La re – polarización nacional

06/07/2006
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La polarización radical vuelve a hacerse presente en la vida nacional. Veamos por qué. Hasta el 18 de diciembre de 2005 las confrontadas visiones sobre la coyuntura y el destino del país, expresadas en las pretensiones de gobernar de unos y de quedarse en el gobierno de los otros, polarizaron al país. Incluso pasamos los gravísimos días de junio 2005 cuando estuvimos a punto de llegar a un enfrentamiento interno. La elección de diciembre 2005 contabilizó los bandos. Circunstancialmente el MAS se declaró con el 54 % y el otro bloque con PODEMOS a la cabeza con el 40 %. Existían posibilidades para el gradual desmontaje de esa aguda polarización? La cultura política de los actores y sus acciones políticas apoyarían o desecharían esa posibilidad. A poco más de 5 meses de la gestión de Evo Morales y el MAS, lo que se observa es la búsqueda de congruencia entre oferta programática y acciones de gestión pública. El Decreto complementario a la Ley de Nacionalización, las medidas anticorrupción, los Decretos de austeridad, el Plan de Desarrollo Nacional y otras, aparecen como preparatorias de un “cambio de modelo” económico y social donde el Estado redefine su centralidad y juega un rol más activo en lo social y económico de la vida nacional. Queda claro eso, son solo “anticipos”, no todavía un nuevo modelo ya instalado. Por ello, sus impactos sociales aún no son visibles y requieren de un conjunto adicional de medidas. Esta faceta de la acción gubernamental, que es más gestión pública que acción de lucha política, es la más proclive de convertirse en verdadero programa nacional, representativo de todos los sectores y regiones, y también en programa de posible concertación interpartidaria toda vez que es poco probable que la oposición cuestione seriamente las medidas indicadas. Sin embargo, otros dos aspectos referidos a la actuación propiamente política, se convierten en Talón de Aquiles del gobierno y en tributarios de la re-polarización nacional. El primero es el discurso altamente confrontacional y a momentos excluyente de Evo Morales que parece contagiarse a las figuras más “cerebrales” del régimen como García Linera. La letanía de ese discurso tiene un solo destino: golpear sin descanso a la oposición. Pero tiene un riesgo: empezar a recibir –pues se esta en la vitrina de la gestión gubernamental- los respectivos golpes de respuesta. Es decir el discurso confrontacional desde el centro ejecutivo del poder del Estado no es impune, pues con mayor o menor fuerza y éxito comenzarán los golpes de respuesta. Y, ciertamente, el discurso populista, sindical e indigenista radical de Morales, algunos Ministros y algunos dirigentes del MAS, tienen gran responsabilidad. En la respuesta, la oposición no ha hecho gran cosa, sino aprovechar las debilidades percibidas y a partir de ello ganar presencia mediática. El propio MAS esta brindándole a los otros las razones para radicalizarse en su función opositora. El segundo es la adscripción plena de Morales y su partido, a un bloque latinoamericano que más que efectos y beneficios prácticos para la nación aparece como bloque ideológico también de confrontación con la oposición interna y con ciertos poderes internacionales de innegable presencia en nuestro continente. Esa adscripción tiene un alto costo en un país furibundamente “nacionalista” frente a cualquier tipo de poder externo que rebase cierta línea de tolerancia en la idiosincrasia nacional. Aquí otro frente que el propio gobierno se abre; ¿podrá decirse por ello que los amores demasiados visibles no son signo de fortaleza sino de debilidad? En resumen, se ve que la polarización contabilizada y reubicada políticamente el 18 de diciembre, no tuvo posibilidades de construir acuerdos y compromisos mínimos ni siquiera en el plano de la gestión publica programática que hubiera sido excelente oportunidad para reconstruir el carácter pactado y negociado de la democracia boliviana del siglo XXI. Esta oportunidad no esta perdida, pero parece que no tendrá mejor destino que hasta ahora. Pero lo más preocupante es que en la re-polarización, los bandos en pugna han vuelto a sus mismas trincheras. Consecuencia perversa: que la Constituyente no parece tema nacional sino consigna del MAS y cierto occidente, y el Referéndum Autonómico no parece tema nacional sino consigna de PODEMOS y cierto oriente. Han vuelto las trincheras de la guerra. Los resultados numéricos del 2 de julio mostrarán si los confrontados en esa guerra terminan de entender que pueden avanzar más y hacerse más viables si convierten las expectativas y los programas de los otros también en programa nacional. Los actores del escenario hoy no están ya redefiniendo su visión de país deseado sino que ven la hora de ponerla en práctica, desde el Gobierno nacional y desde las Prefecturas departamentales. Y hemos ido avanzando sabiamente hasta aquí con una agenda par (Constituyente-Referéndum). Pero algunos insistirán en “aplastar” al otro y se llevarán un chasco con el riesgo adicional de meternos esta vez si en un callejón sin salida. Podrá alguno reclamar mayor legitimidad que el otro? Desde una óptica polarizada si. Desde una mirada nacional y objetiva no. La pugna bipolar ha decantado en una redistribución del poder, vía gobierno nacional y vía gobiernos departamentales. Cuidado que estemos trasladando una bomba de tiempo al 2 de julio y sus resultados. - Carlos Hugo Laruta, es sociólogo alteño y director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) La Paz Fuente: Web CIPCA: http://www.cipca.org.bo/contenido/index2.php?mc=43
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