Para las empresas en nombre de los pobres
23/12/2013
- Opinión
El Pemex de hoy es el resultado del despojo de su riqueza por la clase política gobernante durante 40 años. Las ganancias petroleras se han repartido entre los estados de la Federación, a través de las participaciones federales, multiplicando el surgimiento de nuevos ricos con la corrupción reinante en la mayoría de ellos, en detrimento del desarrollo. El caso del exgobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo, sólo ha sido un chivo expiatorio. Muchos otros gobernadores que han robado al país, sus actos y los de sus secretarios quedarán impunes.
Sólo ahora que han llevado a la quiebra a Pemex, los legisladores vuelven a recordar a los pobres de nuevo. Desde 1972 a la fecha ¿en cuánto ha cambiado la vida de los 53 millones de pobres del país? Desde finales de 2007, cuando los precios del petróleo comenzaron a aumentar y, por consecuencia los ingresos por su venta, nadie pensó en capitalizar a Pemex ni en adquirir tecnología para explorar en aguas profundas, menos aún en invertir en fuentes generadoras de energía renovable, lo cual cuestionamos desde Forum en Línea. Pero tampoco en usar los recursos para eliminar la pobreza.
Todo parece indicar que el interés del gobierno, en estos años, fue provocar la descapitalización de Pemex, llevar a la empresa petrolera a la obsolescencia tecnológica, para terminar vendiendo lo que quedara de ella como chatarra y, a través de una reforma energética como la actual para convertirlo en regulador y contratista. Para dejar la esencia de su razón de ser, los trabajos de exploración, prospección geológica y extracción del petróleo, a las empresas extranjeras, aquellas que con la expropiación petrolera de 1938 habían sido expulsadas del país.
Con la reforma laboral aprobada hace un año, que incluye la subcontratación y el outsourcing, ahora será más fácil eliminar a la aristocracia obrera de Pemex; una vez que muchas de sus áreas desaparezcan paulatinamente, para dar paso a que las empresas extranjeras realicen sus actividades y contraten, bajo sus reglas, a empleados y obreros. Los casos de Luz y Fuerza del Centro y la reciente reforma laboral en la educación, han sido experiencias que el gobierno federal no querrá de nuevo vivir. La mejor forma de evitar que la inconformidad de los trabajadores se traslade a las calles, es no tener ninguna relación laboral con ellos.
Las discusiones sobre las reformas política y energética, en las Cámaras de Senadores y Diputados, nos han dejado ver que hay en México una nueva generación de legisladores, la cual ha creció bajo la sombra del gobierno de Felipe Calderón, los “niños de las BlackBerry” y los que se han forjado en la espera en las filas del PRI y del Partido Verde. Jóvenes sin experiencia, que no sea otra que ejercer el poder desde la cuna; cuyo pragmatismo se impone al nacionalismo, los que privilegian beneficios personales o de grupo, sobre los intereses generales de los ciudadanos y de la nación, capaces de maravillar a sus correligionarios y neutralizar su libre albedrío; quienes desde ahora veremos petrificarse en el Congreso con la reforma política.
De las discusiones de la reforma energética me permito señalar que, si estuviera destinada a mejorar la calidad de los bienes (productos y servicios), derivados del petróleo y energía eléctrica, para venderlos a los precios más bajos; así como poner punto final al monopolio del Estado sobre el petróleo, la solución sólo es una, privatizar totalmente a Pemex y la CFE, abriendo el sector energético a la competencia. Con ello, y mediante una buena regulación del Estado, podría intentar ofrecer “bienes energéticos” de mejor calidad y a precios más bajos, promovidos por la competencia. Aun cuando esto no ha pasado en países como Francia, donde la apertura energética de 2005, no ha conducido a ello, sino al aumento de los precios.
