El destino nos alcanzó?
- Opinión
- 20 millones de personas con hambre
- 48 de cada 100 de los hogares sufren inseguridad alimentaria
- En Estados Unidos 88 por ciento tiene seguridad de alimentos y en Brasil 66 por ciento
- El impuesto “contra la pobreza” agudizará el déficit
- Gravísima, la calidad de los alimentos
- Bimbo, Nestlé y Maseca engañan a consumidores y/o esquilman a productores
El cine suele presentarnos diversas posibilidades de lo que puede ser el futuro de la especie humana. Desde invasiones extraterrestres hasta catastróficos desastres naturales han quedado plasmados en las salas cinematográficas. Sin duda alguna, una de las cintas que más impactó a los espectadores fue Cuando el destino nos alcance (1973) dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Charlton Heston.
Si recordamos un poco, la historia presenta una visión apocalíptica donde el agotamiento de los recursos naturales, la sobrepoblación humana y la carestía generalizada de alimentos conforman el escenario que nos hace preguntarnos ¿qué tan lejos estamos de ese futuro?
Estamos pasando por una severa crisis alimentaria mundial. El alza en los precios de las materias primas y el petróleo, el aumento en la demanda de alimentos en países con un gran crecimiento demográfico, la creación de biocombustibles, el cambio climático y la especulación, son tan sólo algunos de los factores que empeoran la actual situación.
El coordinador del programa Producción de bienes y servicios básicos del centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CIICH), de
¿Cuál es el panorama en el tema de los alimentos?
—Hay datos, aproximados, que nos hablan de que existen 20 millones de personas con hambre en este país. Datos de una investigación comparativa establecen que el 48% de los hogares mexicanos sufren de inseguridad alimentaria, en Estados Unidos un 88% de los hogares tiene seguridad alimentaria; mientras que en Brasil, una economía importante con graves problemas de desigualdad, tiene 66% de hogares con seguridad alimentaria.
La seguridad alimentaria se refiere a que todas las personas “tienen en todo momento acceso físico, social y económico a los alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida sana y activa”.
Sin embargo, nada está más alejado de la realidad. De acuerdo al informe Situación de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en el Distrito Federal 2008, elaborado por el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, “en la capital del país 5.4 por ciento de la población no cuenta con ingresos suficientes ni para comprar sus alimentos (pobreza alimentaria)”.
De acuerdo a investigaciones del CIICH se documentó que entre el año 2000 y el 2006 que menos personas tenían acceso a los mismos alimentos, lo que significa que antes de la crisis económica muchas familias estaban consumiendo menos cantidad de nutrientes.
“Este agravamiento, señala el doctor Enrique Contreras, no se vio tan marcado en las familias con extrema pobreza; pues, efectivamente, el programa de Oportunidades beneficia a cinco millones de familias en el campo, lo que ha contribuido para que la gente consuma un poquito mejor. Pero la clase media, o sea los que están por encima de esa línea de marginalidad, son los más perjudicados.
Soylent verde
El nombre original de la película Cuando el destino nos alcance es Soylent green que hace referencia a un producto alimenticio consumido por la población en general y que supuestamente es fabricado con plancton de todos los océanos, pero la realidad es otra; está elaborado con seres humanos. ¿Estaremos muy cerca de ese destino?
Una de las características que debe privar en la alimentación es su inocuidad, es decir, que los alimentos deben carecer de sustancias nocivas para la salud del ser humano. Aunque nos encontremos que no estamos consumiendo lo que pensamos. Como por ejemplo la denuncia que hizo el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, en julio del presente año, al señalar que el 67% de los productos derivados de la leche, como el yogur y el queso, no contienen leche y son elaborados a base de fórmulas.
Enrique Contreras Suárez, señala a Forum: “El problema de la calidad de los alimentos es gravísima, pero lamentablemente la participación activa de los mexicanos como consumidores no es muy socorrida. Las organizaciones defensoras de los consumidores que en los Estados Unidos son muy poderosas, aquí ni caso les hacen.”
