La invasión del Líbano, día 19:

¿Alguien puede detener a Israel?

31/07/2006
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El gabinete del primer ministro israelí aprobó un plan para atacar, en un plazo de dos días, todas las posiciones de Hezbollah en la frontera. "No hay y no habrá cese del fuego", dijo Ehud Olmert. Después de que un bombardeo israelí dejara el terrible saldo de al menos 60 civiles muertos entre los cuales 37 eran niños, la comunidad internacional se dio cuenta (o quiso darse cuenta recién) que esta ofensiva militar solo estaba dejando victimas civiles, y condenó esa agresión de manera unísona. Sin embargo, y pese a que muchos medios periodísticos se apresuraron a manifestar que Israel había aceptado un alto al fuego de 48 horas, los hechos demuestran que la unilateralidad del Estado hebreo están por sobre toda condena mundial. En ese sentido el primer ministro israelí, Ehud Olmert y su ministro de Defensa, Amir Peretz, reafirmaron ayer su intención de continuar con los ataques, e incluso ampliarlos, pese a la tregua de 48 horas establecida para investigar los asesinatos de en Qana. A pesar que Olmert pidió "perdón desde lo más hondo de su corazón" por todas las muertes de niños y mujeres en Qana, quienes "no eran nuestro objetivo, no eran nuestros enemigos y no íbamos por ellos", lo cierto es que el propio líder israelí después de decir esas palabras dejó en claro que "no hay alto el fuego, no va a haber alto el fuego". En su alocución Olmert se dirigió al pueblo libanés y aseguró que ese país no es enemigo de Israel, que el enemigo es el líder de Hezbolá, el jeque Hassan Nasralá. "No estamos luchando contra el pueblo libanés, no estamos luchando contra su Gobierno. Estamos luchando contra el terrorismo y no pararemos hasta expulsarlo de nuestras fronteras", declaró. Pero lo que olvidó destacar es que hasta la fecha fueron las ciudades libanesas las que quedaron hechas escombros con los bombardeos de sus aviones y que además hasta la fecha suman alrededor de 600 muertos civiles y 700 mil los desplazados en esta mal llamada “guerra entre Israel y el Líbano”. Por lo pronto la inerte comunidad internacional representada por Naciones Unidas (ONU) no hizo nada en concreto, más que “condenar” la agresión israelí y no tomar cartas reales en el asunto para detener esta situación. El Consejo de Seguridad de la ONU amplió ayer la misión de observación del alto el fuego (FINUL) que mantiene desde 1978 en la frontera entre la “línea azul” entre Líbano e Israel, a la espera de decidir si se envía una fuerza multinacional de interposición. Por el momento el Consejo solo manifestó su "extrema conmoción y dolor" por la muerte de los 57 civiles en de Qana pero no condenó el ataque tajantemente. La diplomacia estadounidense, con un papel crucial en esta situación (dado la inercia de las otras potencias), de manera conveniente indicó en voz de su secretaria de Estado, Condoleezza Rice que se buscará un alto el fuego y un "acuerdo duradero" entre las partes implicadas en el conflicto entre Líbano e Israel a través de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas esta semana. Pero sagas en lo que respecta a sus beneficios Rice se encargó de aclarar: "Estoy convencida de que sólo alcanzando ambos objetivos el pueblo libanés podrá controlar su país y su futuro, y el pueblo de Israel finalmente podrá vivir libre de ataques de grupos terroristas en Líbano", sin si siquiera mencionar que las acciones israelíes, por decirlo de algún modo cauto, son un poco exageradas. Por otro lado, después de un largo letargo, el resto del mundo se animó a condenar las acciones de Israel, más que todo, después de la terrible matanza de Qana. Incluso el primer ministro británico, Tony Blair, quien en general mantiene posturas cercanas a Washington, indicó en un comunicado conjunto con la canciller alemana, Angela Merkel, su condena por la muerte de los civiles, y señaló que las hostilidades "no pueden continuar en absoluto". Blair sostuvo además que la ONU debe aprobar una resolución para poner fin a los combates en la región que "tenemos que hacerlo ahora. Tenemos que acelerar todo este proceso", manifestó Blair. "Esto tiene que detenerse y debe detenerse por ambas partes", agregó. Quizá la potencia que ahora tuvo un discurso más enérgico fue Rusia, quien ayer pidió un inmediato alto el fuego entre Israel y la milicia chiíta libanesa Hezbollah y condenó el bombardeo israelí de ayer en Qana. "Este tipo de `errores` se llaman violación de las normas elementales del Derecho Internacional Humanitario", aseguró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Mijail Kamynin. "La tragedia de Qana es una prueba más de la necesidad inmediata de un cese en las acciones militares, el derramamiento de sangre y la violencia en Líbano", agregó el diplomático ruso. Además el Ministerio criticó la postura de Estados Unidos, aunque de manera indirecta, por su rechazo a presionar a Israel para que detenga la ofensiva terrestre y aérea en el sur de Líbano. "La lógica y argumentos de aquellos que, por diversos motivos, están evitando el alto el fuego, no puede ser aceptada", sentenció Kamynin. Los hechos y las posturas muestran claramente cuales son las posturas en este conflicto. Israel un Estado en todos los términos, ataca otro país con un Estado propio en busca de una milicia como Hezbollah, pero que no es una batalla frontal entre estas dos partes, sino que en medio están siendo bombardeadas ciudades y civiles libaneses (entre ellos muchos niños). “Daños colaterales”, como le gustaba decir a Washington en su invasión a Iraq, son los mismos argumentos que sostiene Tel Aviv en esta invasión. Porque esta “guerra” no es entre Israel y el Líbano, sino contra Hezbollah, que no es el Estado libanés, y que el cual solo apuntó a pedir a la ONU a que tome cartas en el asunto. El mundo de hoy parece estar regido por una potencia unipolar que puede hacer lo que quiera (sea diplomáticamente o militarmente), sin que nadie pueda detenerlo. Y de este modo, que sus aliados más cercanos, en este caso Israel, creen contar con ese autoproclamado derecho a actuar “preventivamente”, haciendo caso omiso a los pedidos de la ONU o del resto de la comunidad internacional. Y sino, a 19 días del comienzo de la ofensiva israelí ¿por qué la ONU no tuvo una postulación concreta? Una reunión crucial del organismo supranacional que tenía por tarea planificar una nueva fuerza pacificadora para Líbano fue pospuesta ayer indefinidamente, propinando un golpe a las esperanzas para un rápido fin del derramamiento de sangre. Un funcionario de la ONU dijo que la reunión, que había sido programada para la tarde del lunes, fue aplazada "hasta que haya más claridad política" sobre cómo terminar la violencia entre combatientes de Israel y Hezbollah en el sur de Líbano. El tema de esa fuerza internacional es otro tema a analizar, por lo pronto lo más urgente por parte de toda la comunidad internacional, con un mínimo de conciencia, es detener esta masacre. Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina http://www.prensamercosur.com.ar
https://www.alainet.org/es/articulo/116363
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