Pero la lógica parece ser convertir a Pemex y la CFE, así como a los organismos que se deriven de ellos, en agentes reguladores del mercado de energía en México. Este paso que se ha dado hoy, permite ir quitando la presión de los trabajadores sobre el gobierno, para reducir su nóminas y hacer de esas empresas agentes reguladores. Dejando de utilizarlos como instrumentos de planeación, regulación y control de los precios de los hidrocarburos y de la electricidad, así como de la formación de precios en la economía.
Durante los debates, de nuevo los pobres han sido bandera de los legisladores que han hecho del servicio público el medio para amasar sus fortunas. ¿Acaso han cambiado las condiciones de vida de los tarahumaras o de los pobladores que viven en las faldas del Nevado de Toluca en estos años? ¿Los rarámuris, donde se firmó el pacto contra la pobreza del gobierno actual, tienen que comer, ropa, calzado y vivienda para sobrevivir en invierno, sin tener que emigrar por hambre?
Contrario a la convicción de muchos senadores y diputados, lamento que esta reforma energética no eliminará las distorsiones del mercado, si de liberalizar la economía se trata, pero tampoco con ella los ciudadanos puedan obtener gasolinas ni electricidad a precios más bajos, ni más y mejores empleos con mejores salarios. Estas afirmaciones han sido sólo argumentos para justificar su aprobación, pero no tienen ningún sustento económico.
Compartir el riesgo de la exploración, prospección y explotación del petróleo en aguas profundas, es una quimera del Estado, donde los beneficiarios serán las empresas y los nuevos ricos que surjan de esta reforma, los cuales no necesariamente serán todos los legisladores que la han aprobado.
México no necesita 700 mil empleos formales anuales, requiere más de 30 millones de puestos de trabajo, los necesarios para contener la economía informal, la delincuencia y el aumento del crimen organizado, dentro de los cuales está latente la semilla de la insurrección contra el Estado, la cual hoy promueven los carteles y las autodefensas.
Pero esos empleos no van a surgir de la reforma energética. Ellos dependen de la política monetaria del Banco de México, cuya política antiinflacionaria, guida por objetivos de inflación, ha neutralizado la inversión y la creación de puestos de trabajo. El Banco de México no sólo ha contribuido al aumento de la pobreza y el desempleo con su política, sino a la multiplicación del número de ciudadanos que hoy trabajan para pagar a bancos y tiendas departamentales sus créditos, los nuevos esclavos del gran capital.
México ha perdido una oportunidad histórica para hacer de la energía el instrumento de integración regional y recuperar su liderazgo perdido en América Latina. Los 160 millones de dólares del Fondo de Infraestructura para Mesoamérica y el Caribe no bastan para hacer política. México pudo haber construido con Brasil y Venezuela una gran empresa trasnacional para explotar los yacimientos en aguas profundas.
En 2007 y en 2009, durante las mutuas visitas del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y del presidente Felipe Calderón, Lula insistió en construir un bloque regional en América Latina y que Petrobras y Pemex, trabajaran juntas para explotar petróleo y gas en la región, en el intercambio de experiencias tecnológicas y en “la posibilidad de que ambas empresas trabajen juntas en México, Brasil o en terceros países”; pero el celo de los funcionarios que desde la cancillería mexicana, la Secretaría de Economía y Hacienda, han visto en Brasil un enemigo y no un aliado, frustró esa posibilidad.
Las cosas están claras, mientras en los países de América del Sur se piensa en la integración regional, en México se está pensando en los negocios personales a futuro con los recursos del Estado. Pocos saben que México construye con los países de Centroamérica una gran red para unir los mercados de energía del norte del continente con el centroamericano y el andino. Sobre un proyecto creado en 1987, para construir una red de trasmisión eléctrica en el proyecto Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central, y con un consorcio denominado Empresa Propietaria de la Red, se teje con dinero público lo que en el futuro será el negocio millonario de las empresas de hoy.
Fuente: Forum en línea
https://www.alainet.org/fr/node/81943
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