Los pasos de libertad del profesor Moncayo

09/08/2007
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El 21 de diciembre de 1997 el cabo Pablo Emilio Moncayo Cabrera fue secuestrado por las Farc en la toma del Cerro de Patascoy. Desde ese día la vida cambió para la familia Moncayo. Su padre, Gustavo Moncayo, desde entonces, inició una cruzada por la liberación de su hijo. Son casi 10 años de intentos fallidos donde ha hecho de todo para que su clamor sea escuchado: se entrevistó con comandantes de las Farc en los tiempos del despeje del Caguán, tuvo acceso a tres presidentes sucesivos (Samper, Pastrana y Uribe), le fue negada la palabra en un consejo comunal del presidente Uribe y fue sermoneado por el propio Uribe en una universidad de Bogotá al preguntar por la suerte de los secuestrados. Incluso pensó en la idea de crucificarse públicamente en su pueblo, Sandoná, Nariño. Aquellos fueron los días de soledad de Moncayo hasta que decidió, el pasado 17 de junio, día del padre, emprender el camino hacia la plaza de Bolívar de Bogotá para que la gente escuchara su clamor por la liberación de Pablo Emilio y de los demás secuestrados. Aunque su llamado fue escuchado por miles de colombianos, las partes en conflicto, tanto el Gobierno como las Farc, no quisieron escuchar y mientras tanto el acuerdo humanitario sigue empantanado, más no la esperanza y la tenacidad de Moncayo, quien sigue tocando puertas en defensa de la libertad y la vida de su hijo y de los demás secuestrados.

Atrapados en la selva

Al cabo primero, Pablo Emilio Moncayo Cabrera y el cabo segundo, Libio José Martínez Estrado, ambos de Sandoná, Nariño, son quienes llevan más tiempo privados de su libertad. El 21 de diciembre de 1997, guerrilleros del bloque sur de las Farc atacaron la estación de comunicaciones del Ejército del cerro de Patascoy. Secuestraron 25 militares y otros 10 murieron en combate. Cuatro años después, la mayoría salieron libres gracias al acuerdo humanitario que suscribió el gobierno de Andrés Pastrana con las Farc.

¿Estarán vivos? De Pablo Emilio se tienen noticias porque el pasado 4 de julio éste le dedicó a su madre, María Estella, en su mensaje de supervivencia, revelado por Caracol Televisión, un breve poema que le escribió desde el cautiverio. Después de 4 años y 5 meses de no saber nada de él ni de sus compañeros llegó a un medio de comunicación de Arabia Saudita esta evidencia.

Entre tanto, Pablo Emilio y los demás secuestrados siguen atrapados “en esa selva inconmensurable de la desidia y el rencor”, así como él mismo lo expresó en una carta enviada a su familia.

¿Pero, cuántos son los secuestrados en Colombia? Tan solo en la última década, 24 mil colombianos han sido secuestrados y 1.269 han muerto o han sido asesinados en cautiverio. Hoy hay 3.177 personas que permanecen en cautiverio en poder de los grupos ilegales(1). 47 rehenes entrarían en el grupo de canjeables en un posible acuerdo humanitario con las Farc a cambio de la excarcelación de 500 guerrilleros, incluyendo a ‘Simón Trinidad y a ‘Sonia’, quienes fueron extraditados a Estados Unidos.

“Aunque parezca de locos, arranco ya mismo para la plaza de Bolívar de Bogotá”


Con este pensamiento, el regaño de la mujer y la complicidad de su hija Yuri Tatiana, Gustavo Moncayo empezó a caminar la ruta de la libertad y de la paz, simbólicamente ceñido de cadenas. Cuando sale de Sandoná, Nariño, el pasado 17 de junio, es un ciudadano del común, cuyo oficio es enseñar ciencias sociales en el Colegio Santo Tomás de Aquino y dar clases de guitarra, flauta y quena a los niños del pueblo. Pero, a medida que va caminando y caminando por los siete departamentos --Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Quindío, Tolima y Cundinamarca— para llegar a la plaza de Bolívar de Bogotá, los colombianos empezaron a simbolizar en él sus propios anhelos de libertad, ganándose un lugar en el imaginario colectivo hasta el punto de reconocerlo como el caminante por la paz. Después de recorrer un poco más de 1000 Km. logra llegar a su meta el primero de agosto a las 4 de la tarde. Hay quienes calculan que cerca de medio millón de personas salieron a verlo cuando llegó.

