FSM, el baile como expresión de lucha

02/02/2009
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En medio de un mundo dominado por la ley del mercado, expresiones sociales de todo el mundo participaron en la apertura del octavo Foro Social Mundial –FSM-, en la amazónica región de Belem do Pará, Brasil, con un enorme ritual de baile y música, realizado bajo la lluvia que caracteriza a esta región brasileña. Este multitudinario baile fue el preludio a lo que serían las jornadas de trabajo en las que hombres y mujeres discutirán acerca de la salud, educación política, genero, sindicalismo, medio ambiente, entre muchos otros temas. Desde la óptica del lema que caracteriza a este espacio “otro mundo es posible”.

Que cerca de ochenta mil personas de las más diversas nacionalidades hayan bailado al ritmo de instrumentos tradicionales como el berimbau brasileño no es una coincidencia, pues desde tiempos remotos el baile y la música han estado presentes en el desarrollo de las culturas, de las sociedades y de los procesos sociales. En la mayoría de casos tanto el baile como la música expresan los saberes tradicionales a partir de códigos, manifestados en gestos, trajes, y liricas cargadas con contenidos que reflejan determinados momentos históricos por el que la humanidad ha transitado.

Una de las características de las sociedades latinoamericanas es el baile como expresión artística cultural y social. Según un texto de la Universidad Nacional “Santiago Antunez de Mayolo”, en Huaraz, Perú, sobre la difusión del saber tradicional del pueblo, lo que los bailes expresan son “el origen de la vida, de las plantas, de los pueblos, de las civilizaciones, expresan características del clima, de la fauna, de los procesos productivos, sociales, culturales y religiosos, así como los fenómenos que tienen relación con el ejercicio del poder y la vida política, son la versión popular de la historia”.

 Así como en la danza podemos encontrar aspectos culturales de la sociedad, también podemos encontrar cómo el baile está íntimamente ligado a los procesos de lucha que se han venido desarrollando en América Latina. Pero además, podemos encontrar una interesante relación en cuanto a que el baile es similar en muchas cosas a los procesos de lucha.

Al respecto las palabras del comandante Zebedeo del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional EZLN, no pueden ser más reveladoras cuando señala cómo el baile ha sido parte de los más de diez años que llevan luchando en las montañas del sureste mexicano. Parafraseando al líder zapatista, la lucha viene a constituirse justo como el baile, donde no hay que parar de moverse, donde es necesario encontrar el ritmo, donde no hay que perder el paso y en donde cada día hay que ser más.

 Cuando el líder zapatista señala que la lucha es justo como el baile, hace referencia a los principales elementos que han dotado de ritmo a la lucha de las organizaciones en América Latina. Hace referencia a cómo la lucha para ser tal, necesita de constancia y de no parar pese a las limitaciones que presenta la realidad de cada sociedad. Esa constancia de la que se hace mención necesita de un ritmo, que en la lucha significa encontrar las formas adecuadas a cada contexto y época, que permitan mantener la constancia en la construcción de alternativas al orden de cosas establecido.

 En donde no perder el paso significa reconocer y respetar las diferentes formas y énfasis de lucha que existen, una lucha en donde los objetivos deben de ser claros, en donde constancia, ritmo y claridad se fundan expresados en una práctica política coherente acorde al  difícil momento histórico en el que nos ha tocado vivir.

Una lucha renovada que necesita, de forma obligada, cada día de más gente, y esto solo se puede lograr a partir de la transmisión de ideas claras, con un léxico sencillo y de forma muy creativa.

 El ritmo constante de las luchas en variadas y diversas experiencias en América Latina, ha dado muestras de cómo la conjunción de los elementos arriba mencionados han llevado por ejemplo a la refundación de una nueva Bolivia, a partir de una nueva Constitución en donde se expresan el ritmo y aspiraciones de las luchas de los movimientos sociales y políticos bolivianos. Existen también otros casos como el de Ecuador y Venezuela, en donde los procesos sociales son promovidos por el pueblo.

 El desafío para todas las organizaciones del sub continente, es encontrar que la disciplina, la constancia, el ritmo y la claridad de objetivos se puedan llevar a la cotidianidad, para así dotar de un nuevo brío y ritmo a la lucha por la aspiración de ese otro mundo, que está claro, no es el actual. Encontrar puntos de confluencia en esta materia se hace necesario, sobre todo en esta nueva etapa de crisis en la que el mundo se encuentra.

Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
http://www.i-dem.org

https://www.alainet.org/es/articulo/132180
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