Censura, la constante en la relación de gobierno y medios

29/06/2010
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En 1988 Carlos Salinas de Gortari inició su sexenio bajo constantes enfrentamientos con los partidos de oposición. Al asumir el cargo de presidente de República el repudio generalizado no se hizo esperar.
 
La ciudadanía realizó varias protestas, los diputados del Frente Democrático Nacional reclamaban un fraude electoral; por su parte el Partido Acción Nacional protestó en su momento, aunque después pareció establecer un pacto con Salinas a cambio de la transición, o más bien alternancia, en el Poder Ejecutivo.
 
La llegada de Calderón parece coincidir con el inicio del salinato: una elección puesta en duda por varios sectores, la radicalización de la protesta dividió al país. Ambos personajes necesitaban legitimar su administración y los medios de comunicación fueron utilizados con tal propósito.
 
El salinato
 
Existen claras diferencias en ambas formas de gobierno. Salinas definió su estilo personal para gobernar caracterizado por la corrupción y agresividad, mezclado con un moderno sistema neoliberal.
 
Para consolidarse en el poder Salinas dio varios golpes espectaculares que hicieron que la población pensara que las cosas iban a cambiar.
 
El primero de esos golpes fue la detención del líder del Sindicato Revolucionario de Trabajadores Petroleros, Joaquín Hernández Galicia alias La quina.
 
En materia de medios de comunicación se presentó la salida de la Empresa de Comunicaciones Orbitales (ECO), propiedad de Televisa, del conductor Guillermo Ochoa, su despido se debió a la transmisión de un entrevista con Hernández Galicia que el periodista realizó años atrás.
 
Las detenciones continuaron. El empresario Eduardo Legorreta Chauvet fue acusado de cometer un fraude durante la quiebra bursátil de 1987. También fue detenido el narcotraficante Félix Gallardo y obligado a renunciar Carlos Jonguitud Barrios como secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
 
La crisis de legitimidad pareció llegar a su fin con estas acciones que mostraron a la opinión pública el interés de combatir la corrupción por parte del gobierno.
 
En este escenario de optimismo surge Forum, en agosto de 1991, que en su primer editorial señala que “los aires de renovación internacional, engloban a la sociedad de nuestros días en el reto de participar, sin desventajas en el mundo. Los mexicanos de todo el país por lo tanto, requieren de más y mejores medios de información y comunicación.”
 
De esta forma una nueva publicación colaboraba con su granito de arena en la discusión del escenario nacional y vaya que hacia falta pues la privatización del Instituto Mexicano de Televisión (Imevisión) levantaba sospechas debido a la posible participación de Raúl Salinas de Gortari y de un préstamo millonario al nuevo dueño de la televisora, Ricardo Salinas Pliego.
 
Continuando con el análisis del sexenio salinista en materia de medios de comunicación es necesario señalar que se buscó redefinir y modernizar las relaciones entre gobierno y medios, por lo cual, en la teoría, se rompieron viejos esquemas y revaloró el trabajo periodístico.
 
Se publicó el documento titulado Lineamientos generales para la aplicación de los recursos destinados a la publicidad y difusión y en general a las actividades de comunicación social (Diario Oficial de la Federación, 22 de diciembre de 1992). Las reformas planteadas en el documento fueron:
 
a) Reestructuración de la Empresa Productora de Papel (Pipsa), para solucionar los problemas en torno al precio y calidad del papel periódico, permitiendo la libre importación de esta materia prima.
 
b) La eliminación de gastos a periodistas en giras de trabajo del esquema gubernamental, determinando que fueran las propias empresas periodísticas quienes asumieran los gastos de sus enviados a cubrir las giras presidenciales en el extranjero.
 
c) Reducción del presupuesto de las oficinas de prensa.
 
Este último punto sólo intentó transparentar el uso de los recursos económicos destinados a dichas oficinas, no manifestó ningún interés en la reestructuración de los mecanismos del manejo de información por parte de dichas oficinas.
 
Unas de cal por las que van de arena
 
Si bien es cierto que durante la administración salinista se modernizaron las relaciones prensa-gobierno y se obtuvieron ciertas ventajas para el gremio periodístico, como el establecimiento del salario mínimo profesional para periodistas, la censura gubernamental no dejó de estar presente.
 
