Atrapado sin salida

09/07/2009
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A medida que el Gobierno ha venido sincerando las cifras, el país se ha ido percatando de la dimensión de la crisis fiscal a la que está abocado. En medio de una recesión que, aunque no reconocida, está impactando severamente sus ingresos y atenaza el gasto. La improvidencia e imprevisión del Gobierno lo metió en una sin salida, pues justamente cuando la economía requiere de una política fiscal contracíclica para capear el temporal, es cuando tiene menos margen de maniobra para implementarla. Como lo afirma el periódico El Espectador: “la verdad es que Colombia tuvo una mejoría en sus cifras fiscales por el ciclo económico, llámese precios del petróleo, crecimiento del recaudo tributario. Y, ahora que la economía no crece o se contrae, aparecen los problemas que no estaban resueltos” (1). Y en esas andamos. Es evidente que la ralentización del ritmo de crecimiento de la economía afecta y de qué manera los ingresos corrientes de la Nación y de los entes territoriales. Por ello, cuanto más tarde la economía en salir de la crisis y retomar la senda del crecimiento sostenido a niveles de la precrisis, mayores serán las afugias fiscales. Y, según el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) la economía no volverá a alcanzar tasas de crecimiento del 6% antes de 2015; de modo, que tenemos que prepararnos para un largo período en aulagas de las finanzas públicas. Según el Director del DNP, Esteban Piedrahita, refiriéndose al déficit fiscal del Gobierno Nacional Central (GNC), “para 2009 lo teníamos proyectado para 2.7% del PIB, luego lo subimos al 3.1% y luego a 3.7%”(2) y lo propio ocurre con las proyecciones para el 2010. En relación a este se pasó de una proyección de 2.3% a 4.3%. En el nuevo MFMP (3) se prevén metas en materia de déficit del Sector Público Consolidado (SPC) de 2.4%; entre tanto, para el 2010 se subió la meta de 1.2% a 3.4%.

La situación es dramática, a tal punto que mientras el Gobierno esperaba este año recaudar $7 billones más por concepto de impuesto de renta, ahora tendrá que resignarse a recibir $1.5 billones menos; entre tanto, los recaudos del IVA se reducirían en $6 billones. Y de contera, este año muy seguramente el B de la R no le va a transferir utilidades al Gobierno Central, pues, después que las mismas se estimaban en febrero en $1.12 billones, ahora se calcula que tendrá más bien pérdidas por valor de $25 millones. En razón de ello se prevé que para el cierre de 2009 los ingresos del Gobierno Central crecerán a duras penas 7.4%, mientras que los gastos se elevarán un 15.4%, con lo cual el desfase será de $18.8 billones, aproximadamente, casi $8 billones más que el año pasado. Como se lo recordó al gobierno Portafolio, “hace un par de años la Comisión Independiente del Gasto Público le aconsejó un mayor ahorro, con miras a la eventual llegada de las vacas flacas. Dichas peticiones fueron desoidas, en buena parte con la creencia de que la confianza inversionista permitiría mantener los recaudos a buen ritmo” (4). Este resultado es atribuible a la contracción de la economía, pero también a la profusión de beneficios tributarios al gran capital. En el mismo MFMP se estima el costo de los mismos en $7´862.000 millones en 2008, 18% más que en el ejercicio del año anterior, más de tres veces el presupuesto del programa Familias en acción que tiene una cobertura de 2.5 millones de necesitados.

