El dilema de la oposición
06/03/2004
- Opinión
Tras el veredicto del CNE, anunciado por su Presidente el Dr.
Francisco Carrasquero al final de la tarde del martes dos de marzo
de 2004, Venezuela entró en una de esas situaciones en las que todos
tenemos la percepción de que está ocurriendo algo trascendente, algo
que está llamado a ser fecha histórica. Cada cosa que pasa se
convierte en una clase magistral que profundiza la comprensión que
el conjunto del movimiento popular venezolano va teniendo de su
propio devenir. Es en tales situaciones cuando se producen saltos en
el nivel de conciencia colectivo, que poco a poco va consolidándose
como nuestra mayor fortaleza: el hecho de ser un pueblo que, a
diferencia de antes, ya no come cuentos y no se asusta por
musiquitas intrigantes.
El proceso para determinar la voluntad popular en cuanto a las
solicitudes de convocatoria a Referendos Revocatorios que abrió el
CNE, al Presidente Chávez por parte de la oposición, y a diputadas y
diputados a la Asamblea Nacional, tanto por parte de las fuerzas que
apoyan al Gobierno, como por parte de las fuerzas de oposición, está
en pleno desarrollo. Los veredictos para las solicitudes de
Referendos Revocatorios a representantes en la Asamblea Nacional,
se esperan para los próximos días, y en cuanto a la solicitud de
convocatoria a Referendo Revocatorio para el presidente Chávez, el
CNE produjo un veredicto sobre el universo total de las planillas
recibidas y escrutadas. Para terminar de sacar la cuenta de las
firmas válidas a favor del Referendo Revocatorio, se debe precisar
si las irregularidades aparecidas en un muy significativo número de
planillas son sólo irregularidades que los presuntos firmantes
pueden reparar, en cuyo caso se alcanzaría el número de firmas
necesario para la convocatoria a Referendo Revocatorio o, por el
contrario, que esas irregularidades, observadas en un proceso de
verificación y transcripción rigurosamente vigilado por la OEA y el
Centro Carter, no tengan firmantes que las defiendan.
Irregularidades no sólo en el llenado de los datos, sino en las
firmas de un número significativo de planillas. Irregularidades
expresamente reconocidas por Jennifer MacKoy, representante del
Centro Carter en Venezuela, en su alocución conjunta con Fernando
Jaramillo de la OEA, del día dos de marzo, tras la declaración
oficial del CNE, y que se corresponderían con un monumental intento
de fraude de la voluntad popular que el CNE habría impedido, cual es
su deber.
El veredicto del CNE precisa el mecanismo para el proceso de
reparos. Se produciría a mediados del presente mes de marzo, en 2700
puntos distribuidos en todo el país, durante dos días. Se llevará a
cabo bajo la custodia del Plan República, con la presencia de
testigos de las fuerzas concurrentes, personal del CNE y el equipo
de observadores de la OEA y el Centro Carter que ha venido siguiendo
el proceso desde su inicio. Los resultados del proceso de reparos se
tendrán para finales del presente mes de marzo.
Aquí es donde el país se vuelve una gigantesca aula y nos
transformamos en los maravillados lectores de una historia que
estamos todos, simultáneamente, escribiendo.
¿Saben las fuerzas de la oposición lo que van a hacer las
fuerzas del Gobierno?
Sí. La oposición sabe que las fuerzas del Gobierno acatarán el
llamado a reparos decidido por el CNE, así como también el llamado
constitucional a elecciones de gobernadores y alcaldes hecho por el
poder electoral. Llamado en el que se fija como plazo para la
inscripción de las respectivas candidaturas la última semana de
marzo de 2004.
El análisis del otro sector es un poco más complicado. ¿Qué
harán las fuerzas de la oposición ante el veredicto del árbitro,
ante el veredicto del CNE?
Para cuando redacto estas líneas, tras casi una decena de
víctimas fatales y un centenar de heridos como resultado de la
violencia vandálica focalizada en sectores de la clase media-alta y
alta, (Altamira, Caurimare, El Cafetal) de la ciudad de Caracas,
vandalo-terrorismo que sigue apareciendo como la línea política
oficial de las fuerzas que hacen oposición al gobierno del
presidente Chávez, ha habido información de la opinión expresada
por algunos representantes opositores a los que me referiré
posteriormente, pero creo pertinente iniciar el análisis de las
posiciones al interior de la oposición por los cautelosos silencios
de Henry Ramos Allup y Enrique Mendoza. Altamente pedagógicos, el
secretario general de Acción Democrática y el máximo líder nacional
de COPEI, no han dicho esta boca es mía tras la declaración del
veredicto del CNE. Son hombres de partido y no les corresponde tener
opiniones personales en una situación como ésta. Están reunidos y
todavía deliberan. ¿Qué discuten?