De acuerdo con una investigación hemerográfica de la Revista Mexicana de Comunicación, de diciembre de 1988 a diciembre de 1994, se registraron 500 agresiones a periodistas y medios de comunicación. Se informa de 46 casos de periodistas asesinados en el sexenio, de los cuales en 27 casos se desconocen los motivos, nueve fueron por causas ajenas al oficio y 10 casos están relacionados con la actividad periodística.
 
En este registro de agravios aparece Forum. Su delito fue romper con una de las reglas no escritas del periodismo mexicano: prohibido escribir desde una óptica profesional sobre el presidente de la República, la virgen de Guadalupe y el Ejército.
 
En octubre de 1993, de las páginas 9 a la 14, el general José F. Gallardo expone sus argumentos para la creación de un ombudsman militar. Tal atrevimiento no era imaginable por mucha modernidad que se quisiera aparentar en el sexenio salinista.
 
Por la publicación de tal artículo el general Gallardo fue acusado de difamación, calumnia e injuria contra el Ejército Mexicano. El 9 de noviembre de 1993 fue encarcelado en el Campo Militar Número Uno.
 
El acoso e intimidación contra la familia del general Gallardo y contra nuestro director estuvo presente durante todo el largo proceso judicial. El asunto atrajo las miradas internacionales y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió una recomendación de cuatro puntos al gobierno federal, mismos que no fueran acatados, salvo su liberación.
 
¿Qué ha cambiado en 19 años?
 
Felipe Calderón implementó un programa de combate a la delincuencia basado en la participación de las fuerzas armadas. Colocar al Ejército en las calles realizando actividades policiacas ha generado una serie de críticas de distintos sectores. Ahora resulta imposible para los medios de comunicación no escribir sobre los temas en los que se ven involucrados los militares.
 
Lamentablemente, desde la perspectiva calderonista, esta difusión no ha sido del todo positiva y los medios de comunicación son los responsables de la percepción de inseguridad que se vive en el país.
 
A principios de año Calderón declaró: “También tenemos un problema de percepción que también hay que trabajar. Claro que si uno ve la prensa nacional, desde luego, de la manta además que deja en un pueblo, un recado de fulano para zutano, lo que no tenemos o lo que nos cuesta a cualquiera de ustedes o al gobierno pagar una primera plana de varios millones de pesos, eso sí aparece en primera plana y a todo color”.
 
Lo que a Calderón se le olvidó mencionar es a qué medios está pagando esos varios millones de pesos para publicitar las acciones de su gobierno.
 
No es sólo Forum quien enfrenta un boicot publicitario, son 15 medios críticos de las administraciones panistas, como Proceso, los que están excluidos de la distribución de publicidad oficial. Y tres los que fueron asfixiados hasta desaparecerlos: Monitor Radio, Diario Monitor y La Carpeta Púrpura.
 
Durante 71 años el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó ajeno a la transparencia y rendición de cuentas, las administraciones panistas –Vicente Fox y Calderón– no son ajenas a esta forma de gobierno.
 
El proyecto de Forum continúa presente, no sin pequeños y grandes obstáculos que se han presentado a lo largo de su historia con 200 ediciones, sólo queda preguntarnos ¿por cuánto tiempo más logrará continuar en la trinchera periodística?
 
Edición numero 200 de Forum. forumenlinea <forum@forumenlinea.com>

y:A�d '<�/���e='3.                   Perfil de los maestros y maestras para una educación humanizadora, según Paulo Freire

 
En uno de los últimos libros de Paulo Freire (“Cartas a quien pretende enseñar”, 1994), se abordan aspectos fundamentales de la práctica educativa de los maestros y maestras que han hecho su opción por lo que Freire llama “educación progresista”. He escogido una de las diez cartas de Freire que sustenta muy bien  la necesidad de cultivar una educación humanizadora. Me refiero a la carta número cuatro del libro titulada: “De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los maestros progresistas”.  Son 9 cualidades, expongo de manera resumida al menos cinco que me parecen básicas para hablar no sólo de educación de calidad, sino ante todo de “calidad humana”.
 