En la plaza de Bolívar frente a miles y miles de seguidores, Moncayo señaló que tanto el gobierno como las Farc “son negligentes para liberar a los secuestrados” y agregó entre otras cosas que “todos en este país hemos dejado solos a los secuestrados”.

Moncayo logró generar una corriente colectiva desde su propio sentimiento y emocionalidad, convirtiéndose en un referente tan fuerte y legítimo de las víctimas del secuestro en Colombia que consiguió una interlocución nacional directa con el presidente Uribe para poner nuevamente sobre la mesa el tema del acuerdo humanitario.

Desde su llegada a la plaza, el profesor Moncayo se instaló a vivir allí con su familia y los 35 acompañantes que se unieron a él a lo largo de su caminata. En la víspera de la llegada de Moncayo, el alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, había autorizado para que él se instalara en la Plaza de Bolívar.

“Presidente no entendió su marcha por la libertad”


El 2 de agosto, durante el encuentro en la plaza con el presidente Uribe, Moncayo fue enérgico en exigirle al Presidente el acuerdo humanitario. En el diálogo privado que se llevó a cabo en la carpa, Moncayo también se refirió a la seguridad democrática y responsabilizó a esa estrategia de la muerte de los 11 diputados del Valle, frente a lo cual Uribe dijo que los responsables son las Farc porque ellos secuestraron a los diputados y los asesinaron. Entre tanto, Moncayo manifestó que al enterarse de la muerte de los diputados del Valle pensó en apercollar al Presidente y a las Farc. Esto irritó a Uribe, quien señaló que no le aceptaba que se pusiera en el mismo nivel al Gobierno con las Farc. Además, el Presidente le ratificó que no haría despeje y le expuso sus propuestas para un eventual acuerdo humanitario(2).

Por otra parte, cuando se dio el encuentro público, en medio de las rechiflas de unos y los aplausos de otros, el Presidente comenzó su discurso ante los miles de manifestantes que se aglomeraron en el lugar, planteando dos propuestas de muy corto vuelo: excarcelar a los guerrilleros presos en Colombia (\'Sonia\' y \'Simón Trinidad\' no entran) si las Farc liberan a los secuestrados, y luego establecer una zona de encuentro por 90 días para pactar la paz. Moncayo le respondió al Presidente que “esa propuesta no sirve para nada. Es una farsa. Aquí no se trata de lanzar propuestas por propuestas”. Moncayo, una y otra vez, quiso hacerle entender al Presidente que el acuerdo humanitario es sobre todo un gesto de humanidad, pero éste no quiso escucharlo. Fue entonces cuando silenciosamente, con lágrimas en los ojos salió de la tarima de la mano de su esposa y se dirigió a su carpa, mientras que Uribe continuaba su discurso.

Tiene razón Francisco De Roux, director del laboratorio de paz del Magdalena Medio cuando le expresó a Moncayo a través de una carta que “Usted lloró cuando abandonó las gradas del Capitolio y le dio la espalda al Presidente Uribe que seguía clamando desde el micrófono. Su esposa, en lágrimas, se le abrazó. Los rostros de ustedes en la televisión fueron elocuentes. El Presidente Uribe no había entendido el sentido de su marcha por la libertad. Tampoco lo habían entendido a usted los que gritaban insultos al Presidente. Solamente les quedó llorar”.

Y no solamente no lo entendió el Presidente, tampoco lo entendieron las Farc, quienes expresaron el pasado 8 de agosto que mantienen inmodificables sus exigencias para el acuerdo humanitario: liberación de ‘canjeables’ a cambio de los guerrilleros presos, incluidos ‘Simón Trinidad’ y ‘Sonia’, y el despeje de los municipios de Florida y Pradera por 45 días. Además, también confirman la incomprensión de las Farc, los recientes asesinatos en cautiverio de los sargentos del Ejército, Alexander Cardona y Jesús Alfonso Sol Rivera, el primero de ellos en servicio activo y el segundo retirado en junio de 2005(3).

