La educación popular, un modelo vigente

03/10/2006
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Las nuevas realidades económicas, políticas y sociales de América Latina, marcadas por el aumento de la pobreza y la exclusión social, exigen la formación de nuevos liderazgos que logren mayor incidencia en la aplicación de políticas públicas equitativas e incluyentes. Por ello, el modelo de educación popular está más vigente que nunca. Preparar líderes propositivos, con capacidad de proponer, dialogar y concertar, es el objetivo central de este modelo pedagógico para alcanzar transformaciones sociales que logren una mayor inclusión de las clases menos favorecidas en Latinoamericana. "Y esos nuevos liderazgos sociales se requieren en los países de América Latina para contrarrestar la pobreza, el desempleo y la falta de confianza en los partidos políticos", señala David Venegas, quien representó a Perú en el taller "Formación pedagógico-política desde la educación popular de los actores sociales y sujetos políticos de la región andina", que se realizó entre el 2 y el 3 de octubre en Medellín, Colombia. Venegas hace parte de la Red de Educación y Poder Local del Consejo de Educación de Adultos de América Latina (Ceaal), un colectivo latinoamericano que agrupa a 200 instituciones en 20 países de la región reconocido por al UNESCO, que junto con el Instituto Popular de Capacitación (IPC) invitaron a diversos especialistas para reflexionar sobre el tema. Cuando se habla de la educación popular se hace referencia a la democratización de la información, al acceso a nuevos conocimientos, a la reconstrucción de imaginarios y símbolos, a la construcción de posibilidades futuras, a la articulación de actores locales y a la incidencia en el cambio de realidades. Por ello, señala Venegas, "la educación popular aún está viva". Y su visión es apoyada por Patricia Sarzosa y Henriette Hurtado, de Ecuador, quienes trabajan con sectores populares urbanos, gobiernos locales y con jóvenes en escuelas de liderazgo y ciudadanía. "Las escuelas de liderazgo, por ejemplo, que forma gestores para el desarrollo local ha permeado los currículos de algunas universidades, ha estado altamente influenciado por la educación popular", dice Sarzosa. Al respecto, Henriette Hurtado opina que la educación popular tiene un fuerte sentido de transformación y de participación social, desde las organizaciones sociales, "pero es una transformación a largo plazo, por lo menos en Ecuador, como parte de un proceso social". A su vez, Sarzosa señala que las organizaciones sociales que le apuestan al cambio desde la educación popular, "no podemos prescindir de la posibilidad de enfocar la construcción de conocimiento desde la vivencia, desde la realidad, para transformarla, porque aún no lo hemos logrado, por eso aún mantenemos esa apuesta". Para Jairo Muñoz, integrante de la Fundación Servicio Colombiano de Desarrollo Social, de Bogotá, la educación popular proporciona un enfoque conceptual, unos elementos pedagógicos y una perspectiva política de transformación social dirigidos a un trabajo de incidencia en relación con los derechos humanos, sociales, económicos y culturales. "Pero también está dirigida a desarrollar una serie de aprendizajes útiles no sólo para los individuos, sino para las organizaciones sociales”, explica Muñoz, y de paso ratifica que la educación popular ha logrado ciertos niveles de transformación social,“por cuanto muchos actores sociales se han constituido en sujetos políticos, han podido incidir en políticas públicas, desarrollado sus propios aprendizajes, generado procesos de identidad y de inclusión social, y logrado menos discriminación”. Uno de los casos que más llamó la atención en este taller andino fue el de Venezuela, donde el actual gobierno le ha dado apertura total a la educación popular. “Se ha abierto no solamente en las universidades y las escuelas, sino en otros espacios no formales, para llegarle más a la gente y que pueda organizarse y logre desempeñar mejor su trabajo”,afirmó Neris Utrera, coordinadora de un proyecto educativo popular en Caracas. La representante del país bolivariano aclara que este tipo de educación está por encima de las disputas políticas, “no se ve como chavista o antichavista. A la educación popular le apuestan muchos sectores sociales, sin que su procedencia política incida en ello”. Al final del taller quedó en el ambiente la pregunta por los nuevos retos de este modelo educativo. Los expertos señalan que entre los retos actuales se encuentra la violencia, un asunto común a los países andinos y de la región; y la multiplicidad de actores y movimientos sociales, que han venido planteando mecanismos alternativos, no necesariamente opuestos, a los actuales sistemas de gobierno y modelos económicos, sobre los cuales no hay aún suficiente reflexión colectiva en para definir cómo enfrentarlos. Por todo ello, Beatriz Pérez, educadora de Bolivia que trabaja con indígenas y población marginada, enfatiza que la educación popular siempre ha tenido vigencia en América Latina, dadas las características que tienen los países de la región, marcados por la pobreza, la exclusión y la marginalidad. "Si desde el principio de la educación popular reconocemos el énfasis sobre el sujeto social, en las reivindicaciones del ejercicio de derechos, hoy más que nunca tiene vigencia porque contribuye a un empoderamiento de las personas, que, desde su cotidianidad, son capaces de pensar en un país y una región diferente". - Juan Diego Restrepo E. es editor Agencia de Prensa IPC Medellín, Colombia
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