Jugando con fuego

21/03/2007
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Las pulsiones políticas existentes en la Asamblea Constituyente, devienen de una confrontación notoria entre las dos grandes organizaciones políticas del escenario nacional: MAS y PODEMOS, cada una con sus respectivos aliados. Ambas han producido un tutelaje de los asambleístas, un tutelaje de sus decisiones y un tutelaje de sus resultados, que le ha quitado a la Asamblea la dignidad que merecía. Un análisis de las pulsiones diferenciadas que existen en el país y en la Asamblea Constituyente, nos lleva también a observar los posibles distintos desenlaces de la situación. La Pulsión 1, es el incremento del conflicto de intensidad media. Esto viene de y conduce a la esencialización de las visiones políticas produciendo la re-polarización nacional. El fundamentalismo político vuelve a hacerse presente y pone en la mesa el riesgo del conflicto crónico. La actuación del MAS insiste en actitudes que pretenden un adoctrinamiento unilateral y lineal de los otros, limitando los acercamientos democráticos al pretender “convertir” a los distintos en adeptos, entorpeciendo la posibilidad de diálogo. Por esto reaparecieron los péndulos regionales, con el oriente que repliega a sus asambleístas, el paro cívico indefinido, la posible huelga de hambre, el apelar a OEA-UE, ONU, etc., y desde el occidente, la movilización de campesinos, la continuidad de sesiones sólo del MAS, la aprobación con “rodillo” del reglamento, etc. Si continúa esto, el fracaso de la Constituyente esta cantado, con el consiguiente peligro de la unidad nacional, y –conociendo la historia nacional- el previsible golpe de estado militar. La Pulsión 2, es continuar caminando en el conflicto regulado. Hasta pocos días de iniciadas sus sesiones, era una camino para la Constituyente. Estando ya definida la contradicción entre las dos identidades políticas básicas, el conflicto regulado (la Asamblea es un escenario ideal para ello) es aceptable en democracia cuando las partes a) respetan las reglas para resolver sus diferencias (como ocurrió en octubre 2003, junio 2005 y diciembre 2006), b) establecen temas no afectantes de las polaridades sociopolíticas establecidas para concertación rápida (postergado), y c) establecen temas especialmente sensibles expresivos de los encuentros logrados y generan marcos de acuerdos para su tratamiento (Autonomías, Tierra-Territorio, Recursos Naturales, temas postergados y que son verdaderas bombas de tiempo). Esto es sólo el primer paso, con efectos inmediatos para la continuidad de la Asamblea. La Pulsión 3, es el deseable caminar de los Asambleístas en el disenso cultural-democrático, que es el segundo paso, que tiene implicaciones más estratégicas. Para el desmontaje democrático de la conflictividad creciente y apostar a los resultados concertados de la Constituyente hasta el final, se debe buscar a) el reinicio inmediato de la dinámica política que enriquezca a ambos sin pérdida en ninguno, redescubriendo puntos comunes como intersecciones de intereses, b) actitudes de complementariedad (más que oposición) entre unos y otros, c) apropiaciones selectivas de avances y propuestas en ambos sentidos sin perdedores absolutos, a través de la construcción de espacios públicos de contacto creativo con todos los actores sociopolíticos bolivianos, d) adaptaciones flexibles de las propias posiciones, ejes dinamizadores de los acuerdos posibles, e) protocolos de comunicación aclaratorios, es decir señalar o escribir brevemente el sentido de lo que se sostiene para ver posibilidad de acuerdos políticos. Hoy, el MAS y PODEMOS caminan en la Pulsión 1. ¿Serán capaces de caminar en las Pulsiones 2 y 3? Tenemos razones para esperar que sí. Pero a la vez ellos mismos nos dan argumentos para desconfiar. El liderazgo nacional, MAS, PODEMOS, UN, MNR, esta jugando con fuego. Si sigue la confrontación, la civilidad se verá afectada pues mostrará que es incapaz de ponerse de acuerdo y que requiere de tutelajes institucionales que en el pasado intervinieron para reencauzar procesos a la deriva. Liberemos a la Asamblea Constituyente del tutelaje y aunque exprese realidades partidarias, permitamos que reestablezca su majestad y honor para sesionar sin presiones. Cuidado que algunos, después, lloren sus cuitas en el exilio (como los izquierdistas en los 70) o se les endilgue muertos y masacres (como a los derechistas en el periodo reciente). Y, claro, todos habremos perdido. - Carlos Hugo Laruta es sociólogo alteño y Director de CIPCA La Paz.
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