La humildad. Esta cualidad, para Freire, de ningún modo significa falta de respeto hacia uno mismo, ni ánimo acomodaticio o cobardía. Al contrario, la humildad exige valentía, confianza en nosotros mismos, respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás. La humildad – afirma Freire - nos ayuda a reconocer esta sentencia obvia: “nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo”. Todos sabemos algo, todos ignoramos algo. Sin humildad, difícilmente escucharemos a alguien al que consideramos demasiado alejado de nuestro nivel de competencia. La humildad  ayuda a no dejarse encerrar jamás en el circuito de mi verdad (antídoto para la soberbia del “sabelotodo”). Es también antídoto de las posturas autoritarias (del iluminado que pide sometimiento a su saber).
 
La tolerancia. Según Freire, sin ella es imposible realizar un trabajo pedagógico serio, sin ella es inviable una experiencia democrática auténtica. La tolerancia no es una posición irresponsable, es decir, no significa ponerse en connivencia con lo intolerable, no es encubrir lo intolerable, no es amansar al agresor ni disfrazarlo. La tolerancia es la virtud que nos enseña a convivir con lo diferente, a aprender con lo diferente, a respetar lo diferente. El acto de tolerar implica el clima de establecer límites, de principios que deben ser respetados. Bajo el régimen autoritario, en el cual se exacerba la autoridad, o bajo el régimen licencioso, en el que la libertad no se limita, difícilmente aprenderemos la tolerancia. La tolerancia requiere respeto, disciplina, ética.
 
La valentía. Freire advierte que al poner en práctica un tipo de educación que provoca críticamente la conciencia del educando, necesariamente enfrentamos los mitos del poder dominante (de su ideología). Comenzamos a ser asaltados por miedos concretos, tales como el miedo a perder el empleo o a no alcanzar cierta promoción; sentimos la necesidad a poner límites a nuestro miedo. Si no quiero que el miedo me paralice, debo gobernar mi miedo, debo educar mi miedo, de donde nace mi valentía. El miedo sin valentía nos paraliza, la valentía ante miedo, en cambio, puede limitarla, someterla, controlarla.
 
La seguridad. Implica, para Freire, competencia científica, claridad política e integridad ética. No puedo estar seguro de lo que hago si no sé cómo fundamentar científicamente mi acción o si no tengo por lo menos algunas ideas de lo que hago, por qué lo hago y para qué lo hago. La seguridad exige una forma críticamente disciplinada de actuar con la que la educadora desafía a sus educandos. Forma disciplinada que tiene que ver, por un lado, con la competencia que la maestra o el maestro va revelando a sus educandos, discreta y humildemente, sin alharacas arrogantes, y por otro con el equilibrio con el que la educadora ejerce su autoridad (segura, lúcida, determinada).
 
La alegría de vivir. Freire la concibe como una virtud fundamental para la práctica educativa democrática. Es dándome por completo a la vida y no a la muerte como me entrego, libremente. Y es mi entrega a la alegría de vivir, sin esconder la existencia de razones para la tristeza en esta vida, lo que me prepara para estimular y luchar por la alegría en la escuela.
 
En suma, volviendo al espíritu de Medellín, de Puebla y a la sabiduría de Freire, podemos afirmar que la meta educativa en el siglo XXI, no sólo ha de estar orientada hacia la universalidad y la calidad, sino sobre todo, a la humanización, a la formación del espíritu humanista. Es decir, que la educación (y la escuela)   se constituyan en procesos o espacios en los que se piensa, se actúa, se crea, se habla, se ama, en los que apasionadamente se le dice sí a la vida. Sin olvidar, claro está, los derechos a la libertad docente, a mejores condiciones de trabajo pedagógico, a un tiempo libre remunerado para dedicarse a su permanente capacitación,  a tener el deber de ser serios y coherentes.    
 

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Evo Morales estuvo en una comunidad campesina de Cochabamba entregando el bono “Juancito pinto”. Se acercó a un niño de 8 años y le preguntó -¿ya recibiste tu bono Juancito pinto?-, el niño contestó –sí- cargado de alegría y emoción. Luego, volvió a preguntar -¿y qué piensas hacer con tu bono?-, el niño otra ves contesto emocionado –quiero prepararme para ser como tú-. Álvaro García Linera dijo “ahí está el efecto de la revolución democrática y cultural”. Se refería a que la proyección de un niño de 8 años, que antes no apuntaba a ser más que albañil, jardinero o a lo mucho sargento de policía, se ha abierto de tal modo que llegar a la presidencia del país ya no estaba prohibido. Pero este cambio inicia con la propia “conversión”. Se trata de la restitución del espíritu, de la vitalidad colectiva, que le devuelve a una comunidad su capacidad de proyectarse en el cosmos, o sea, su capacidad de seguir soñando y de seguir obrando.
 
