Y ahora qué?

06/07/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Curiosas cosas tiene nuestro bello idioma: Un vocablo suele tener varios significados y los hispanohablantes adoptamos el que es usual en nuestro país o región. Así por ejemplo el verbo protestar en el sur de América quiere decir expresar queja o disconformidad, manifestar oposición a alguien o a algo, ( protestar contra una injusticia) y en muchos lugares, en México por ejemplo, quiere decir prometer, declarar o proclamar un propósito y allí protesta es la promesa solemne de un alto dignatario al tomar posesión de su cargo. Así en Argentina decimos: juró el nuevo presidente y en México: protestó el nuevo presidente. De modo que sin faltar a lo aceptado por la Real Academia Española podemos decir que el 1° de diciembre, Felipe Calderón, el nuevo Presidente de México protestó, en medio de una gran protesta y es en verdad lamentable que las ceremonias oficiales no puntualicen para las olimpiadas, porque esta se realizó en algo más de dos minutos, lo que sería un todo récord.

Fue algo así como hacer el amor apresuradamente tras la puerta con la mujer ajena amenazado por la inminente llegada del marido. Como sucede en estos casos, el aceleramiento devino en desordenada torpeza y Felipe Calderón saboreó el triunfo, pero no disfrutó el placer.

El acto, fue realizado entre gallos y medianoche en medio de un clima tenso precedido del espectáculo bochornoso de legisladores que se disputaban el control del parlamento a golpes, en una verdadera batalla campal que la televisión no pudo ocultar, y que obligó al flamante mandatario a entrar por la puerta trasera al recinto, ya que los congresistas opositores habían cerrado con candados las puertas principales, para retirarse luego precipitadamente de la misma forma, dando la sensación de que se estaba robando la banda presidencial, que el Presidente saliente pretendió entregarle cuando de acuerdo al ceremonial es algo que debe hacer el Presidente de la Cámara de Diputados.

Más allá de tropiezos y torpezas, el arribo del nuevo mandatario, custodiado por el Estado Mayor Presidencial, sin cuyo apoyo difícilmente hubiera podido acceder a un Palacio Legislativo rodeado de rejas y vallas, en cuyas zonas aledañas se encontraban posesionados gran cantidad de elementos del ejército y de la policía federal y suspendidas las garantías individuales, como si el país estuviera en guerra y a punto de ser atacado por un poderoso enemigo. Sumado al impresionante despliegue de 4.500 policías en la ciudad por temor a la ira de una multitud que lo considera un usurpador y que manifestaba por las calles, fue una muestra palpable del raquitismo del nuevo gobernante.

Su debilidad proviene del hecho de haber sido impuesto con una magra superioridad del 0.56 % de los votos en una elección denunciada de fraudulenta por los opositores y observadores extranjeros; en medio de una campaña electoral en la que su antecesor Vicente Fox no escatimó esfuerzos por poner en práctica todos los recursos aprendidos de siete décadas de gobierno del PRI, (Partido Revolucionario Institucional), que él decía deplorar. Desde la compra de la voluntad de los grandes monopolios de la información, pautando generosamente la publicidad oficial y regalándoles una mañosa ley de radiodifusión, que viola la propia Constitución mexicana y que fue aprobada al vapor en la legislatura, para permitirles la concentración impune de medios, y con ello mayores ganancias, hasta una " providencial caída del sistema" de las computadoras que realizaban el recuento de los votos el día de la elección, que sospechosamente antes de esta "dificultad técnica" daban al opositor López Obrador como ganador por amplio margen y al regresar la señal había perdido la elección. Recordando el método con que el PRI, impuso a Carlos Salinas de Gortari en 1988. Denunciado de fraude por Manuel J. Clouthier, el entonces candidato del PAN, Partido Acción Nacional, al que pertenecen Fox y Calderón, quien se declaró en rebeldía y dio "El Grito", (ceremonia tradicional para celebrar el inicio de la guerra independentista), en la Columna de la Independencia y anunció la realización de un referéndum nacional que dijo " serviría para saber si los comicios fueron limpios y quién deberá ser el próximo presidente", poco después estableció un gabinete alterno en el que figuraba el entonces diputado Vicente Fox.

Hoy que la oposición adopta idéntica actitud, los panistas no vacilan de calificarla de payasada.

La historia dice que cuando Emiliano Zapata y Pancho Villa, los héroes de la revolución agrarista entraron al Palacio Nacional el 6 de diciembre de 1914, quisieron conocer la silla en la que se sentaba el Presidente, y cuenta la leyenda que invitados a sentarse para tomarles una foto, ninguno de ellos lo quería hacer primero. La imagen quedó para recuerdo de aquella gesta y ambos volvieron a sus pueblos. El problema es que al parecer, ahora hay demasiada gente que quiere usar la silla.

Por supuesto los grandes medios han demostrado su agradecimiento a los favores oficiales, actuando con una violencia inusitada como oficiosos complementos durante la campaña electoral en la que se invirtieron menos millones en apoyar la propuesta de Felipe Calderón que en demostrar que López Obrador es un demagogo populista proclive al totalitarismo que ponía en peligro no sólo la tranquilidad de la sociedad, sino también hasta la más humilde propiedad personal o tradición familiar. Algo así como: López Obrador te quitará tu casa, se meterá en tu hogar y te quitará la potestad sobre tus hijos. Campaña a la que la Iglesia Católica aportó la prédica del púlpito a favor de Calderón y advirtiendo a los fieles que votar por López Obrador era algo así como entregar el país a las hordas de Lucifer; lo que también hacía Vicente Fox en giras oficiales. Todo lo cual está penado por la ley electoral, que recién se aplicó cuando el daño ya estaba hecho. " Hubo fraude y mano negra y una cantidad de dinero ridícula para impedir que Andrés Manuel (López Obrador) llegara al poder", declaró la prestigiosa escritora Elena Poniatowska a la Revista Proceso.