“Bimbo, por ejemplo, ha enfrentado juicios y los ha perdido junto con muchísimos dólares de castigo en España, Ecuador, Perú y Panamá ya que afirma que su pan es integral y no lo pueden garantizar. Allá se les castiga, pero aquí tenemos impunidad”, afirma el investigador del CIICH.
Hace poco la industria lechera del país denunciaba que el yogur no estaba elaborado con leche, sino con fórmulas lácteas.
—Al comprar leche uno pude leer la etiqueta y encontrar que, efectivamente, contiene leche; pero no cuánta leche. Que está enriquecida con algunas vitaminas y que contiene grasa vegetal, pero a lo mejor esa grasa vegetal forma parte de una fórmula que en otros países se utiliza para engordar animales y que aquí entra alegremente. No hay un control de calidad porque los consumidores no protestamos.
Pero, la calidad de los alimentos que consumimos está en proporción directa con nuestro estado de salud…
—Claro que tiene repercusiones directas en la salud. Lamentablemente nuestro cuerpo cuando ha sufrido situaciones de carencias alimentarias fuertes, hablo de nuestra primera infancia y después puede recuperarse, comiendo más, tiende a la gordura y al sobrepeso. Es contradictorio que tengamos niños con sobrepeso y obesidad y niños con carencias alimentarias muy graves. En materia de salud nos decían que las enfermedades propias de la pobreza, es decir enfermedades infecciosas, van a desaparecer por adelantos médicos, etcétera; ahora vamos a tener problemas de naturaleza distinta, vamos a tener enfermedades crónico-degenerativas que antes eran propias de la población con más ingresos.
Por ejemplo, hay estudios donde se miden los efectos al consumir tortillas hechas con una nixtamalización indebida, como sucede con la harina de maíz comercializada, y la osteoporosis y es que la asimilación de calcio en el cuerpo de las mujeres de cierta edad va desmejorándose”, puntualiza el doctor Contreras.
En la cadena de producción de alimentos en ¿qué estamos fallando?
—En todos los eslabones. Pero lo que se produce más son las llamadas agriculturas de contrato, ahí tenemos a las grandes corporaciones trasnacionales, como Nestlé, y nacionales como Bimbo o Maseca, que establecen contratos bastante onerosos, desiguales y asímetricos con los productores. Cuando éstos protestan por las condiciones, entonces las compañías se mudan a otra región y siempre van buscando al productor que está más necesitado, ésa es la historia de Nestlé.
¿El precio de los alimentos es un problema?
—Tenemos el caso del maíz donde se pretende, por parte de estas grandes corporaciones, que haya una producción de biocombustibles, etanol a partir del maíz, cuando México no es un país exportador de granos. Es de casi elemental predicción pensar que si se llega a producir aquí, en México, estas fórmulas con etanol, el precio del maíz se va a ir parar arriba, eso va a perjudicar a los consumidores.
A lo anterior hay que agregar que este año muchos pueblos del altiplano mexicano no van tener elotes, no van a tener maíz, por que no llovió y entonces muchos van a tener que comprar y además con impuestos nuevos, porque van a grabar con el 2 por ciento todos los alimentos.
Tenemos un panorama desolador. ¿Cuáles pueden ser las alternativas?
—Hay que confiar en la tecnología. Por ejemplo, hay ya fórmulas para producir etanol a partir de desechos, a partir de otros productos, no necesariamente tienen que ser los mismos alimentos que consumimos y pueden ser hasta más productivos. Lamentablemente, el dinero que se dedica a la investigación no fluye. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tiene un presupuesto generoso, pero mil 500 millones no lo van a ejercer este año. A los técnicos alimentarios no se les van a dar recursos, pese a contar con ellos.
“En cuanto a la distribución no tenemos controles sobre la misma. Los productores medianos y pequeños no pueden llegar a mercados mayores por que dichos mercados ya están ocupados por los productos de las grandes corporaciones. La competencia para los medianos y pequeños productores se vuelve difícil. El consumidor, como tiene muy limitado su ingreso por la mala distribución del mismo, prefiere irse a lo más barato y ya no se interesa por la calidad ni por la conservación del ambiente. No sabemos lo que comemos”, concluye.
Forum 193. Octubre de 2009. www.forumenlinea.com
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