Golpes decembrinos

26/12/2005
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1.- Asistimos a un nuevo intento de Golpe de Estado contra el Gobierno del Presidente Chávez. Digo Golpe de Estado porque su objetivo es terminar con éste de modo anticonstitucional. Analizarlo es la tarea que debemos realizar no sólo para derrotarlo, sino para hacerlo con su propia fuerza. Del mismo modo que ellos, los que conducen desde Washington este golpe que no cesa, están pretendiendo que nos caigamos de boca, impulsados por nuestra propia fuerza. Los elementos que tenemos que considerar no son cuerpos inertes sino fenómenos en movimiento. En el seguimiento de ese movimiento se descubren claves que nos llevan a descubrir su origen. Venezuela entera se transforma nuevamente en esa gigantesca aula de clase, en la que nuestra propia historia, presente , pasada y futura es objeto del análisis colectivo. Se trata de que nos preparemos a sacar de esta jugada todo el partido posible. 2.- El 75% de abstención que se dio en las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre de 2005 es un mensaje que hay que leer. Eso intentaré hacer luego de colocar algunos elementos del contexto que hagan de esa lectura algo más profundo y detallado. El CNE había realizado tres procesos electorales con el sistema de máquinas que, al ser debidamente accionadas, envían una señal electrónica a una central procesadora de datos, y dispensan una papeleta impresa con el mismo voto que el votante sufragó electrónicamente, para que éste la deposite en la urna electoral. Estos procesos fueron el Referendo Presidencial del 15 de agosto de 2004, las elecciones de Gobernadores y Alcaldes de octubre de 2004 y las elecciones de Concejales y Juntas Parroquiales realizadas recientemente en el año 2005. Tras el Referendo Presidencial que arrojó como resultado 60% de apoyo al Presidente Chávez contra 40% de rechazo, la oposición construyó la idea de un fraude en el Referendo a pesar de la minuciosa revisión que la OEA y el Centro Carter realizaron del mismo, a sabiendas de que nada les habría gustado tanto como haber podido pronunciarse justamente en el sentido contrario al que lo hicieron. No tengo que probar que Chávez no es santo de la devoción de César Gaviria ni de Jimmy Carter. Haciendo caso omiso de las denuncias de fraude que jamás probaron, la oposición se inscribió, unida y separadamente, en las elecciones regionales en las que preservaron y perdieron gobernaciones y alcaldías, pero además, en Nueva Esparta, ganó la oposición contra el gobierno en una forma relativamente cerrada. Para las pasadas elecciones de concejales y juntas parroquiales también se inscribieron, participaron y se contaron milimétricamente de modo y forma que seguían hablando mal del Presidente del CNE, pero no volvieron jamás a decir la palabra “fraude”. Fue así, en esa forma consecutiva de tres procesos electorales que reflejaron al país como un espejo, como le fue dado a este Consejo Nacional Electoral, el presidido por Francisco Carrasquero y Jorge Rodríguez en primer y segundo momento respectivamente, el mérito histórico de haber sacado a la democracia venezolana del foso en el que vivió por décadas en las que las actas mataban a los votos. Nadie les quitará lo bailado. Venezuela no votará en el futuro en un sistema que no sea enviar la señal electrónica a un centro procesador de datos, que salga la papeleta impresa con el voto que cada quien hizo para meterlo en la urna de cada mesa, y que venga después el propio Papa Benedicto XVI a contar los votos. 3.- Para una comprensión plural y no sectaria de lo ocurrido en Venezuela entre el domingo 27 de noviembre y el domingo 4 de diciembre de 2005 hay que recurrir a los editoriales de Teodoro Petkoff, en la primera plana del vespertino “Tal Cual”, de los días martes 29 y miércoles 30 de noviembre y jueves 1º de diciembre. El martes 29-11-05, “Tal Cual” titula a grito pelado ¡QUE DESASTRE! No era para menos. En la opinión de Teodoro Petkoff, la oposición había jugado la peor de las jugadas posibles. No tenían caso. No sólo habían dejado entendiéndose a la OEA en una mediación solicitada por ellos, por la oposición como sector político. No sólo eran unos niños malcriados que decían pelear por la eliminación de las Capta-Huellas y después, cuando el CNE conviene en su exigencia, no sólo botaban tierrita y no jugaban más, sino que además lo hacían en forma dispersa y dividida. Inicialmente se suman a