Lo comido por lo servido

Se estima que los ingresos tributarios caerán el año entrante el 3.1%, de este porcentaje $3 billones corresponderán a la baja en el recaudo del impuesto de renta y $2 billones por IVA. En cuanto a los ingresos de capital, representados por los excedentes de las empresas adscritas o vinculadas al Gobierno Central que le son transferidos a este caerán según el MFPM $4 billones entre 2009 y 2010, en ello influirán notoriamente la baja en los dividendos de Ecopetrol y las utilidades del B de la R, que muy seguramente seguirán embolatadas. Se estima que de $11.1 billones que giraría este año Ecopetrol al Gobierno, se pasará a sólo $6.42 billones, para una caída del 42.4%. Cálculos de un estudio del B de la R (5) indican que los ingresos del Gobierno podrían caer, en términos reales, entre 3% y 4.5% el año entrante. Las perspectivas de crecimiento no son nada halagueñas para el año entrante como sí lo fueron en el pasado y las empresas beneficiarias de las gabelas impositivas no sólo no van a renunciar a ellas sino que se han apresurado a blindarlas a través de los vitandos acuerdos de estabilidad. Ante ello el equipo de Gobierno sólo atina a plantear la necesidad de un fuerte recorte de gastos en 2010, dado que según sus estimaciones habrá un hueco fiscal de $23.8 billones trescientos mil millones y no hay de donde echar mano para financiarlo. En una primera instancia el Gobierno habrá de recurrir al crédito para solventar la crisis fiscal, pero como no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague, a la postre el mismo se traducirá en más y mayores impuestos. Según el Ministerio de Hacienda, la necesidad de financiamiento a través de recursos externos fue cifrada en US $3.750 millones (US $1.500 millones por medio de la emisión de Bonos soberanos y US $2.250 millones vía banca multilateral). Complementariamente tiene la meta de colocar en el 2010 TES por valor de $26 billones. Según  el estudio citado del B de la R, al final de este año la deuda alcanzará el 39% del PIB y “seguirá ascendiendo hasta llegar al 41.6% en el 2011” (6). Y advierte: “si la caída del crecimiento es más severa y la economía se recupera más lentamente, la deuda aumentaría 10 puntos del PIB” (7), lo cual sería un horror. El próximo año, los desembolsos externos contabilizarán US $4.750 millones, mientras que el servicio de la deuda externa saldrá en US $3.626 millones; es decir, que casi saldrá lo comido por lo servido.

Prometeo encadenado

Maniatado por el lado del gasto y con mayores compromisos de deuda, no hay escapatoria; está cantada, pues, una nueva reforma tributaria y las mayores exacciones muy seguramente serán para las rentas de trabajo y para el resignado consumidor, porque las rentas del gran capital como ya lo dijimos están a salvo. En ello coinciden el estudio realizado recientemente por parte del B de la R (8), ANIF (9) y Alejandro Gaviria, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes (10). Se empezó por proponer la extensión del impuesto al patrimonio y ampliar su base dizque para financiar la “seguridad democrática”, pero ya vamos en el anuncio de otra reforma tributaria “estructural”, que a no dudarlo será otra vuelta de tuerca a los contribuyentes de a pie. Por su parte las finanzas regionales también se verán golpeadas, no sólo por la baja de las transferencias en proporción directa de la caída de los ingresos corrientes de la Nación, sino que, según lo acaba de anunciar Planeación Nacional mientras en 2008 los giros por concepto de regalías ascendieron a $5.1 billones, este año a duras penas recibirán $2.9 billones, casi la mitad, con lo cual también se va a desinflar la inversión regional. Vaya paradoja, “Mientras que el Gobierno Nacional proyecta para el 2010 el mencionado déficit de 23,8 billones, para los gobiernos regionales y locales se presupuesta un superávit de 2,1 billones para ese año, que se sumarán a los 2,9 billones de pesos previstos también como superávit 2009” (11). En tales circunstancias, es entendible que Colombia, a pesar de ocupar el lugar de “privilegio” que le atribuye el FMI haya tenido que acudir a este en procura de un crédito de contingencia del orden de los US $10.400 millones, el tercero en hacerlo después de México y Polonia. Hasta en esto se parece la actual crisis a la de 1999, cuando por primera vez tuvimos que recurrir al FMI.

En este escenario, el tan publicitado Plan de choque contracíclico queda en entredicho; como lo afirmó Roberto Steiner, director de Fedesarrollo, no pasa de ser más “que un esfuerzo de relaciones públicas” (12). Si al TLC  en los EE.UU. le pusieron gerente de campanillas, pues ya se cuenta también con un alto consejero Presidencial para la Política Anticíclica Mateo Restrepo, para tales efectos. Pero, como dicen en mi tierra en lugar de bluf (¡!), más es la bulla que la cabuya. La máquina propagandística ya empezó a funcionar, esta semana salió el Director de Planeación a decirle al país que ya se han ejecutado $18.7 billones de los $55 billones del Plan de marras, lo cual representaría el 34% (13), mostrando con ello una capacidad de ejecución del presupuesto de inversión que no le conocíamos a este Gobierno, que si por algo se ha caracterizado es por su molondrismo. ¿Acaso no nos estará hablando de obras ya presupuestadas, tanto por parte del sector público como privado, con antelación a la crisis, que ahora se quiere hacer pasar como Plan de “choque” a la colombiana? La CEPAL insiste en que las dificultades de recaudo le quitan espacio fiscal para hacer política anticrisis al Gobierno, por lo que “para dar estímulos y compensaciones a los que menos tienen se necesita un mayor recaudo” (14). Por todo ello, el estudio ya mencionado del B de la R no duda en señalar que “la autoridad fiscal no ha  formulado realmente un programa contracíclico como una respuesta explícita para afrontar la caída de la actividad económica, como sí lo están haciendo otros países de la región… La postura del Gobierno se podría tipificar de acíclica, lo cual significa que simplemente esperan a que se recupere la actividad económica y que operen los estabilizadores automáticos, para retornar a la situación fiscal lograda en el periodo de pre crisis” (15). Y va más lejos al afirmar que “el Gobierno prácticamente se ha quedado cruzado de brazos a esperar a ver qué va a pasar” (16).

El Gobierno tiene la tijera en la mano y se muestra dispuesto a recortar el gasto, pero lógicamente la que va a llevar la peor parte, como siempre, es la inversión por ser el más flexible. En total, los ingresos públicos pasarían de representar 16.1% del PIB en 2009 a 14.5% en 2010, este es el preludio de una política fiscal procíclica en lugar de otra contracíclica. Según lo previsto por el Gobierno, después que para 2009 se destinaron $10.3 billones para la inversión pública, el año entrante se invertirían $8.5 billones, es decir, $1.87 billones menos. Con mucho sentido. Nos lo advirtió sabiamente Sebastián Edwards, el renombrado economista chileno, profesor de la Universidad de California, “cortar el gasto de infraestructura es peligroso y es un acto de miopía porque este es un rubro que tiene efectos positivos en la economía, tanto en el corto como en el largo plazo” (17). Y eso justamente es lo que se planea en Colombia por parte del team económico del Gobierno, con lo cual, en lugar de ayudar a salir de la crisis y prepararnos para enfrentar con algún éxito la post crisis, empujan la economía hacia el precipicio.

Bogotá, julio 1 de 2009

- Amylkar D. Acosta M. es Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, www.amylkaracosta.net

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 166, Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org

Notas al pie:

(1) El Espectador. Editorial. Junio, 22 de 2009
(2) El Colombiano. Junio, 21 de 2009
(3) Ministerio de Hacienda. Marco Fiscal de Mediano Plazo. Junio, 16 de 2009
(4) Portafolio. Editorial. Junio, 17 de 2009
(5) B de la R. Ignacio Lozano. Caracterización de la política fiscal en Colombia y análisis de su postura frente a la crisis internacional.
(6) El Tiempo. Junio, 10 de 2009
(7) Ídem.
(8) B de la R. Ignacio Lozano. Caracterización de la política fiscal en Colombia y análisis de su postura frente a la crisis internacional.
(9) El Tiempo. Carlos Ignacio Rojas, Vicepresidente de ANIF. Junio, 13 de 2009
(10) El Tiempo. Junio, 13 de 2009
(11) El Heraldo. Antonio Hernández. Junio, 27 de 2009
(12) El Nuevo Siglo. Junio, 30 de 2009
(13) El Tiempo. Julio, 1 de 2009
(14) CEPAL. Juan Pablo Jiménez
(15) B de la R. Ignacio Lozano. Caracterización de la política fiscal en Colombia y análisis de su postura frente a la crisis internacional.
(16) Ídem.
(17) Portafolio. Junio, 20 de 2009

https://www.alainet.org/es/active/31630

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