El anuncio de Jesús al comienzo de su ministerio público: “el tiempo se ha cumplido [es decir, ya es otro tiempo el presente], el Reino de Dios está cerca [es decir la restitución del espíritu, de la vitalidad de esta comunidad se está operando]; conviértanse y crean en la Buena Noticia” (Mc. 1,15), es el anuncio de una revolución, donde la conversión no quiere decir otra cosa que cambiar la mentalidad para creer y hacer posible aquello que se veía imposible. Pero no se trata de un cambio simbólico solamente, sino de un cambio en el fundamento que estructuró una sociedad y que ahora está en decadencia.
 
En la boda de Caná (Jn. 2,1-12) el relato juánico advierte la “transición” de una antigua alianza a una nueva alianza. Se trata del primer signo, cuyo contenido expresa la profundidad del cambio que se viene. La ruptura con el fundamento de la primera alianza: la ley, que está representada en el vaciamiento de las tinajas de piedra, supone una fuerte autoconciencia de haber perdido el sentido de la vida y de la historia, es decir el sentido de ser “pueblo de Dios”. Precisamente esta ruptura se opera por la insistencia del “sujeto” que se encontraba fuera, es decir, en la exterioridad de ese pueblo de dios basado en la ley. No es Jesús quien toma la iniciativa, es María. Es por ello que la “nueva alianza” toma su fuente de “otra vitalidad”, ya no la ley sino el amor.
 
Del mismo modo Pablo rompe a golpes el consenso existente en la teología de la misión greco-judío-helenística, que tenía su fuente en la ley (la carne) y que no era otra cosa que la fórmula de compromiso con el imperio romano. Pablo invierte radicalmente estos valores: el imperator no es el nomos, sino el clavado por el nomos a la cruz.[12] Pero dada esta inversión, para Pablo lo que está en juego es el fundamento y la legitimación de un nuevo pueblo de Dios. Entonces para Pablo se hace urgente la búsqueda del nuevo “criterio” que la encuentra en la “fe” (emunáh). La pregunta es ¿cómo emprender la legitimación del nuevo pueblo –como nuevo consenso-? La fe, entonces, en esta circunstancia, se forma como la “certeza de poseer una convicción que lo transforma todo”, es decir, la fe en el mesías.
 
Esta pasión con la que Pablo enfrenta la justificación del nuevo pueblo de Dios, me recuerda a las palabras de un dirigente indígena de El Alto, quien mirando a un grupo de teólogos y gentes de iglesias, decía: “hermanos el proceso de cambio ha empezado, el que quiera acompañar pues que acompañe, pero nosotros vamos ha encauzar desde nuestra propia identidad”.[13] Si interpreto bien, encauzar no refiere tanto a dirigir sino a “abrir camino”, a que algo vaya por un “buen camino”. Pero esta afirmación no se hace desde la ambigüedad, sino desde la certeza de poseer una convicción que lo transforma todo, desde la “fe”. Esta afirmación responde a la conciencia de que nuestro “ahora” es el tiempo apropiado par la transformación (es el tiempo mesiánico diríamos nosotros/as). Esta conciencia supone, obviamente, muchas incertidumbres; pero lo que está en juego no es la “claridad” de lo que se quiere lograr, sino la vitalidad con la que se quiere caminar, esto en última instancia es lo que justifica el nacimiento del “nuevo pueblo”, la vitalidad, el espíritu que no se extingue, el “vivir bien”.
 
- José Luis López Fuentes
Presentado en el II Simposio Boliviano de Misionología, Cochabamba, 19 de septiembre de 2009.


