¡Cuidado!
04/10/2012
- Opinión
“No hay nada más peligroso que un burgués asustado”:
Berthold Brecht.
Karl von Clausewitz, uno de los más conocidos teóricos de la ciencia militar, dice en su largo tratado “De la guerra”: “La guerra es “la continuación de la política por otros medios”, y es necesario que nadie se llame a engaño: estamos en guerra y esta puede adoptar diversas formas, la guerra psicológica o sin fusiles, es una de ellas.
Admitamos entonces que grandes monopolios de los medios, como Televisa, Globo Visión o Clarín, son verdaderos ejércitos muy poderosos. No caigamos en el error de menospreciar la fuerza de un enemigo que posee el poder de distraer a las masas con frívolos programas de entretenimiento, enternecer y adormecer con sensibleras telenovelas, o tergiversar sin pudor la realidad, ocultando o desfigurando la información.
“Si no andáis prevenidos, los medios de comunicación os llevarán a odiar a los oprimidos y amar a los opresores” Malcolm X.
A lo largo de la historia siempre han estado vigentes dos formas de la guerra: la de depredación por parte de los poderosos, con el fin de apropiarse de las riquezas de otros; África desde la Edad Media ha sido víctima de esto, y el ejemplo más cercano y claro lo tenemos en el señor Bush mintiendo sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak para justificar su invasión.
La otra guerra perenne ha sido la de los sometidos por liberarse de sus cadenas y la historia de los latinoamericanos está llena de héroes que veneramos: Tupac Amaru, Bartolina Sisa, Zumba dos Palmares, el Negro Miguel, Juana Azurduy, Emiliano Zapata, Augusto César Sandino, y sigue una larga lista, porque lamentablemente la ambición ha sido mucha y como resultado también la miseria ha sido abundante y está demostrado que hay dos cosas que no se pueden detener: la ambición de los poderosos y la ira de los hambreados.
Quedan de este modo claramente definidos los dos campos de la guerra y el advenimiento en América Latina de varios gobiernos populares apoyados por los que menos tienen, pudiera darnos la exitosa y equivocada imagen de que el enemigo se bate en retirada.
¡Cuidado! ¡Nada de eso!
“Señores, no estén tan contentos con la derrota (de Hitler). Porque aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al bastardo, la Puta que lo parió está caliente de nuevo.” Bertolt Brecht.
Quizás por influencias del cine, tenemos una imagen estereotipada del agente de la CIA: un personaje glamoroso, inteligente y arriesgado al estilo de James Bond, con toda clase de artefactos sofisticados y licencia para matar. Aunque la realidad nos muestra que no siempre se trata de un tipo bonito: Lee Harvey Oswald, el asesino del Presidente Kennedy, era la viva imagen del antihéroe, pero Victor Marchetti, un veterano funcionario de la CÍA, en su libro “Cult of Intelligence”, James A. Wilcott, ex-oficial de finanzas de la CIA, como así también diversos documentos ahora desclasificados, han demostrado que se trataba de un agente de esa agencia.
También por experiencia podemos identificar al agente de la CIA como un especialista en torturas asesorando a militares y agentes represivos de cualquier parte del mundo, o un estratega disfrazado de diplomático preparando un golpe de Estado en cualquier país.
Esto es verdad, y el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, es un ejemplo. En casos extremos y cuando las condiciones están dadas, el sistema procede con la máxima violencia, pero cuando esto no es posible actúa con otros métodos.
Veamos una “obra maestra del despojo”: en Paraguay el ya centenario Partido Colorado ha sido sostén y desarrollo de un pequeño grupo de propietarios del país. Durante la larga dictadura de Alfredo Stroessner, que controlaba como propios al partido y la nación, los opositores eran asesinados y arrojados a las aguas del Paraná. A la caída del tirano, el Partido Colorado siguió dominándolo todo, pero poco a poco fue perdiendo representatividad. Los pueblos despiertan.
En las elecciones de 2008 apareció una figura muy molesta para “dueños del país”: el cura Fernando Lugo, ex obispo que representaba a los más humildes y ya en su campaña electoral, anunciaba los “pecados” que iba a cometer:
1.- Promover una Reforma Constitucional y política que reflejará los cambios institucionales que el Paraguay necesita.
Esto no les sonaba bien, pero peor aún era:
2.- Sumar al Paraguay al proceso de integración regional, junto al Mercosur y la Venezuela bolivariana.
¡Y el más terrible!
3.- ¡Impulsar y desarrollar una reforma agraria!