la abstención la AD de Henry Ramos Allup, lo que queda de COPEI bajo César Pérez Vivas, y el Proyecto Venezuela de Henrique Salas Römer, pero ni Primero Justicia, ni Un Nuevo Tiempo de Manuel Rosales, gobernador del Zulia, ni La Causa R, ni Claudio Fermín, ni Francisco Javier Arias Cárdenas, ni Morel Rodríguez con su gobernación de Nueva Esparta. Teodoro Petkoff no podía creer que pudieran ser tan incompetentes. Hoy, a la luz de los hechos, yo pienso que eso fue buenísimo porque hay gente que no cree en el imperialismo hasta que lo ve, hasta que lo percibe, hasta que lo huele, hasta que lo siente como un latigazo en la oscuridad. Eso fue lo que pasó en esas memorables 72 horas de los días antes mencionados: Que el espíritu del Tío Sam, con su hediondez característica, se aposentó en Caracas, mandó más que dynamo de gandola, lo vimos todas y todos y a él no le dio pena. Para corroborar nuestras peores sospechas, el embajador de los Estados Unidos en Venezuela declaró a la prensa que su gobierno no tenía nada que ver con lo sucedido el 4 de diciembre. A mi juicio lo hizo de un modo tan extraordinariamente convincente que no me dejó lugar a sospecha alguna. No sólo habían sido ellos, sino además querían que se supiera. Durante esas horas en las que los partidos que no se habían salido de las elecciones, me refiero a Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, hacías sus reuniones de última hora para ver qué hacían, qué decisión tomaban, tuvimos oportunidad de leer en el Panorama de Maracaibo del 30-11-05, que los candidatos adecos, copeyanos y de un Nuevo Tiempo no renunciaban, dijera lo que dijese la dirección de Caracas. O sea que el pulso entre no ir a las elecciones y concurrir a ellas era público y notorio. Ese momento de extraordinaria impudicia en el que sucede lo inexplicable hasta que se explica, Teodoro Petkoff trató de retratarlo con el editorial más corto que ha escrito en su vida. Sobre un tétrico fondo negro, una fúnebre interrogación blanca y muda. Esa era la primera plana del “Tal Cual” del miércoles 30 de noviembre de 2005. Dejemos a Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, a adecos y copeyanos disidentes en sus deliberaciones secretas. Démonos el tiempo necesario para sorprendernos suficientemente de la carta jugada por el poseedor del sellito oficial de la antorcha, el Dr. Ramos Allup. Hace muy pocos meses, Henry Ramos Allup, secretario general de AD, aplastó a toda la vieja guardia adeca, Humberto Celli, Carlos Canache Mata y compañía, quienes sostenían que no había que ir a las elecciones si de retomar el poder se trataba, porque todas las elecciones las iba a ganar Chávez y la participación de la oposición las refrendaba, lo que alejaba las cosas más que acercarlas. Que lo que convenía era propiciar condiciones de ingobernabilidad para propiciar situaciones conflictivas que erosionasen al gobierno más de lo que lo hacía una bancada parlamentaria, la cual funcionaba para apuntalarlo. Iracundo, Ramos Allup los acusó de golpistas trasnochados, de tener componendas con oscuros intereses y permitió las fuerzas de choque necesarias como para apabullarlos a nombre de la lucha en el terreno parlamentario como punto de partida para una posible recuperación del partido. Horas antes de las elecciones cambia de parecer en 180 º y lidera el retiro de las fuerzas de la oposición a los comicios del 4 de diciembre, con los argumentos de las fuerzas que aplastó, pero sin decirlo. ¿Qué rayo de luz lo iluminó?¿Qué le hizo ver ahora de manera tan clara lo que antes no veía?¿O no fue qué sino quién? El vestigio de COPEI que César Pérez Vivas representa no tardó en subirse al carro del saboteo a las elecciones. Como no se puede darle palo a todo mogote, uno no puede ponerse a explicar lo que casi no existe, pero dada la historia reciente, no dejamos de notar en el parlamentario tachirense, que tanto defendió dentro de lo que queda de COPEI la participación en las elecciones, la sonrisa socarrona de quien comparte un secreto que el común de los mortales no conoce. ¿Quién lo pudo convencer así de rápido? ¿Quién le aclaró el entendimiento que antes lo tenía mirando al otro lado? Con Proyecto Venezuela no se tenía mucho trabajo porque hace tiempo que andaba en la línea de la vieja guardia adeca. Ellos perdían y perdían terreno frente a la pujante Primero Justicia que en cada elección consolidaba su público y se expandía un poquito y así sucesivamente. Ellos, Primero