¿Qué caminos quedan?


Ante la imposibilidad de parar la guerra, solo queda pactar el acuerdo humanitario. En ese sentido es que el profesor Moncayo insiste y seguirá insistiendo en que esa es la única salida para lograr la liberación de su hijo y la de todos los secuestrados. Por tal razón quiere volver a reunirse con el Presidente en el Palacio de Nariño para discutir una propuesta que recoja la posición de todos los familiares de los secuestrados y permita el acuerdo humanitario. En este contexto, Moncayo anunció que conformará dos mesas permanentes por el acuerdo humanitario para propiciar nuevas alternativas: la primera estaría integrada por personalidades públicas que hayan liderado el tema en el país como la iglesia Católica, gobernadores y alcaldes; y la segunda por los familiares de los secuestrados.

Como parte de su agenda también está el viaje a Bruselas, el próximo 19 septiembre, luego de aceptar una invitación realizada por el presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, Helmath Harkov. “Esta es una invitación a hacer una gira por Europa para que el Parlamento Europeo también nos escuche y se haga participe de la situación que enfrentamos los familiares de los secuestrados en Colombia”, precisó el profesor.

Otro camino para andar es la acción de voto simbólico por la paz. Álvaro Villarraga, presidente de la Fundación Cultura Democrática explicó que se trata de realizar una jornada al estilo del Mandato Ciudadano por la Paz del año 1997, pero con énfasis en el acuerdo humanitario, ligado a la paz y a los derechos de las víctimas, en las próximas elecciones de octubre. Esta iniciativa se viene gestando a partir de una agrupación donde confluyen organizaciones de paz, de derechos humanos, de víctimas; las centrales obreras, el Partido Liberal, el Polo Democrático Alternativo y algunos sectores de otros partidos, entre otros.

La otra tarea para Moncayo es buscar casa. Sin dar un ultimátum al profesor Moncayo, el alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón dio a entender con palabras cifradas que ya no veía tan conveniente la permanencia del caminante por la paz en la Plaza de Bolívar. Sin embargo, el alcalde Garzón le dijo a Moncayo que su objetivo es facilitar un sitio de diálogo sobre el acuerdo humanitario, mientras que Moncayo se desplaza a Europa. Por lo pronto, el profesor seguirá con sus rituales cotidianos como asistir a la misa y lavar la bandera de Colombia.

Son muchos los temores que se tejen en torno al apoyo popular y a la atención mediática de Moncayo, sobre todo en un país donde los mismos medios que ayer y hoy lo califican de héroe, mañana lo pueden caricaturizar arrojándolo al olvido. Y eso es muy grave porque lo que él es y lo que simboliza: una invitación a la paz y una posibilidad para el acuerdo humanitario. La imagen de Moncayo tiene la oportunidad de perdurar en la medida en que concite otras voluntades y se vincule a esfuerzos organizativos para hacerse a una fuerza más grande y a una voz más clara y contundente.

Es urgente que todos aprovechemos este cuarto de hora de Moncayo porque de lo contrario todos perdemos la oportunidad de humanizar esta guerra. La suerte de Pablo Emilio y la de los demás secuestrados junto con la de sus familiares sigue estando en la mitad de un pulso político. Por el bien de todos, debe mantenerse la presión no solo del profesor Moncayo, sino la de los colombianos para que los secuestrados sean liberados. En las actuales circunstancias es muy difícil que las partes en conflicto cedan en sus posiciones para lograr el tan anhelado acuerdo humanitario. Mientras tanto, los familiares de los secuestrados seguirán esperando que sus seres queridos regresen con vida a sus hogares, así como el profesor Moncayo espera a su hijo Pablo Emilio: “en el hogar hay un puesto que todavía está esperando por ti”.


Agosto 10 de 2007

- Reina Lucía Valencia V.
Editora

Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.
www.vivalaciudadania.org

Notas

(1) Según información de El Tiempo del 1 de julio de 2007 y la Fundación País Libre.
(2) El Tiempo, agosto 4 de 2007. Crónica de un encuentro en la Plaza de Bolívar.
(3) La muerte en cautiverio de los sargentos fue confirmada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y publicada en los medios el pasado 8 de agosto.

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