Se invirtieron millonarias sumas en propaganda para evitar su ascenso, pero nada pudo impedir que el 15 de agosto de 2008, el cura entrara como Presidente al Palacio de los López.
Documentos sacados a la luz por la osada web WikiLeaks, del australiano Julian Assange, cuentan que menos de un año después, arribó a Asunción un agente de la CIA, con rango de diplomático y trascriben informes del mismo sobre el avance de sus conversaciones con el entonces vicepresidente Franco. La conspiración ya estaba en marcha.
El 15 de junio pasado, en la localidad de Curuguaty, a 240 km de Asunción, fue desalojado con feroz represión un reducido grupo de campesinos que ocupaban tierras, propiedad de Blas Riquelme, dueño de más de 70 mil hectáreas en esa localidad, obtenidas mediante oscuros procesos administrativos durante la última dictadura militar. Riquelme, es un cuasi mafioso ex senador, cuyos vínculos se extienden desde los partidos Colorado y Liberal, hasta la Policía, el Ejército paraguayo, y la corporación sojera Monsanto. Los campesinos reclamaban la tantas veces postergada reforma agraria.
El saldo fue trágico, 17 personas muertas, 11 campesinos y 6 policías, y al menos 100 heridos de bala. Pero hay un dato llamativo: según las pericias, de los certeros disparos en cuellos y cabezas que acabaron con las vidas de los 6 policías, ninguno había salido de las viejas escopetas de caza encontradas a los campesinos.
Lo que sigue es una fantochada, digna de un buen humorista:
Se armó un juicio político express que destituyó al presidente molesto a la derecha paraguaya y a los Estados Unidos y la masiva movilización popular de respaldo al Presidente que se concentró en las afueras del Parlamento, fue desalojada con gases lacrimógenos y balas de goma ni bien se conoció la sentencia.
Suponemos que el agente de la CIA, habrá enviado un mensaje a sus superiores: “OK. Misión cumplida.”, no sabemos si agregó, “… espero el aumento prometido.”, pero es seguro que estos brindaron felicitándose por su triunfo, no porque en esta guerra de baja intensidad los muertos hubieran sido pocos, porque eso es algo que poco importa.
Este golpe de Estado, se enmarca en la contraofensiva que la derecha está desarrollando en el continente, pero tuvo además la finalidad de reafirmar la presencia norteamericana en la zona, para asegurarse el control del acuífero guaraní, una de las mayores reservas de agua del mundo.
Volvemos a la sentencia de Clausewitz; “La guerra es “la continuación de la política por otros medios”, y como vemos, es algo que el imperio y sus asociadas oligarquías nacionales en América Latina, tienen muy claro.
Tenemos que hacernos a la idea de que la CIA, además de sicarios, también posee un inmenso ejército de intelectuales y profesionales, cuya única finalidad es analizar el día a día del acontecer en todos los países del mundo y preparar, financiar y asesorar a aquellos medios o grupos que promueven activamente la contrarrevolución o se oponen a cambios estructurales que perjudiquen la perdurabilidad del sistema.
Eso y no otra cosa es lo que está sucediendo en Argentina, porque lo que está en juego no es poco. Hagamos un poco de historia: muchos de nuestros lectores tienen edad suficiente para recordar un pasado en el que Argentina intentaba un despegue capitalista independiente:
Antes de conocer las aspirinas de Bayer, nuestras abuelas se quitaban los dolores con Geniol, que se anunciaba con la cabeza de aquel alegre calvo, atravesada por clavos tornillos y hasta un sacacorchos, y el abuelo respondía al anuncio publicitario que decía: “Si quiere que ella lo quiera, aféitese con Legión Extranjera”. ¡No conocía Gillette! Uno de los jabones de tocador más vendidos era Manuelita, la heladera era Siam, (¿Me va a decir que no hubo una Siam en su casa?), y nadie tomaba Coca Cola, porque para eso estaba Bidú, “Un vaso y la yapa”, o la botellita de la leche achocolatada Cindor. Apareció la Birome, un invento argentino que terminó con las manchas de tinta en los guardapolvos y ya se cumplieron 100 años de la creación del primer automóvil argentino fabricado en serie, el Anasagasti, que fue presentado en la Exposición Internacional del Centenario, en 1910, luego vendrían el Kaiser Caravela y de pronto los aires fueron surcados por el Pulqui II, uno de los primeros aviones a reacción del mundo.