Justicia, si que podrían ser un problema porque se podrían plantear la representación de la oposición en fuga y tratar de captar todo el criterio oposicionista de llenar los espacios y no perder ni un solo voto. Pero vino el 1º de diciembre para recordarnos a todos dónde es que tuerce la puerca el rabo y cómo es cierto que donde manda capitán no manda marinero. La retirada de Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, así como de los disidentes candidatos adeco-copeyanos del Zulia y Nueva Esparta de las elecciones parlamentarias era el colmo de los colmos. Pase que AD piense que está jugando el papel de comparsa porque va palo abajo y no le ve el queso a la tostada, pero Primero Justicia no sólo no ha dejado de crecer, sino que ya está en ámbitos barriales que el chavismo hubiera creído como coto privado. Tan decididos y claros como estaban en Primero Justicia, ¿qué los hizo cambiar? ¿quién los hizo cambiar? ¿fue un argumento o fue una orden? Y para guinda del daikirí Manuel Rosales y Un nuevo Tiempo. El feudo que domina y que conoce como la palma de su mano ha sido contado y recontado por el CNE. Es un ámbito de poder real. ¿A cambio de cuál poder futuro abandonaron Manuel Rosales y el partido que controla el poder actual que detentaban? Por eso, de la tétrica interrogante blanca sobre el fondo negro, se pasó a una variante de golpismo que era la exigencia de posposición de las elecciones, con la que titula Teodoro Petkoff el “Tal Cual” del jueves 1º de diciembre. Cogieron línea rapidito. El Gobierno de George W. Bush tomó la decisión de satanizar al Gobierno del Presidente Chávez como “Rogue State”, como “Estado forajido” y provocar la erosión de la “gobernabilidad” interna, de modo de propiciar las condiciones para una intervención. Para el desarrollo de esta política, el Departamento de Estado Norteamericano ordenará al aparato comunicacional que controla en el planeta, que comience a construir la imagen de un Estado en el que el Poder Ejecutivo controla al Poder Judicial, al Poder Electoral, independientemente de que los procesos electorales conducidos por el Consejo Nacional Electoral, los más supervisados y vigilados del mundo, recibieron los certificados de garantía de la OEA y el Centro Carter, y al Poder Legislativo, en el que, obviamente, ante el forfeit de la oposición a la contienda electoral, el bloque bolivariano quedó dueño y señor de la Asamblea Nacional. Para eso necesitaba el imperialismo que la oposición se retirase de las elecciones. Para dar la imagen de un parlamento monocolor, no plural y sometido al poder de Miraflores. La decisión de la oposición de retirarse a última hora y del modo como lo hicieron de las elecciones parlamentarias puede tener de astuto el pretender que el 75 % de abstención es propiedad de ellos, pero tiene de malo que ya no tiene regreso, que se montaron en el autobús del Golpe para dar un Golpe corriendo el riesgo de volver a quedar golpeados. 4.- Desde el momento en el que la oposición se va de las elecciones, se activó una campaña de emergencia en todos los diversos núcleos de militancia dirigida a denunciar la maniobra, y llamar a votar para enfrentar el golpe. El Presidente Chávez la asumió como suele hacerlo, con todas las de la ley, con su rostro. Esta campaña eléctrica, de emergencia, me llevó a encontrarme con núcleos motivadores, células animadoras que conozco desde hace décadas. Me encontré con el abstencionismo chavista, y no pude sino asumir la responsabilidad de leerlo como lo hacía con el abstencionismo de la oposición. Pero vayamos lentamente, como quien no le saca el cuerpo al asunto. La abstención electoral se divide en dos grandes grupos: la abstención consciente y la inconsciente. La abstención inconsciente es muy grande y muy falta de autoestima, es un “me sabe a casabe” muy lleno de desinterés y desesperanza. No estoy aquí para ponerle numeritos sino para decir que existe. La abstención inconsciente aumenta considerablemente en elecciones de poderes parlamentarios tanto nacionales, diputadas y diputados a la Asamblea Nacional, como municipales, concejales y miembros de Juntas Parroquiales, y disminuye cuando lo que se pone en disputa es el poder ejecutivo, el Presidente de la República. La abstención consciente se divide a su vez en dos grandes grupos: La antichavista y la chavista. La abstención antichavista se divide nuevamente en dos grandes grupos: la inculta, la que creyó lo que le dijo su dirección