El laberinto del general

02/02/2005
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El pasado 26 de enero, exactamente veintidós años después del asesinato de los ocho periodistas en Uchuraccay, muertes que equivocadamente y por años se le quiso atribuir a una decisión del general Clemente Noel, el juez Ayala del 2º Juzgado Penal de Huamanga abrió instrucción con orden de detención al general Noel acusado por la supuesta desaparición y tortura de 56 personas ocurridas cuando se desempeñaba como Jefe del Comando Político Militar en Ayacucho. Somos de aquellos que sin el ánimo de inmiscuirnos en los asuntos de la justicia del país, creemos, como la gran mayoría de peruanos, que la impunidad debe terminar. Para ello son necesarios; juicios justos, debido proceso y sentencia firme; para que ¡ nunca más! Aunque lo que sí quisiéramos hacer es tratar de presentar, en sus perfiles más saltantes, al personaje en cuestión: el general Clemente Noel Moral Antes de hacerse cargo del Comando Político Militar, el general - de brigada, no divisionario- había desarrollado una carrera militar sin sobresaltos, con pocas luces y sombras. Durante la época velasquista, en donde los principales cargos en la conducción gubernamental estaba en manos de las Fuerzas Armadas, a Noel se le había encargado la Prefectura de Lima, en la época en que crecía el descontento y la movilización popular. Posteriormente asumió la responsabilidad del Servicio de Inteligencia, lo que supuestamente lo calificaba como un militar de Estado Mayor especializado en “asuntos civiles”. Como se recuerda, siendo jefe de la 2ª división de Infantería con sede en Huancayo le correspondió- por encontrarse la zona declarada en emergencia por entonces dentro del área de su responsabilidad- encabezar la intervención de las FFAA para el combate contra el senderismo, en los primeros días de enero del `83. Al interior del Ejército se concitó una gran expectativa del rol que cumpliría en esa delicada misión. En una reciente aparición televisiva el General Noel ha señalado que tiene 75 años, lo que quiere decir que contaba con cincuenta y tres cuando, como general de brigada, se hizo cargo del Comando Político Militar de Huamanga. Con esa edad y grado, se podría decir que su futuro en el camino hacia la Comandancia General del Ejército iba a depender de los presumibles éxitos que lograría en la lucha antisubversiva. Como ya la historia reseña, Noel cometió graves errores; a pesar de infringir fuertes bajas a los subversivos, el carácter indiscriminado de la represión trajo consigo que cientos sino miles de inocentes fueran torturados y desaparecidos, que era lo que los senderistas esperaban para, de esta manera, conseguir el apoyo de la población ante los “excesos” del Ejército. No comprendió el carácter de la “guerra política” en la que se había involucrado. Aunque, de otro lado, es preciso decirlo, siempre fue un oficial honesto y leal a su institución. Reforzado por una unidad aerotransportada, los efectivos de la 2ª división iniciaron los operativos contrainsurgentes dentro de un plan de operaciones de corto plazo; se pensaba que a los tres meses ya se habrían dado golpes decisivos a los subversivos y que para fines del año la zona estaría pacificada. La estrategia era simple; de acuerdo a los informes de inteligencia se especificaron las zonas “rojas” (controladas por SL), distinguiéndolas de las “blancas” (leales) y las “grises” (en disputa). Los operativos se desarrollaban en torno al territorio que deberían estar bajo el control de las bases contrasubversivas y, además, se contaba con una fuerza móvil itinerante. Como los subversivos no presentaban combate abierto, el accionar militar privilegiaba, de un lado, la protección de la población de las zonas blancas, y de otro, las incursiones a las otras zonas para, mediante la sorpresa, capturar a los sospechosos de pertenecer o colaborar con Sendero Luminoso, los que eran trasladados a las instalaciones militares en donde se les interrogaba, torturaba y en la mayoría de los casos se les desaparecía. Como posteriormente reconoció el alto mando militar (“Estrategia contrasubversiva”. CCFFAA. 2000), durante esos años “se tomaron algunas decisiones equivocadas al considerarse la subversión como un problema meramente policial o militar”. Está claro que la estrategia de Noel basada en la “guerra sucia”, no amilanó a los senderistas, por el contrario favoreció su crecimiento, apoyo y su despliegue en zonas mas grandes. Ciertamente que las predicciones que planteaban derrotar a los subversivos en noventa días y entregar a fines del ´83 la zona totalmente pacificada, no fueron cumplidas; sucedió al revés, el senderismo se fortaleció, murieron miles de inocentes y el general Noel fracasó. Sin querer ser unilaterales y reconociendo lo complejo del tema, quizás contribuyó a este fracaso las necedades de Noel cuando planteó , por ejemplo, que SL creció por el apoyo de periodistas como “Chema” Salcedo, o la ignorancia de prepararse ante la eventualidad de la toma de Huamanga por los senderistas, el 26 de julio de l,983 (ya que supuestamente se produciría en homenaje a la conmemoración del asalto castrista al Cuartel Moncada), cuando todo el mundo sabía del desprecio que Abimael Guzmán tenía por Fidel Castro. Es verdad que los hombres de inteligencia realizan el juramento por guardar reserva sobre los operativos ilegales realizados, pero cuando ya no se corre el riesgo que el enemigo al que se combatió, el senderismo, lo pueda utilizar a su favor, sería necesario que la verdad se abra paso, y qué mejor que sea por el libre testimonio de un general de nuestro Ejército, el de Bolognesi. Estamos seguros que el masivo rencor y dolor de miles y miles de familias daría paso a la comprensión, sino al perdón, y avanzaríamos en la cicatrización de tantas heridas. Lima, 3 de Febrero de 2005 CEPRODEP
https://www.alainet.org/es/articulo/111298
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