[1] Hay abundante información sobre el derecho al territorio de los pueblos indígenas. En el ámbito de los derechos humanos, la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas aprobada el año 2007, dispone que los “pueblos indígenas tienen derecho a las tierras, territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado o de otra forma utilizado o adquirido” (art. 26). Además de constituirse en un derecho, afirmé que el territorio era el “primer pilar estratégico del derecho a la libre determinación” (Cf. José Luis López, El derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas en Bolivia, CEPA/Latinas, 2007). De igual modo, en una investigación reciente se afirma que “el territorio es un elemento fundamental para la autonomía indígena” (Cf. José A. Rocha, Carla Bazoalto, Luis Cuellar, Autonomías indígenas, construcción de nación y fortalecimiento del Estado. PIEB/Kawsay, La Paz 2008).
[2] En el documento Derecho de los pueblos indígenas a la restitución, de diciembre de 2005 y elaborado por el Grupo de Trabajo sobre el proyecto de Declaración de los Derecho de los Pueblos Indígenas, hay una larga y argumentada explicación sobre el derecho a la restitución.
[3] “La influencia de América latina en el acontecer mundial está decreciendo. La participación de la región en el comercio y la economía mundiales es pequeña, y cada vez menor, a medida que crecen las economías de Asia.” Con este signo de alarma comienza Andrés Oppenheimer su libro cuentos chinos. Aunque su propósito es el de develar las verdaderas oportunidades que tiene la región para competir en el contexto económico del mundo y hacerse relevante para las inversiones y el comercio, su punto de partida es básicamente económico-céntrico.
[4] En más de 20 años de economía neoliberal la agenda de todos los programas de gobierno estaba basada en el crecimiento económico; pero además, la sociedad entera se movía (mueve) en torno al desarrollo o al progreso. Las universidades, los institutos educativos, incluso las escuelas de primaria y secundaria forman con la conciencia de crecer, desarrollar, progresar, en definitiva: tener más. Esto ha llevado a la idea de que “fuera del mercado no hay salvación”.
[5] Entiendo por imaginario la construcción, no real sino simbólica, a través de la cual una sociedad, una comunidad se define a sí misma y representa su realidad.
[6] Citado por Forrest Hylton y Sinclair Thomson, En: Ya es otro tiempo el presente. Muela del Diablo, La Paz 2003. p. 5.
[7] Cf. Informe de desarrollo humano en Bolivia 2002. El derecho a la palabra. Los pobres frente a la política y la ciudadanía. PNUD, La Paz 2002. pp. 34. Un minero cooperativista de Llallagua también decía: “pero si hablamos de los políticos, es casi como decir que esas personas son la misma persona, solamente que llevan otro color. Cualquier persona, presidente o ex presidente que ha entrado al gobierno, toditos han sido igual, toditos se han embolsillado, nadie por lo menos ha dicho este mi pueblo sufre”. Ibi, pp. 86.
[8] Bourdieu sostiene que “el poder simbólico como el poder de construir el dato a través del enunciado, de hacer ver y creer, de confirmar o transformar la visión del mundo y, mediante eso, la acción sobre el mundo, por consiguiente el mundo, poder cuasimágico que permite obtener el equivalente de lo que se obtiene por la fuerza (física o económica), gracias al efecto específico de la movilización, no se ejerce más que si es reconocido, es decir desconocido como arbitrario. Esto significa que el poder simbólico no reside en los “sistemas simbólicos” bajo la forma de una “illocutionary force” sino que se define en y por una relación determinada entre quienes ejercen el poder y quienes lo sufren, es decir, en la estructura misma del campo donde se produce y reproduce la creencia.” En: Pierre Bourdieu, Poder, derecho y clases sociales. Desclée. Bilbao 200. pp. 98. 
[9] Ver Aníbal Quijano, “colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En Edgardo Lander (comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO, 2000, 201-246.
[10] La relación “sujeto-objeto” de las ciencias, en un contexto colonial, explica la absolutización del pensamiento eurocéntrico, porque bloquea de entrada la posibilidad de un intercambio (sujeto-sujeto) en el conocimiento.
[11] Para comprender mejor la palabra “intimidad” prefiero apegarme a la comparación con la palabra taypi andina, que desde una lectura se traduce como punto de equilibrio, punto de encuentro, pero prefiero entenderlo como “centro de vitalidad”, haciendo la analogía en el cuerpo humano al vientre como el centro de la vida.
[12] Cf. Jacob Taubes, La teología política de pablo, Trotta, 2007 Madrid. pp. 39.
[13] Coloquio con Javier Sandoval, dirigente de la COR. de EL Alto, en el marco del “simposio teológico internacional: movimientos sociales y teología en América Latina”. Del 13 al 15 de agosto 2009, La Paz.
https://www.alainet.org/es/active/39214
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