca
al tribunal internacional para proteger sus mismos intereses.
Posiblemente Saddam Hussein obtuvo lo que él mismo dio a su
pueblo y a todos aquellos que torturó y asesinó, pero de ahí a la
inclinación que hace la mayoría de los gobiernos en
reconocimiento a Bush hay una distancia insalvable. Estados
Unidos siempre lava sus manos en una fuente que no es propia y
legitima sus crímenes en los crímenes de los otros. La mayor
cantidad de armas de destrucción masiva no están en el Medio y
Lejano Oriente sino en territorio norteamericano y en el de sus
aliados incondicionales. Ninguna Nación ha tenido tanto poder a
costa del planeta entero como las administraciones
norteamericanas y nadie es tan responsable de los atentados a la
paz, el medio ambiente, la libertad y la justicia como esas
administraciones. América Latina lo sabe muy bien. Dictadores,
cárceles, Escuela de las Américas, misiones de la CIA y ahora en
versión actualizada, Tratados de Libre Comercio, Plan Puebla
Panamá, ALCA, Plan Colombia, Plan Dignidad, ente otros muchos.
Si la arrogancia, la ignorancia, la vanidad, los intereses de la
grandes corporaciones norteamericanas y la política Bush
constituyen un peligro para el planeta, este hombre debería
sentarse junto a Saddam en el banco de la corte internacional. La
Política de Bush es tan criminal como la que un día impulsó
Hussein.
El Becerro de Oro está condenado, serán sus propios corderos
aliados los que un día se lo comerán y por extensión perecerán
intoxicados. En ese instante comenzaremos la experimentar la
libertad por primera vez y entonces diremos: Ladies and
Gentlemen; Señores y Señoras podemos respirar en paz.
Pedro Avendaño G.
Director Ejecutivo
Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca
Director Ejecutivo
Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca
https://www.alainet.org/es/articulo/109029
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