Stiglitz desenmascara lo que sabemos

10/12/2009
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
No han sido los intereses de México y los ciudadanos, en medio de la crisis, los que han prevalecido en la discusión política en el Congreso. La transición a la democracia ha transitado hacia la independencia de los estados con la aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación 2010. De este ejercicio los estados han salido fortalecidos y aquellos que aportan más al Fondo General de Participaciones Federales, como Nuevo León, ahora tienen el derecho a exigir, respecto a aquellos que viven de las participaciones federales y han hecho del presupuesto un botín político, una forma de vida parasitaria.
 
Está demás señalar cuáles son los estados, obviamente no es Chiapas, que aporta más del 85% de la energía que consume el país o Tabasco, estado que ha aportado la riqueza petrolera que han lapidado los gobiernos en los últimos años sin ninguna estrategia de desarrollo para el país.
 
Ahora, los gobernadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) saben bien lo que significa no tener acceso a los recursos financieros del gobierno federal, pero también lo saben los del Partido Acción Nacional (PAN), quizá por eso han caído los candados en las negociaciones del Presupuesto 2010, como un mutuo acuerdo para disponer de recursos sin tener que tocar puertas, dejando de lado los objetivos de desarrollo de un estado federado para el cual no hay una política de Estado ni una estrategia de desarrollo trazada, sino la improvisación de la coyuntura y las prioridades del partido que gobierna, jamás las de los ciudadanos sin empleo ni ingresos, ni la planeación del uso de los recursos escasos como el petróleo, en proceso de agotamiento, pero cuyos precios sirven para cuadrar un presupuesto, aunque no se tenga.
 
De nada sirvieron las protestas de los empresarios y los ciudadanos para detener la propuesta de política económica para 2010, que en medio de la recesión, nada tiene de reactivación de la economía y sí la apuesta a la recuperación de la economía estadunidense, al incremento de las exportaciones mexicanas a sus mercados y la consecuente esperanza de que las empresas, en ese lógica, aumenten la contratación de trabajadores, reduzcan el desempleo e incrementen los ingresos de los hogares. Es decir, el gobierno de México apuesta a que su vecino haga el trabajo que le corresponde hacer. Esto escribía la noche del miércoles 18 de noviembre.
 
La mañana del jueves 19 de noviembre, todos leíamos lo que el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, decía sobre la conducción de la economía mexicana y en realidad ya lo sabíamos, lo hemos expresado a través de Forum y la Revista Libertas, sobre lo erróneo de la política económica asumida por el gobierno para hacerle frente a la crisis, pero quizá a Joseph Stiglitz lo escuchen y hagan caso a sus recomendaciones, por algo le fue otorgado el Nobel y el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, le encargó coordinar una comisión para establecer otros mecanismos de evaluación del desempeño económico, que no sea el PIB, del cual cada día surgen más dudas.
 
Joseph Stiglitz ha sido claro sobre la suerte de México: “Las estadísticas de crecimiento han sido muy débiles y pesimistas para este país; la combinación de una recuperación muy débil para Estados Unidos y una política fiscal que no estimule la economía mexicana es preocupante”; “los aumentos en los impuestos tendrán un efecto muy negativo en la economía”; para minimizar los efectos negativos de la crisis era necesario “la inversión en tecnología, educación e infraestructura que ayudará a estimular el desarrollo y crecimiento de la economía a corto y largo plazos”; “la posición de México ante la crisis es inusual, no tiene un fuerte estímulo, es relativamente débil el estímulo”; “mucha gente espera que la recuperación de Estados Unidos sea la estrategia, pero México necesita una alternativa”, la que no tiene; mientras que la crisis sigue pues “no hemos arreglado el sistema, no hemos hecho casi nada (...) la verdadera preocupación es que se ha vuelto peor, con grandes fallas y grandes malos resultados” y “para 2010 veremos cierto crecimiento, pero no tan robusto como para decir que se acabaron los problemas”.
 
Stiglitz asevera que “la verdadera preocupación es 2011, cuando el estímulo llega a su fin. Las apuestas son que continuarán los problemas importantes, pues la recuperación no será de valor, con la forma de una “V”, sino como una raíz cuadrada, una bajada drástica y después un repunte, luego un periodo extenso muy parejo, en el que no se crecerá lo suficiente para restaurar la economía y recuperar el empleo completo en un momento breve”.
 
¿Entonces por qué la alegría con la cifras del PIB en el tercer trimestre y no hacer nada?
 
Pues según él, el sector financiero tiene muchos problemas todavía y si continúa el desempleo habrá más problemas en los mercados financieros y la única fuente de crecimiento real está en Asia, en la cual está China y a donde México envía sólo 1% de sus exportaciones.
 
Stiglitz ha sentenciado que México debería estar preocupado, pues todo ello representa un problema, debido a los vínculos económicos con Estados Unidos y porque cuando ese país se encuentra débil, México ha sufrido siempre; y ahora el desempeño de México ha sido uno de los peores del mundo.
 
Pero como lo dijera el general romano Julio César, al cruzar el río Rubicón con sus legiones para conquistar Roma, la suerte está echada. El presidente Calderón ha obtenido la aprobación de su propuesta de política económica para 2010, al asumir el Congreso, y los gobernadores su Presupuesto de Egresos de la Federación a la mediada de sus necesidades, de cara a las elecciones en 10 de los estados durante 2010 y las de 2012, olvidando que 2010 es el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución y que los ciclos pueden ser fatales si aumenta el desempleo, el hambre y la miseria.
 
https://www.alainet.org/fr/node/138298

Clasificado en

S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS