En Guatemala una de los mayores retos a superar por la izquierda partidaria es la estructura del sistema político guatemalteco. Puesto que éste los limita de manera esencial en las posibilidades de ser representativos y funcionar como un mecanismo de intermediación entre las reivindicaciones sociales y el Estado. Estas debilidades a superar se pueden ubicar en la fundación del Estado Guatemalteco. Un Estado hecho a la medida de los intereses de los grupos económicamente dominantes. Por ello, los partidos en general pero especialmente los de izquierda “no son ni instituciones, ni representan más que los intereses de sus dirigentes (que en la práctica son una especie de propietarios), los partidos están destinados a oxigenar el sistema mediante procesos de supuesta elección, y son una especie de maquinarias electorales, que no tienen vida política interna y que dependen, casi exclusivamente, del financiamiento privado; lo que los hace sumamente vulnerables a la devolución, por medio del pago de favores” . Pero además, una de las limitaciones de los partidos políticos de izquierda, producto de la dinámica del sistema electoral, y también de la poca capacidad de la mayoría de sus dirigentes para cambiar esta situación, que hasta la fecha no se han podido superar, es que se ha dejado de lado la discusión de temas fundamentales como el imperialismo, la lucha de clases, y la revolución, pero principalmente el futuro de capitalismo. Sin dejar de lado la ausencia de reflexión sobre la necesidad de una democracia interna de los partidos. Sin duda, éstos han dejado de ser motivo de debate. Y sólo se pueden encontrar eventualmente en moderados discursos. Sin embargo, existe un tema que se dejó de lado completamente, y que tiene mucho que ver con la naturaleza o desnaturalización de los partidos. El poder. Pero ¿por qué se habría de discutir del problema del poder? ¿Por qué el énfasis especial para convocar a una discusión de este asunto? Por dos razones: primero, porque en el seno de los partidos políticos no existe debate alguno sobre este tema de suma importancia. Y segundo, porque la crisis por la que atraviesa actualmente el neoliberalismo es seria y para la resolución de esa crisis la izquierda partidaria debe imprescindiblemente discutir la problemática del poder y, de acuerdo con Maquiavelo, se debe transitar por la discusión acerca de cómo se obtiene, cómo se mantiene y cómo se puede perder. A pesar de esta imperiosa necesidad, en la izquierda partidaria existe una renuencia a discutir sobre este tema. Pero en el proceso de discusión sobre el poder, en el caso específico de Guatemala apenas se está en la etapa embrionaria de cómo se obtiene el poder. Motivada es discusión, no por la necesidad política o teórica sino por las formas que se implementan por parte de algunos dirigentes de la izquierda para obtener el tan ansiado poder. Que en el caso de los partidos se ve expresado en la consecución de uno de los fines de cualquier partido político, la administración del Gobierno. En este punto comencemos por descartar algunos de los argumentos en torno al poder: una es la que identifica la toma del poder con la llegada al Gobierno. Pero esta noción surge de una caricatura vulgarizada de las enseñanzas de Lenin sobre el tema del poder. Lenin en ningún momento señaló eso. Esto es producto de una distorsionada y deformada lectura de su obra. Para Lenin, conquistar el gobierno era un componente de la toma del poder, importante, pero únicamente eso. Su concepción es mucho más amplia y compleja. No obstante es necesario dejar claro que la cuestión del poder no se trata de un tema de carácter académico o intelectual, sino se trata de un asunto eminentemente político. Del cual dependen las cuestiones políticas y económicas. Dadas estas consideraciones, es necesario que los partidos de izquierda tomen muy en cuenta y reconsideren las formas que utilizan para alcanzar al “poder” porque esa caricatura de alianzas con diversos sectores de dudosa procedencia, solo evidencian el nivel de pragmatismo al que se está dispuesto a recurrir para mantener intereses personales en nombre de los nacionales. Y por ultimo promover el debate amplio sobre lo que significa ser de izquierda en el contexto mundial actual sin olvidar nuestra particular realidad, así como sobre el referente histórico que debe orientarnos y las tareas que debemos cumplir para ello. Fuente: Boletín Noticias y Análisis de Tendencias Nº 994 Incidencia Democrática www.i-dem.org Guatemala, 26 de junio de 2006