La presentación en sociedad de las conversaciones de paz
19/10/2012
- Opinión
Se produjeron esta semana ‘las ceremonias de la paz’ en Oslo, la capital noruega, como un homenaje al país que ha contribuido con su experiencia en mediación de conflictos a este proceso de acercamientos del Gobierno Nacional con las FARC porque el centro de las conversaciones se van a adelantar en La Habana con la hospitalidad y reserva que garantiza el Gobierno cubano.
Los discursos iniciales fueron la reiteración de las posiciones de las partes, lo cual era lo esperable, mucho más en un escenario de exposición mediática internacional como el que representaba Oslo para esa ocasión, pero para un sector de la opinión que se imaginaba que las conversaciones de cierre del conflicto interno armado eran una especie de ‘encuentro de amigos’ fue en cierta medida un aterrizaje forzoso en una realidad en la cual es evidente que cerrar un conflicto armado de medio siglo de duración no es tarea fácil, y que el desafío que tienen por delante los equipos negociadores del Gobierno y de las FARC es una tarea de gran complejidad.
El Gobierno, como era obvio, reiteró lo que se conoce, que las conversaciones se limitarán a los puntos de la agenda acordados, que no habrá cese de operaciones militares, ni zonas de despeje, ni discusión del modelo económico, ni de la doctrina militar. Las FARC, igualmente, reiteraron sus posiciones históricas acerca de los problemas de la tierra, su relación con el territorio, con las explotaciones mineras de las multinacionales extranjeras, la relación con el modelo de desarrollo, su lectura sobre el conflicto armado, los golpes recibidos y dados, entre otras apreciaciones.
Pero, debo insistir, que eso era lo esperable en una jornada de apertura como la que se dio con una exposición mediática tan amplia y después de años de estigmatización a las FARC por parte de los voceros de los gobiernos; ellos buscaban reiterar su vocación como grupo político armado y evidenciar que sus posiciones político-ideológicas son parte de su poder como organización guerrillera.
Me parece que esta jornada de instalación deja enseñanzas importantes para todos los actores. Para la sociedad, la evidencia que no se va a tratar de un proceso de conversaciones y de construcción de acuerdos fácil, y que es probable que tenga una duración un poco mayor que lo señalado por algunos optimistas; los equipos negociadores van a tener el desafío en la tranquilidad de La Habana de acercar las posiciones y de tejer los acuerdos con gran filigrana. En síntesis el mensaje para la sociedad es de realismo para entender que no es tarea fácil tratar de encontrar acuerdos para superar medio siglo de enfrentamiento armado.
El Gobierno debe entender que si quiere contar con una opinión pública favorable que apoye la búsqueda del cierre negociado del conflicto armado, debe adelantar una tarea de información mejor estructurada para lograr contar con una opinión pública bien informada que entienda la complejidad del problema en curso y que no solamente se desplace con gran facilidad de la ilusión de la guerra a la ilusión de la paz y viceversa; sino la lleva adelante, los sectores críticos o adversos a la salida negociada pueden fortalecerse y cerrarle espacios políticos al Gobierno. Igualmente entender que las FARC como organización política-militar actúa de manera unificada con un discurso más o menos consistente –a pesar de lo discutible que el mismo sea- y que llegar a acuerdos es una tarea que va a requerir imaginación para construirlos y buscando que los mismos sean viables para las dos partes y sin que signifiquen cesiones en sus principios.
Las FARC, igualmente tiene el desafío de tratar, por medio de su equipo negociador de ayudar a construir las necesarias coincidencias que se traduzcan en acuerdos frente a los distintos puntos de la agenda; si no lo hace y contribuyera a un eventual fracaso de este esfuerzo de paz sería profundizar aún más, si se puede, su aislamiento político interno. Pero, es altamente probable que una vez superado este momento mediático en la tranquilidad de la Mesa de Conversaciones se logren puntos de convergencia sobre los temas de la agenda.
Seguramente cuatro temas, al margen del acuerdo, estarán rondando en las primeras sesiones reservadas, el de la presencia de Simón Trinidad en la Mesa, el de la posibilidad de un cese de fuego, la presencia de representantes de las víctimas –que puede abrir una ‘caja de pandora’, porque las víctimas no son sólo las de las FARC también lo son las de los agentes del Estado, la de los ‘falsos positivos’, etc.- y el de la temporalidad del proceso mismo. Esperemos los equipos negociadores sepan tramitar estos aspectos sin mayores contratiempos.
Empezamos un nuevo esfuerzo para cerrar el conflicto interno armado y poder abocar la construcción de la paz con la esperanza de que éste sea el último y final intento, pero convencidos que no es un proceso sencillo ni se trata simplemente de que se desmovilicen unos grupos armados, pero igualmente seguros que la mayoría de los colombianos entenderá esta complejidad y acompañará políticamente a los equipos negociadores para que puedan llegar a resultados positivos.
- Alejo Vargas Velásquez es Profesor Titular Universidad Nacional, Coordinador grupo de Investigación en Seguridad y Defensa
Edición N° 00325 – Semana del 19 al 25 de Octubre de 2012
Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía
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