Fue mucho para la gran nación del norte. Había que desmantelar toda la industria competitiva de esta atrevida nación del sur. No necesito decirle que lo lograron.
El actual gobierno argentino, no sólo sacó al país del default, sino que da muestras claras de querer acortar la distancia entre los que lo tienen todo y los desposeídos de siempre, lo que afecta los intereses de una oligarquía bicentenaria, cuyo poder está concentrado en los medios de producción de la pampa húmeda, la mayor fábrica de alimentos del mundo, y al mismo tiempo intentar reactivar la planta industrial del país, lo que no es algo muy bien visto por las transnacionales.
La luz roja de alarma se encendió enseguida. ¡El sistema está en peligro! Y a falta de un generalito competente que dé un golpe de Estado como Dios manda, con tanques, infantería y fusiles que lo arrasen todo mientras Clarín titula: “REINA COMPLETA CALMA EN TODO EL PAÍS”, no hay otro remedio que apelar a la otra forma de la guerra: la psicológica para intentar un vacío de poder que permita enjuiciar a la señora Presidenta, o que la presión popular le haga tomar un helicóptero que la aleje para siempre y los deje en paz.
Según Gene Sharp, un filósofo estadounidense fundador de la Institución Albert Einstein, una organización sin ánimo de lucro que estudia y promueve el uso de la acción no violenta para democratizar el mundo, las etapas de esta guerra son las siguientes:
1.- Ablandamiento, cabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento. Promoción de factores de malestar. Denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.
2.- Deslegitimación, campañas publicitarias en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos y libertades públicas. Acusaciones de totalitarismo y pensamiento único.
3.- Calentamiento de calle. Fomento de la movilización de calle. Generalización de todo tipo de protestas, exponiendo fallas y errores gubernamentales. Organización de manifestaciones, piquetes y tomas de instituciones públicas (no respeto a las instituciones) que radicalicen la confrontación.
4.- Combinación de diversas formas de lucha. Organización de marchas y tomas de instituciones emblemáticas, con el objeto de coparlas y convertirlas en plataformas publicitarias. Desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad.
Impulso de campaña de rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar los organismos de seguridad.
5.- Fractura institucional. Sobre las 4 etapas anteriores, se obliga la renuncia del presidente.
Como hemos visto, la primera parte, a través de la disociación psicótica, llevada a cabo por Clarín y la mayor parte de los medios, la han logrado con éxito: consiguieron movilizar a buena parte de la clase media, fundamentalmente porteña e inyectar en ella un odio visceral a Cristina y todo el gobierno. La imagen de Moreno, con un tiro en la frente, en un ataúd es la mejor muestra de ello y la violencia con que golpearon a trabajadores de la información que sólo pretendían cumplir con su labor, nos indica que están intentando por todos los medios provocar la represión y conseguir una víctima para usar como bandera.
Tienen en el fondo un grave problema, que es la impotencia de saber que carecen de proyecto, porque la acción está dirigida por aquellos que sólo defienden sus intereses y en consecuencia, conocen la imposibilidad de ganar las próximas elecciones. Frente a esto lo que están intentando es un “golpe blando” y así romper la continuidad democrática de las instituciones.
Con el único objetivo de reforzar las posiciones de los golpistas, hace muy pocos días Clarín publicó los resultados de una supuesta encuesta que demostraba que la imagen de la Presidenta había descendido meteóricamente y ahora sólo contaba con el 24% a favor. Ha llegado el momento en el que todas las fuerzas progresistas y democráticas del país, olvidando contingentes diferencias, cierren filas, no sólo para demostrar que tal cosa no es cierta, sino para evitar que los golpistas se salgan con la suya.
La movilización popular es nuestra mejor arma, una vez más se hace cierta la consigna de “Un pueblo unido, jamás será vencido.” No se trata de enfrentarse a estos pregoneros del odio y llegar a una guerra civil, que eventualmente ganaríamos, no sólo porque somos mayoría, sino porque nos asiste la razón. Se trata de ganar la más importante de las batallas, la de la paz.
Octubre de 2012.
https://www.alainet.org/es/active/58535
Del mismo autor
- ¡Cuidado! 04/10/2012
- Y ahora qué? 06/07/2010
- Un poco de historia para entender la crisis 09/10/2008
- El triste papel del perro del rebaño 07/11/2005
- Socorro, tengo que votar! 12/10/2005
- La genuflexión ante el nuevo Mesías 11/10/2005
- México: Una piedra en el camino 26/04/2005
- Una piedra en el camino 12/04/2005