política en relación a lo presuntamente fraudulento del sistema electoral , y sencillamente no vota más, y la culta, la que sabe que el sistema es tan transparente y exacto que precisamente por eso no vota más, porque votando lo que más logra es apuntalar el sistema que se quiere tumbar. Esta última, la abstención antichavista culta, se subdivide en antigua, o, como la llaman algunos, “ideológica”, representada por el Cardenal Rosalio Castillo Lara, Patricia Poleo , Humberto Celli, Carlos Canache Mata y Oswaldo Álvarez Paz, y moderna, o “repentina”, como la llama la mayoría, paradigmáticamente representada por Henry Ramos Allup, César Pérez Vivas. Henrique Salas Römer, Julio Borges y Manuel Rosales La abstención chavista tiene tres componentes fundamentales. Estos no son elementos químicamente puros. Están mezclados y entreverados. Me voy a referir a ellos con cierto esquematismo, pero advirtiendo que no son sentimientos aislados ni diferenciables sino por el contrario amalgamados. Está el sentimiento de abstención como un freno a la velocidad que el Presidente le da al proceso bolivariano al plantear como rumbo el socialismo del siglo XXI cosa ésta que no había hecho antes de agosto de 2004. La línea de pensamiento que expresaba esta conducta se aprovecha de que las elecciones parlamentarias no ponen en cuestión al presidente y eso permitía tomar distancia sin expresar rechazo. Está el sentimiento que interpretó la decisión judicial que permitía los enmorochamientos como una agresión a la conciencia. Ese sentimiento tenía y tiene claro que el espíritu y el texto constitucional privilegian y defienden la representación de las minorías, que era a quienes aplastaban los procesos de enmorochamientos. Está el sentimiento de utilizar a la abstención como una protesta frente a agresiones a la democracia en la confección de las listas parlamentarias, ineficacias gubernamentales e indolencia frente a los hechos de corrupción. Creo haber levantado algunos votos con el argumento que no era precisamente un intento de Golpe de Estado de ominosa factura “made in USA” la mejor oportunidad para pasar facturas al gobierno del Presidente Chávez, pero reconozco que todo eso estaba. Revuelto, difuso, informe esa conducta de “desentendimiento” estaba hecha de los sentimientos antes descritos. 5.- La oposición verá qué es lo que hace, pero las fuerzas que impulsamos el proceso revolucionario bolivariano no tenemos problemas de agenda. Antes del 4 de diciembre estábamos constituyendo Consejos Comunales y Consejos Parroquiales a lo largo y ancho del país y después del 4 de diciembre lo seguiremos haciendo. Los Consejos Comunales y los Consejos Parroquiales son el mandato de la nueva Ley Orgánica del Poder Público Municipal, aparecida en la Gaceta Oficial en junio de 2005. A su interior discutiremos los Planes Rectores que ordenen la ejecución de los presupuestos de los diferentes entes del Estado en cada parroquia y municipio. La oposición verá si viene a las reuniones. El espacio es público y está abierto. Lo que debe quedar claro es que su ausencia no nos detendrá. El año de las elecciones presidenciales, el 2006, va a ser torpedeado sistemáticamente para impedir su normal desenvolvimiento, y a las fuerzas bolivarianas nos toca entender y explicar el sentido profundo que tiene el no variar ni un milímetro el rumbo a causa del sabotaje de diversa índole al que estaremos sometidos. Pero esta firmeza que propongo no quiere pecar de petulante. Sí hay una “sombrita de cable” por la cual vamos a tener que pasar para llegar a las elecciones de diciembre de 2006 y es ese saber caminar por la sombrita del cable de las condiciones objetivas una discusión medular que está abierta. En todo caso, es frente a una inminente amenaza de aislamiento ordenada por el imperio, como mejor se pueden valorar las prioridades diplomáticas que se impuso el gobierno del Presidente Chávez. No es gaita, ni aguinaldo, ni villancico. El golpe decembrino que nos tiene una vez más la oposición es de Estado y tiene como condición una violencia que pueda ser leída por el aparato comunicacional del imperio como “inestabilidad”. Como deshilachamiento de la “gobernabilidad”. Cuando sus manifestaciones aparezcan, muchas venezolanas y venezolanos van a sentir no haber votado el 4 de diciembre de 2005, porque su abstención pudo haber significado el dejarle al imperialismo la puerta abierta.
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