En una muestra de obsecuente eficiencia los medios se precipitaron a repetir junto con la locutora oficial que la toma de posesión se había realizado en completa calma, mientras los legisladores se componían las ropas y se restañaban las heridas de la reciente refriega, pero no hay dudas que a Felipe Calderón le ha quedado una herencia aciaga.

Por lo general debajo de los números de una macroeconomía en bonanza hay un pueblo que sufre y en el caso de México en el último sexenio esto se ha hecho más evidente: Vicente Fox anunciaba un " gobierno para el cambio", mientras se mantenía fiel al camino trazado por sus tres antecesores priistas que habían colocado a México en la órbita del neoliberalismo. Antes de entregar el poder insistió que dejaba un país que " goza de estabilidad macroeconómica y de finanzas públicas sanas, como nunca antes". Sin embargo, estos "éxitos" se han obtenido, a decir de la doctora en Economía por la Pacific Western University, Irma Manrique Campos, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, "con base en mantener congelada la economía, restringir el gasto público, desaparecer la industria mexicana, lanzar al desempleo y subempleo a millones de personas, y expulsar del país a cientos de miles anualmente " y con respecto a las cifras de la inflación agrega: "En primer lugar, se trata de una tasa de inflación que no es muy precisa. Y si se mantiene por debajo de los dos dígitos no se debe a que los precios estén bajos sino a que no hay consumo porque la gente no tiene dinero. "

Al tiempo que un reciente informe conjunto del Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sostiene que 20 familias multimillonarias controlan la economía y tienen un ingreso 14.000 veces mayor que el promedio de la población.

Al iniciar Fox su gestión las personas en desocupación total eran 612 mil y dos semanas antes de dejar el poder los índices oficiales indicaban que eran un millón setecientos ochenta mil. La mitad de la población más pobre de México recibe por persona, diariamente, 33 pesos, ( 3.02 dólares) y en la actualidad más de 500 emigran diariamente del país por falta de trabajo.

Calderón recibe además del lastre de una sociedad dividida; una ciudad capital en la que el Jefe del Gobierno electo no lo reconoce como Presidente elegido legítimamente y que hace pocos días vivió la alarma de tres bombas. Perspicaz Vicente Fox, dijo que el único objetivo había sido aterrorizar a la población, menos mal que lo aclaró, no fuera a ser que algún confundido pensara que eran para festejar los resultados de la elección.

Hay conflictos no resueltos a lo largo de todo el país, entre ellos el de Chiapas, que antes de asumir el poder Vicente Fox sostuvo que solucionaría en 15 minutos y aún los zapatistas están en pie de lucha y las causas de su alzamiento permanecen intactas; o el de Oaxaca dónde la violencia ha adquirido proporciones dantescas y respecto del cual el Presidente saliente no auguró una solución en minutos porque según declaró: " el tiempo se nos ha venido encima" y su única reacción fue el envío de fuerzas federales a reprimir.

El legado incluye además una guerra sangrienta desatada por el narcotráfico que ha crecido desmesuradamente y un país aislado de sus hermanos del continente por una política exterior que consistía en acceder a los deseos de Geroge W. Bush, que como casi todos los presidentes norteamericanos no tiene muy claro dónde están las fronteras de su país y el 10 de marzo del año 2000 declaraba:

"He hablado con Vicente Fox, el nuevo presidente de México, para tener petróleo que enviar a Estados Unidos. Así no dependeremos del petróleo extranjero."

Vicente Fox comenzó a servir de caballito de batalla de la política norteamericana, lo que lo llevó a enfrentamientos con los mandatarios de Brasil, Venezuela, Cuba y sus opiniones sobre Kischner obligaron al Presidente argentino, que se sintió insultado, a responderle duramente. Bush no sólo no agradeció la obsecuencia, sino que respondió con la construcción del Muro de la Ignominia para evitar que sigan llegando mexicanos a su tierra, que constituye un agravio a la nación mexicana.

Si bien los asesores acertaron al aconsejar no reprimir y aplicar una "política de desgaste" y desprestigio apoyada por los medios, ante los embates del opositor López Obrador que ha comenzado a rendir resultados ante la opinión pública y el Partido de la Revolución Democrática perdió la batalla de la toma de posesión, esto no significa que Calderón haya obtenido la legitimidad necesaria para gobernar sueltamente.

Horas antes de que asumiera, en Torreón la capital del estado de Coahuila, el encapuchado subcomandante insurgente Marcos, Jefe Militar del EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional había declarado que " Calderón tiene una dificultad que López Obrador no hubiera tenido: la ilegitimidad. Desde la reelección de Porfirio Díaz en 1910 ningún otro presidente, ni siquiera Carlos Salinas de Gortari, había llegado tan ilegítimo, con un fraude tan evidente. Prácticamente lo único que le queda a Calderón para empezar apenas a gobernar es, por un lado, el pie de los medios masivos de comunicación y, por otro, el de las bayonetas ."

Parece que el nuevo Presidente lo sabe, y como el pie de los medios ya lo tiene por herencia, pero está seguro de que necesitará mucho de las bayonetas: en su primera acción de gobierno anunció a las Fuerzas Armadas un sustancial incremento salarial, subrayando que en su calidad de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, reitera su compromiso con " la búsqueda de su bienestar, y al mismo tiempo mantiene una firme exigencia para el indeclinable cumplimiento del deber por parte de todos".

Siguiendo con las curiosidades de nuestro idioma: el verbo repartir, tiene la misma cantidad de letras que el verbo reprimir, pero éste último es mucho más barato y seguramente por eso es que se usa más.

https://www.alainet.org/es/active/70949

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS