Gobierno colombiano y FARC, marcan territorio en Oslo
19/10/2012
- Opinión
Esta semana se dio la cita histórica del Gobierno colombiano y las FARC en la hospitalaria y solidaria Oslo para dar inicio formal a la segunda fase del proceso de diálogos y negociaciones que tiene el propósito de construir el acuerdo político con las reformas, adecuaciones institucionales y garantías para que las FARC se transformen en una fuerza política civilista cerrando el capítulo de medio siglo de alzamiento armado.
Fue una cita donde cada uno marcó la cancha en la que quiere jugar y por supuesto se marcaron las diferencias. El Gobierno quiere un proceso acotado a los puntos que están en el acuerdo general firmado en La Habana, el pasado 26 de agosto, las FARC por su parte interpreta este acuerdo como preámbulo y la posibilidad de discutir sobre todos los temas que son pertinentes para la construcción de un país en paz, cada uno hace sus interpretaciones y valoraciones sobre lo que aspira y entiende de esta fase aunque hubo momentos tensos es mejor estar informados y con los pies en la tierra, este no es un proceso fácil y las distancias entre Gobierno y FARC son enormes, pero como lo dijo Marcos Calarca, el único de los cinco negociadores que no intervino de manera pública “"Que dos partes que se han estado dando tiros puedan hablar ya es un gran avance".
Las reacciones en Colombia a la jornada de Oslo, en general han sido pausadas, reconociendo lo que es evidente: existen muchas distancias con el tono y con algunas afirmaciones de las FARC, pero de eso se trata la negociación de un conflicto armado: encontrar un área común para el entendimiento y la tramitación sin violencias de las diferencias.
Voces autorizadas como la de Antonio Navarro Wolff, el político de izquierda de mayor sintonía con el país, expresa de la siguiente forma la sensación que deja un discurso maximalista de las FARC en la voz del jefe del equipo negociador Iván Márquez: “Las FARC tienen derecho a repetir cuantas veces quieran su discurso político. Diría que sus puntos de vista sobre la concentración de la propiedad rural los compartimos muchos en Colombia. Y muchos otros no estamos de acuerdo con la locomotora minera o el afán de los tratados de libre comercio del actual Gobierno. Pero, pretender imponer las ideas políticas propias en una negociación de paz es una ilusión. La experiencia de hace 13 años en el Caguán lo demuestra. ¿Será que se va a repetir la historia? Me niego a creer que ello sea así. Espero que todo sea un discurso político para reiterar los puntos de vista insurgentes y que la negociación transcurra por senderos viables.”
El debate está centrado en una agenda con muchos temas estructurales, es viable como lo quiere las FARC o si la realidad política y el marco de fuerzas políticas deben dar para una agenda acotada, este por supuesto es un viejo debate, que se ha expresado entre agendas maximalistas a las cuales siempre han aspirado las guerrillas, una agenda mínima como lo han expresado sectores políticos–que por supuesto no es rendición, lo cual es otra cosa- y una agenda realista que atienda las raíces del conflicto armado y que creo es lo que se construyó entre Gobierno y FARC y que es la que se va a empezar a discutir desde el próximo 15 de noviembre en La Habana iniciando por el tema rural, el cual es una de las dos raíces que explican y estructuran este conflicto junto con el de garantías de competencia política que igualmente están en esta agenda, que a mi juicio entra entre el maximalismo y lo mínimo como una agenda perfecta, si se me permite la expresión, para construir un acuerdo y poner punto final al alzamiento armado.
Para terciar y participar del debate me parece que las FARC han colocado temas centrales que si están en el acuerdo y que no son fáciles: no se puede asumir el desarrollo rural sin pensar los territorios y no se puede pensar el desarrollo rural sin ver su relación con la minería, de hecho el Ministro de Agricultura ha venido planteando de manera reiterada su preocupación de cómo la locomotora minera puede agravar la situación del campo y la protección ambiental que debemos mantener, de ahí que estos temas planteados por Iván Márquez si son materia de la agenda, lo que está por verse y las posibilidades de encontrar caminos compartidos de reformas y rectificaciones en temas duros sobre los cuales hay interés poderosos.
Tema que va a suscitar polémica y duro debate, que venimos discutiendo y trabajando desde el proceso con los paramilitares, es el de el tratamiento a la verdad, la justicia y la reparación de TODAS las víctimas y por supuesto este tema salió con fuerza en Oslo, pero a mi juicio MAL, ninguna de las partes planteó un encuadre respetuoso y que abra el escenario simplemente porque cada uno quiere hablar de las responsabilidades del OTRO, pero ninguno de las PROPIAS, mala cosa, para un tema que es central, el pleno reconocimiento a los derechos de las víctimas y el tratamiento que se deba dar a la construcción de una verdad que es la base de la reconciliación.
De la jornada de Oslo hay que mantener el optimismo, acompañado de mucho trabajo, promoviendo la participación ciudadana con propuestas y apoyo político para lograr un acuerdo que le sirva a la sociedad y permita a las FARC transformarse en una fuerza política sin armas, al respecto es bueno cerrar este texto con las palabras de un conocedor de conflictos armados, Henry Robinson, excombatiente del IRA y analista, quien estuvo presente en la cita de Oslo y que en sus palabras bien resume la aspiración de quienes creemos que este proceso es muy importante y que las FARC sin armas en esta precaria democracia y en una sociedad que tiene tantos retos para construir un país en paz: “Mi única esperanza es que este proceso de paz se comience a mover, alcanzando muchos avances, de forma que se logre un acuerdo para terminar el conflicto. Sus ideas deben hacerse a través de las urnas. Y tienen ideas”.
- Luis Eduardo Celis es Coordinador de Incidencia Política de la Corporación Arco Iris
Edición N° 00325 – Semana del 19 al 25 de Octubre de 2012
Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía
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