Revolución y revueltas por hambre

02/03/2011
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Desde 2006, cuando la posibilidad de una crisis económica internacional parecía remota, la preocupación por la crisis alimentaria iba en aumento. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), encendía los focos rojos y señalaba que no tenía recursos suficientes para enfrentar las necesidades de alimentos de entonces, pidió más recursos y advirtió del impacto sobre la estabilidad social del aumento de la pobreza y el hambre en el mundo. Cuatro años después, gobiernos de diferentes países se ven en riesgo frente a la crisis económica, alimentaria y ambiental, que multiplica protestas y disturbios.
 
El planeta está bajo el riesgo real del aumento de la inestabilidad social debido a la crisis global. Las revueltas del hambre parecen ser el detonante de las manifestaciones sociales de enojo contra los sistemas políticos, la corrupción y sus gobernantes. Las manifestaciones sociales en Túnez, Egipto, Yemen, Jordania y Libia, solo son el preludio de otras que vendrán, las cuales han tenido como origen protestar por el alza de los precios y la carencia de empleos.
 
El cambio climático está contribuyendo a encarecer los principales productos agrícolas y los precios mundiales de la mayoría de los alimentos alcanzaron niveles récord en enero. La FAO está consciente de los riesgos y el 17 de febrero advirtió sobre el peligro del aumento continuo de los precios, en medio de la caída de la oferta de granos y los efectos del cambio climático, que ponen en peligro las cosechas de cultivos en los principales países productores.
 
La reunión de ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20 (G 20), que concluyó el 19 de febrero pasado, priorizó llegar a consensos sobre los instrumentos para la medición de los desequilibrios macroeconómicos globales y, contrario a lo esperado, dejó en el tintero el problema del alza y especulación sobre los precios de los alimentos, pues la agenda francesa al frente del G 20 incluye la lucha contra la volatilidad de los precios de las materias primas, además de avanzar en la reforma al sistema monetario internacional y la gobernanza de las instituciones multilaterales, lo que implica revivir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus políticas, de las cuales ahora los griegos son sus victimas.
 
A falta de reformas al capitalismo, lo más probable es que el mundo se vea envuelto en nuevas revoluciones sociales, como expresión de la búsqueda de los ciudadanos de una nueva forma de organización social, donde los partidos políticos parecen haber quedado rebasados, anquilosados en los placeres de la dolce vita y al margen de encabezar a las masas populares, de estas revoluciones y movimientos sociales seguramente veremos surgir a nuevas personalidades y líderes populares aún desconocidos, las revoluciones son así.
 
El panorama mundial parece presagiar un futuro sombrío para México, quien recibirá de Francia la presidencia del G 20 al final de este año, pues el aumento de la pobreza en estos años es más real que las estadísticas frías y rebasa las cifras oficiales, el desempleo sigue en aumento y oficialmente en enero llegó al 5.9%, en promedio anual, el cual rebasa los casi 3 millones de las cifras del gobierno, alimentando el crimen organizado y el narcotráfico. Como si fuera poco, se han hecho presentes los efectos del cambio climático en el sur del país con las inundaciones y en el norte con las heladas, afectando la producción de granos, perecederos y muchos otros alimentos agrícolas, cuyo impacto negativo sobre los precios internos comenzará a reflejarse a mediados de año, al menos que se comiencen a usar productivamente los más de 118 mil 529 millones de dólares que conforman las reservas internaciones y se reconozca la gravedad del momento actual que vive México.
 
Fuente: Forum en línea
 
https://www.alainet.org/fr/node/148012
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