Que Julio Borges (Primero Justicia) y Andrés Velásquez (La
Causa R) amanezcan con Marta Colomina (Televen) mascullando
amenazas, improperios y argumentos para cerrar toda posibilidad no
es de extrañar. Ellos no tienen nada que buscar en las elecciones.
Son, los dos primeros, representantes de partidos de estudio, de
set de televisión, a quienes desde hacer rato lo único que les sirve
es recibir al comandante de los marines norteamericanos que entre a
componerles Venezuela. Por ello, desconocer al CNE, generar caos y
descomposición del ambiente, y propiciar una violencia que no se
atreven a encabezar porque los raya, es la orden del día. Que
Henrique Salas Römer (Proyecto Venezuela) los imite si dice un poco
más. Veamos.
La oposición sabe que las fuerzas del gobierno del Presidente
Chávez van a garantizar la continuidad constitucional. Si la
oposición se dice constitucional no le queda otra que acatar la
flexibilidad que el CNE les demostró al darles la oportunidad de
reparar solicitudes que habría tenido poder para anular por
irregulares. Si hay firmantes para cada firma cuestionada por
presentar irregularidad, entonces a referendo revocatorio, pero si
lo que hay es un fraude que de puro burdo parece una provocación,
entonces la oposición y el país en su conjunto habremos aprendido
que con los instrumentos constitucionales no se juega, y que el CNE
no es ornamental.
Si AD (Ramos Allup) y COPEI (Mendoza) se plegaran al neo-
rebelde de Henrique Salas Römer (PV) habríamos regresado al Paro
Cínico del dos de diciembre de 2002, (que FEDECAMARAS y
CONSECOMERCIO se apresuraron a descartar) y significaría que nos
enfrentaríamos a un intento de reducir al Gobierno del Presidente
Chávez por ingobernabilidad. El movimiento popular venezolano
tendría derecho a pensar que si no lo lograron cuando tenían a
PDVSA, menos lo lograrán ahora, y concurriríamos a meter las
candidaturas unitarias a todas las gobernaciones y alcaldías
atendiendo el llamado del CNE.
Si las fuerzas de la oposición se lanzan por el atajo de la
ingobernabilidad aduciendo una serie de interpretaciones caprichosas
del Art. 350 de la Constitución Nacional Bolivariana, con el objeto
de engrosar la lista de víctimas fatales lo suficiente como para
enternecer al Departamento de Estado norteamericano, o propiciar
algún resquebrajamiento en las FAN, eso, por decir lo menos, tomaría
un tiempo. En ese tiempo, por supuesto, no irían a las elecciones
por estar en rebeldía, y si no tumban a Chávez antes de agosto,
ganaríamos por forfeit todas las gobernaciones y alcaldías del país.
Tendríamos que verlo para creerlo.
Por otra parte, la OEA puede estar en desacuerdo con el
criterio del CNE para someter a reparo algunas firmas, pero no se
cansa de repetir que ha sido un proceso limpio. Finalmente el
llamado del Departamento de Estado, a través de Colin Powell, a
hacerle caso al CNE, no le daría mucho chance a la tesis de darle
una patada al tablero.
Por el contrario, si AD y COPEI se someten al imperio de la
Ley, asumen la potestad del árbitro para buscar los medios que
garanticen la determinación de la voluntad popular, van a los
reparos y presentan sus candidaturas, habría que ver si el
gobernador de Carabobo, Salas Feo, le hace caso a su padre, Salas
Römer, y le deja la gobernación del Estado al General Acosta Carles
de una buena vez.
Decir que el gobierno no se quiere contar cuando está
aprestándose a las elecciones regionales es no sólo mentir. Es
suponer que los demás somos imbéciles. Decir que el gobierno no se
quiere contar porque exige que la Constitución se respete, que no se
juegue con un instrumento tan delicado como el Referendo
Revocatorio, que no se pretenda que firmantes profesionales,
aprovechándose de la itinerancia de parte de las planillas,
fabriquen una voluntad popular falsa, y que el CNE garantice que
tras cada firma, sea del sector que sea, haya un firmante, no sólo
es absolutamente insidioso, es además cometer el abuso de pretender
que seamos estúpidos a juro.
Lo mínimo que nos deberían respetar es el aprendizaje que
tenemos sobre la que ha sido la conducta de la oposición en los
últimos 24 meses. ¿Es mucho pedir?
https://www.alainet.org/es/active/5746
Del mismo autor
- Carta abierta a la oposición venezolana 04/12/2013
- Contra la Guerra Civil 10/05/2013
- Contra el Bicentenario 30/08/2011
- El otro diálogo 02/02/2011
- Golpes decembrinos 26/12/2005
- Primeras lecturas del Referendo Revocatorio 26/08/2004
- Apuntes para ganar el Referendo 22/06/2004
- Apuntes contra la guerra 04/05/2004
- El dilema de la oposición 06/03/2004
- ¿Tecnicismos? 19/02/2004